En la interacción de ambas revoluciones se encuentra China que sobrepasó a los Estados Unidos como primer consumidor de energía y que, al mismo tiempo, instaló tanta potencia eólica como toda la Unión Europea junta.
En nuestro país vivimos un año azaroso en el que fue más necesaria que nunca la labor pedagógica de la Asociación ante los diferentes agentes sociales, debido al cuestionamiento que recibimos desde diferentes frentes.
Durante todo el año, la Asociación Empresarial Eólica mantuvo abierto un intenso proceso de comunicación con el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, con una voluntad de diálogo reiteradamente demostrada, mientras que, en paralelo, se hacía otro esfuerzo importante en comunicación y pedagogía ante los partidos políticos, las instituciones sociales y otros agentes para que se conociera mejor el sector, su realidad estructural y la situación coyuntural por la que atravesaba el sector eólico.
El resultado positivo fue el laborioso acuerdo alcanzado el pasado verano. En el sector entendimos que era el momento de hacer un esfuerzo de responsabilidad y solidaridad en pos de la sostenibilidad económica del sistema y aceptamos un recorte temporal y excepcional de las primas a las instalaciones eólicas en funcionamiento a cambio de una mayor estabilidad regulatoria. Además, se consiguió dar una solución a algunos de los efectos colaterales negativos que había tenido la implantación del Pre Registro, como la imposibilidad de instalar nuevos prototipos, regularizar la situación de parques eólicos en construcción que se habían quedado en un limbo jurídico y el cupo de 600 MW para Canarias.
Independientemente de los vaivenes institucionales, la energía eólica ha seguido demostrando su importancia estratégica para España. En 2010, la cobertura de la demanda eléctrica peninsular ha sido del 16,4%, lo que consolida a la eólica terrestre como la tecnología clave para cumplir con los objetivos europeos de 2020.
En este año también se han instalado 1.516 nuevos MW eólicos, dato que nos daría una imagen de decrecimiento del sector eólico pero dentro de una cierta normalidad por lo establecido en el Pre Registro.
Sin embargo, un análisis en profundidad de ese dato nos muestra una realidad diferente ya que la mitad de los MW instalados corresponden a las cuotas establecidas para los años 2011 y 2012, con lo que nos habríamos “merendado parte de la cena”.
Si además tenemos en cuenta que de los 2.833 MW pre registrados, pendientes de su puesta en marcha, más de 1.200 MW presentan problemas para su construcción antes de la fecha del 31/12/12, nos encontraríamos con que solo contamos con la posibilidad de conectar 1.600 MW en los próximos dos años. Esta realidad se complementa con la información de que el año pasado se contrataron solo 220 MW nuevos aerogeneradores.
La consecuencia más desagradable de esta situación ha sido la pérdida de cinco mil nuevos empleos, entre directos e indirectos, para el sector eólico. 2010 también ha sido un año de frenética actividad en concursos autonómicos. Cantabria, Cataluña, Galicia y Aragón han resuelto concursos eólicos y han adjudicado cerca de 6.000 MW. Estos concursos, unidos a la creciente presión fiscal establecida por algunas comunidades autónomas, a través de los nuevos cánones y de los ayuntamientos, nos coloca en una situación de tenaza.
Por parte de la administración central se nos presiona para una reducción de nuestra retribución y por parte de las administraciones autonómicas y locales se incrementan las exacciones fiscales y contrapartidas. Por no hablar de la cada vez más patente insostenibilidad del modelo de concursos para consolidad un sector sano, competitivo y con futuro.
Comenzar a salir de esta situación pasa por despejar inmediatamente la incógnita sobre el futuro del sector eólico más allá del Pre Registro. Necesitamos ya esa nueva legislación para que las empresas promotoras comiencen a hacer los pedidos en fábrica de cara a los parques eólicos que se instalarán a partir de entonces. El Gobierno tiene la oportunidad de demostrar que la eólica sigue siendo una apuesta estratégica para España.
Y eso debe hacerse con un nuevo marco regulatorio que tenga en cuenta la experiencia acumulada y basado en un sistema que ha funcionado bien, aunque haya que hacer ajustes en función de las condiciones económicas y del mercado. Este nuevo marco normativo es fundamental para que el sector se recupere de la ralentización que ha generado este periodo convulso.
En el sector tenemos que seguir trabajando para, por una parte, seguir explicando nuestra realidad a la sociedad y no perder su apoyo y, por otra, para que un día, parafraseando el pedestal de la estatua de un olvidado general, “nuestro sector esté organizado de suerte que nada tenga que temer de la injusticia ni esperar del favor”.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.
José Donoso, Presidente de la Asociación Empresarial Eólica, www.aeeolica.org/es/