En ese periodo, se han conectado a la red diecisiete centrales de este tipo, que han permitido la creación de miles de puestos de trabajo en la mitad meridional del país. Badajoz, con la entrada en servicio de cinco plantas, y Sevilla, con cuatro, han sido las provincias más beneficiadas por la inversión en este tipo de energías renovables, seguidas de Ciudad Real y Granada, con dos centrales cada una, y de Cáceres, Córdoba, Cuenca y Murcia, con una.
El presidente del Consejo de Industria de la CEOE, J. Miguel Guerrero, se lamentó de la gravedad de la crisis sufrida por la industria nacional en un reciente artículo periodístico, que tituló ‘Modelo y política industrial de futuro’. Según Guerrero, la crisis económica y financiera global que ha convulsionado los mercados internacionales durante los últimos años ha puesto de manifiesto las debilidades de las economías de muchos países industrializados. En su opinión, en el caso español esta crisis ha provocado que nuestra industria atraviese por uno de los momentos más complicados de su historia reciente, con importantes caídas de producción y empleo.
Tomando datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, el presidente del Consejo de Industria de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales ha revelado que desde el primer trimestre de 2008 hasta el tercero de 2010 se han perdido más de 750.000 puestos de trabajo en la industria, descenso que ha ido acompañado de una disminución del peso relativo de este sector en nuestra economía en términos de valor añadido bruto (VAB). Para la CEOE, el camino para salir de esta crisis pasa por la mejora de la innovación y de la competitividad y por la internacionalización de la economía, un proceso en el cual el sector industrial, por su capacidad de tracción sobre el resto de sectores y por su carácter altamente intensivo en exportaciones, está llamado a jugar un papel principal en la senda de la recuperación económica.
Si hay un sector que cumple a la perfección este retrato-robot realizado por la CEOE y que no ha perdido empleo en los últimos años, sino todo lo contrario, que lo ha creado, ha sido el termosolar, en el que España es líder mundial. Mientras la industria nacional perdía esos 750.000 empleos desde 2008 a la fecha, en ese mismo período de tiempo se estaban conectando a la red diecisiete centrales termosolares, con una potencia instalada de 722,4 MW (antes de 2008 sólo se había conectado la PS10, en Sanlúcar la Mayor, en la provincia de Sevilla).
Las centrales termosolares son las que más empleo generan, desde su fase de proyecto e ingeniería, pasando por la fabricación de sus equipos y la construcción en el emplazamiento, hasta su inauguración. Cada planta de 50 MW da empleo durante todas sus fases (diseño, fabricación de componentes e instalación) a un promedio de 5.000 puestos de trabajo equivalentes/año, directos y otros tantos indirectos, según un informe oficial de Ciemat, y el 80% es valor añadido nacional.
Hay otro factor a destacar en este sentido. La crisis ha ratificado que España es un país de pequeñas y medianas empresas. En los últimos dos años, nada menos que 7.000 sociedades han dejado de ser grandes empresas para convertirse en pymes. El país ha experimentado un retroceso que lo ha llevado a los niveles de 2006 y ahora sólo 30.574 compañías facturan más de 6 millones de euros. Este tamaño relativamente pequeño de las empresas es uno de los obstáculos para salir de la crisis, ya que dificulta la internacionalización en unos momentos en que las exportaciones sirven para paliar la caída de la demanda interna.
Frente a esta realidad, en el sector termosolar operan por regla general grandes compañías que aseguran su estabilidad, el mantenimiento del empleo y una capacidad de innovación que ha convertido a España en el líder mundial por capacidad tecnológica a la hora de convertir la energía del astro rey en electricidad renovable, limpia y la única ‘verde’, junto con la biomasa, que es almacenable.
Las diecisiete centrales termosolares plenamente operativas durante el año 2010 en España (732,4 MW) han evitado la emisión a la atmósfera de 1.107.180 toneladas de gases de efecto invernadero (CO2) si se toma como referencia el mix de generación con combustibles fósiles al que realmente sustituyó en el último ejercicio.
El mix de electricidad con combustibles fósiles fue el siguiente: 24.843 GWh a partir de carbón; 7.969 GWh con origen en fuel/gas, y 25.604 GWh generados con ciclos combinados de gas natural, que en conjunto suman 58.416 GWh. Hay que tener en cuenta que cada kWh producido por centrales alimentadas con combustibles fósiles supone una emisión media a la atmósfera de 0,56 kilogramos de CO2 (la producción de un kWh en una central de carbón supone la emisión de 0,961 kilos de CO2; la de un kWh en centrales de fuel/gas, 0,828 kilos de CO2, y la de un kWh en una central de ciclo combinado, 0,372 kilogramos de gases de efecto invernadero).
La electricidad generada con centrales nucleares o con otras energías renovables no se vieron afectadas por el hecho de que hubiera generación solar termoeléctrica.
La evitación de emisiones de gases de efecto invernadero gracias a las centrales termosolares es todavía mayor si la comparación se establece con las centrales termoeléctricas de carbón, ya que ascendería a 1,9 millones de toneladas, mientras que si se toman como referencia las centrales con ciclos combinados de gas natural, la cantidad sería de 744.000 toneladas.
Así pues, las centrales termosolares han contribuido a que las emisiones verificadas de gases de efecto invernadero (GEI) en España hayan disminuido en un 11,3% en 2010 con respecto al año anterior según el balance del Ministerio de Medio Ambiente sobre las emisiones de los sectores de generación eléctrica incluidos en el sistema europeo de comercio de derechos de emisión.
El mayor descenso se ha registrado en el sector eléctrico, responsable del 46,4% de las emisiones de los sectores afectados, en el que se ha logrado una disminución del 22,6%. Según expuso el Ministerio de Medio Ambiente en una de las reuniones de la Mesa de Diálogo Social, en esta caída de las emisiones ha jugado un papel esencial el cambio operado en el mix de generación eléctrica, con descensos muy significativos de la participación de los combustibles fósiles y un incremento compensatorio de las energías renovables (la termosolar entre ellas) y de la energía nuclear, dentro de un contexto de incremento de la producción neta de electricidad del 1,5%.
El objetivo asignado a España por el Protocolo de Kioto eran 72 millones de toneladas de CO2, y gracias a la termosolar y el resto de energías renovables durante el año 2010 se han emitido 58,7 millones de toneladas de GEI, ya muy por debajo del compromiso español con Kioto.
Por otra parte, si se tiene en cuenta el coste de la penalización por la emisión de CO2 en el mercado internacional creado a tal efecto, al evitar la emisión de más de un millón de toneladas de gases de efecto invernadero las centrales termosolares han ahorrado al país más de 16 millones de euros.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.