El gobierno catalán no quiere más centrales nucleares

La Generalitat de Artur Mas rechaza que se construyan nuevas centrales nucleares en Catalunya, por considerar una "temeridad" apostar por un tipo de tecnología que todavía no sabe qué hacer con los residuos que genera y que son de una "peligrosidad extrema".

El secretario ha subrayado que la energía nuclear goza de mucha estabilidad en su producción –salvo paradas puntuales por recarga de combustible o incidentes–, por lo que mientras funciona copa el sistema de transporte eléctrico impidiendo los aportes de otros sistemas de producción.

De este modo, la energía nuclear "impide que en determinados lugares se puedan poner parques eólicos", si bien Llebot ha descartado que éste sea un argumento para pedir el cierre de los reactores, aunque sí lo es para trabajar en las redes de distribución eléctrica de modo que den cabida a la expansión de las energías renovables.

Llebot, uno de los fichajes independientes del Ejecutivo de Artur Mas, procedente del mundo universitario y experto en cambio climático, ha señalado que la energía nuclear tiene a día de hoy dos problemas no resueltos: la necesidad de una gran inversión para construir una planta que tiene un tiempo de ejecución muy alto, y el hecho de que los residuos radiactivos que genera son potencialmente peligrosos durante miles de años.

Según el secretario, aunque la Generalitat aceptara la posibilidad de poner en marcha otra central nuclear "no hay una cola de empresas" interesadas en construir nuevos reactores, por la fuerte inversión de recursos que requiere.

La situación varía si se ofrecen ayudas públicas, ya que una vez en funcionamiento el precio del kilovatio que producen es muy barato, pero "las ayudas públicas tienen que ir hacia energías renovables", ha subrayado.

En cualquier caso, Llebot ha descartado el cierre de las tres centrales que operan en Catalunya hasta que no finalicen su periodo de vida útil y mientras se certifique que las instalaciones son seguras –sin entrar a valorar si este periodo es de 40 o 60 años–.

Un informe del tripartito cuantificó en cerca de 20.000 millones de euros el coste que tendría el cierre de Ascó I, Ascó II y Vandellòs II, calculado en base a las inversiones que serían necesarias en renovables y centrales de cogeneración para sustituir la potencia nuclear instalada.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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