Las intervenciones a corto plazo que aborden la crisis energética actual deben ir acompañadas de un enfoque firme en los objetivos a mediano y largo plazo de la transición energética. Los altos precios de los combustibles fósiles, las preocupaciones sobre la seguridad energética y la urgencia del cambio climático subrayan la necesidad apremiante de avanzar más rápido hacia un sistema de energía limpia, reporta el informe World Energy Transitions Outlook 2022.
Lanzada por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) en el Diálogo de Transición Energética de Berlín hoy, la Perspectiva de la Agencia establece áreas prioritarias y acciones con base en tecnologías disponibles que deben realizarse para 2030 para lograr cero emisiones netas a mediados de siglo. También hace un balance del progreso en todos los usos de energía hasta la fecha, mostrando claramente el ritmo y la escala inadecuados de la transición basada en energías renovables.
“La transición energética está lejos de ir según lo proyectado y todo lo que no sea una acción radical en los próximos años disminuirá, e incluso eliminará, las posibilidades de alcanzar nuestros objetivos climáticos,” dijo Francesco La Camera, Director General de IRENA. “Hoy, los gobiernos enfrentan múltiples desafíos de seguridad energética, recuperación económica y asequibilidad de las facturas de energía para hogares y empresas. Muchas respuestas se encuentran en la transición acelerada. Pero es una elección política implementar políticas que cumplan con el Acuerdo de París y la Agenda de Desarrollo Sostenible. Invertir en nueva infraestructura de combustibles fósiles solo bloqueará prácticas antieconómicas, perpetuará los riesgos existentes y aumentará las amenazas del cambio climático”.
“Es hora de actuar”, agregó La Camera. “Los desarrollos recientes han demostrado claramente que los altos precios de los combustibles fósiles pueden resultar en pobreza energética y pérdida de competitividad industrial. El 80 % de la población mundial vive en países que son importadores netos de combustibles fósiles. En contraste, las energías renovables están disponibles en todos los
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países, ofreciendo una salida a la dependencia de las importaciones y permitiendo a los países
desvincular a las economías de los costos de los combustibles fósiles al tiempo que se
impulsa el crecimiento económico y la creación de nuevos empleos”.
La Perspectiva ve necesidades de inversión de 5,7 billones de USD por año hasta 2030, incluido el
imperativo de redirigir 0.7 billones de USD anuales fuera de los combustibles fósiles para evitar
activos varados. Pero invertir en la transición traería beneficios socioeconómicos y de bienestar social
concretos, adicionando 85 millones de empleos en todo el mundo en energías renovables y otras
tecnologías relacionadas con la transición entre el día de hoy y 2030. Las ganancias laborales
superarían en gran medida las pérdidas de 12 millones de empleos en las industrias de combustibles
fósiles. En general, más países experimentarían mayores beneficios en el camino de la transición
energética que en la situación actual, según la Perspectiva.
Las energías renovables tendrían que escalar masivamente en todos los sectores del 14 % de la
energía total actual hasta alrededor del 40 % en 2030. Las adiciones anuales globales de energías
renovables se triplicarían para 2030 según lo recomendado por el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Al mismo tiempo, la energía del carbón tendría que
reemplazarse con determinación, los activos de combustibles fósiles tendrían eliminarse gradualmente
y la infraestructura tendría que mejorarse.
La Perspectiva ve la electrificación y la eficiencia como impulsores clave de la transición energética,
habilitada por las energías renovables, el hidrógeno y la biomasa sostenible. La descarbonización de
los sectores de uso final ocupará un lugar central ofreciendo múltiples soluciones disponibles a través
de la electrificación, el hidrógeno verde y el uso directo de energías renovables. En particular, la
electromovilidad se considera un impulsor del progreso de la transición energética, aumentando las
ventas de vehículos eléctricos (VE) a una flota global de VE veinte veces mayor que la actual.
Sin embargo, se necesita un conjunto integral de políticas transversales, políticas estructurales que
abarquen todas las vías tecnológicas y los objetivos de transición justa para lograr los niveles de
implementación necesarios para 2030. El aumento de la ambición en las contribuciones determinadas
a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y los planes energéticos nacionales en el marco del
Pacto Climático de Glasgow deben proporcionar certeza y guiar las estrategias de inversión en línea
con 1,5 °C.
En particular, los mayores consumidores de energía y emisores de carbono del mundo del G20 y del
G7 deben mostrar liderazgo e implementar ambiciosos planes e inversiones a nivel nacional e
internacional. Necesitarían respaldar el suministro global del 65 % de energías renovables en la
generación de energía para 2030. El financiamiento climático, la transferencia de conocimientos y la
asistencia tendrían que aumentar para lograr un mundo inclusivo e igualitario.
Finalmente, permitir una transición rápida que cumpla con los objetivos climáticos y de desarrollo
requiere un compromiso político para apoyar el más alto nivel de cooperación internacional. Lograr
los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el acceso universal a la energía moderna para 2030 debe
seguir siendo un pilar vital de una transición energética justa e inclusiva. Un marco de política global
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holístico puede unir a los países para habilitar el flujo internacional de financiamiento, capacidad y
tecnologías.
Lea el informe World Energy Transitions Outlook 2022 de IRENA aquí.
Acerca de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA)
IRENA es la principal agencia intergubernamental para la transformación energética mundial que apoya a los
países en su transición hacia un futuro energético sostenible y actúa como la principal plataforma de cooperación
internacional, centro de excelencia y repositorio de conocimiento sobre políticas, tecnologías, recursos y
financiación de las energías renovables. Con 167 miembros (166 Estados y la Unión Europea) y otros 17 países
en proceso de adhesión que participan activamente, IRENA promueve la adopción generalizada y el uso sostenible
de todas las formas de energía renovable para lograr el desarrollo sostenible, el acceso a la energía, la seguridad
energética, y un crecimiento y prosperidad bajos en carbono.