La posición de la empresa fue confirmada ayer por el presidente de Renault España, Jean Pierre Laurent, a los delegados generales de los sindicatos que representan a la plantilla de la multinacional, que cuenta con más de diez mil empleados en España de los que más de ocho mil quinientos trabajan en las plantas de Castilla y León, en concreto en las factorías de Motores, de Montaje y de Carrocería de Valladolid, en Direcciones Centrales, también en Valladolid y en la fábrica de Montaje de Villamuriel de Cerrato, en la provincia de Palencia.
Laurent informó a los sindicalistas sobre la marcha de las tres comisiones de trabajo que analizan la viabilidad del proyecto de coche eléctrico promovido por Renault en España en colaboración con el Ministerio de Industria.
Retraso en los análisis
En Francia, una firma eléctrica, EDF, ha suscrito acuerdos con Renault y el grupo PSA que engloba a las marchas Citroën y Peugeot para participar en la instalación de los puestos de repostaje eléctrico y de baterías de unos vehículos movidos sólo por electricidad que deben llegar a los mercados del país vecino en el año 2011, según anunció a finales del año pasado el presidente de la Alianza Renault Nissan, quien usó el término «lanzamiento masivo» para referirse a la comercialización de estos modelos desde ese año.
El presidente en España de la multinacional insistió ante los sindicatos en que el eléctrico es el único coche disponible y posible ahora para la factoría de Valladolid, que desde el año 2004 fabrica en exclusiva mundial el modelo Modus y Gran Modus, el más pequeño de los monovolúmenes de esta firma y que ha tenido una escasa penetración en los mercados mundiales, ya que se preveía una producción diaria de 1.300 unidades cuando comenzó su fabricación, en julio de hace cuatro años, y desde ayer, la cadena vallisoletana sólo monta 270 coches diarios del modelo en sus dos versiones y eso, cuando no hay paros por regulación de empleo para la plantilla. Esta fábrica continuará la producción del Modus hasta el 2011, cuando comenzaría la del eléctrico. En Palencia, el modelo podría comenzar a montarse simultáneamente a la producción de los Mégane con motores de combustión interna y que utilizan combustibles fósiles.
Renault anunció en octubre que el coche eléctrico era el modelo ideal para Valladolid. Los sindicatos y la Junta de Castilla y León, que participa en las mesas de trabajo sobre este coche, coinciden en que, si bien esta tecnología es interesante para el futuro, no es suficiente para mantener la carga de trabajo en el presente, porque no puede ser el sustituto de los modelos tradicionales, mientras que la compañía asegura que no hay alternativa pero que la factoría puede ser pionera en una producción que, como dice Laurent «con el petróleo a más de 150 dólares por barril, precio al que regresará pronto, resultará un vehículo de futuro».
Los costes para la implantación son uno de los obstáculos que deberán salvarse. De los fondos necesarios para la adaptación de la factoría a la nueva producción puede dar idea el dinero invertido en el Modus. Renault destinó hasta el 2004 un total de 295 millones a la adecuación de la cadena de montaje al modelo, y las empresas proveedoras requirieron de una inversión calculada en otros 240 millones de euros. En Francia, el presidente Sarkozy prometió a la multinacional en septiembre último una cifra de 400 millones de euros para el desarrollo del coche eléctrico en las factorías galas. Laurent recordó ayer que también en Alemania, las inversiones anunciadas son elevadas.
El presidente explicó que el calendario establecido prevé que las conclusiones estarán redactadas a finales de este mes y que, una vez conocidas «sería el Consejo de Ministros quien tendría que señalar las cuantías de las ayudas y qué facilidades recibirían quienes incluyan los coches eléctricos en sus cadenas de fabricación», aseguraron desde uno de los sindicatos. «Nos parece increíble que la situación pueda estar ahora al albur de lo que pudieran decidir las administraciones públicas», manifestaron desde otras fuentes sindicales.
«Hemos tenido la impresión de que se nos pide que presionemos para que la administración aporte dinero para el mantenimiento de las factorías», agregaron.