Esta semana se anunció la llegada de la empresa portuguesa Edp Renováveis, considerada como la cuarta productora mundial de energía eólica. El proyecto se propone iniciar operaciones en el 2022 y se proyecta que para el 2031 se tendrán 65 parques con más de 2.500 torres y una inversión que puede alcanzar los US6.000 millones de dólares. Sobre lo anterior, se presenta un análisis desarrollado frente al sector de la energía eólica en el departamento.
El cambio climático y sus afectaciones al medio ambiente, son inobjetables por parte de la comunidad internacional. Las emisiones de CO2 aumentaron 60 % entre 1990 y 2013 y por ello se calcula que la temperatura ha subido 0,8°C desde el periodo preindustrial. Frente a esas amenazas, existe el consenso de avanzar en un proceso de sustitución del uso de combustibles fósiles por energía renovable que permita mitigar la tendencia al crecimiento de la temperatura global.
Como respuesta al contexto anteriormente descrito, los 193 países firmantes de la agenda Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se comprometieron a limitar el efecto invernadero, por medio de la diversificación y ajuste de la matriz energética mediante el uso de otras fuentes y tecnologías, como son la energía eólica, solar geotérmica, biomasa y mareomotriz como principales tipos.
La industria de la energía eólica se caracteriza por su reducido impacto ambiental, significativamente menor que las fuentes de energía convencionales (sin minería, metalurgia, combustión y bajos residuos), lo cual le ha permitido crecer y madurar de manera acelerada. En el 2015 se pusieron en operación a nivel mundial 60 GW (Gigavatios) con inversiones por USD 329 billones, acumulando una capacidad instalada a de 432,9 GW, representando 6% de la capacidad instalada energética total. El Consejo Mundial de Energía Eólica estima que para el 2030 la energía eólica podría alcanzar los 2.110 GW, y el suministro alcanzará 20% de la electricidad mundial.
En esta tendencia, muchos países y empresas se han direccionado; en Latinoamérica, en el transcurso de este año Uruguay llegará a 1.400 megavatios de potencia instalada en 34 granjas eólicas, llevando la generación de energía limpia del 22% en 2016 a 30% en este año. Por su parte, Google ha reiterado que en el 2017 todas sus operaciones estarán soportadas en energía renovable y ha invertido cerca de USD 3.500 millones en infraestructura para el aprovechamiento de 2.600 megavatios[1] de energía de viento y sol.
La potencialidad de Colombia se encuentra en La Guajira
En el Índice Global de Energía Arquitectura Rendimiento (EAPI) 2017 desarrollado por el Foro Económico Mundial , que evalúa a 127 países en 18 indicadores relacionados con el potencial de transformación de la matriz energética interna, se determina que Suiza, Noruega, Suecia, Dinamarca, Francia y Austria tienen las mayores posibilidades y el potencial transformador de la matriz energética en función de su nivel de crecimiento económico, grado de diversificación de la arquitectura energética, la capacidad de la oferta, el consumo de energía, el acceso a la energía y la seguridad del suministro en el largo plazo.
En este ranking Colombia ocupa el 8° lugar, soportado en una canasta diversificada de recursos naturales y en su capacidad de aprovechar la energía de los vientos y del sol, permitiéndole a la población acceder de manera económica y segura a la energía, exportando sus excedentes a los países vecinos.
En relación con las posibilidades que tiene Colombia en la transformación de la matriz energética, en el desarrollo del Primer Encuentro Internacional de Energías Renovables de Riohacha, Luis Gilberto Murillo, ministro de Ambiente, reconoció que La Guajira es el departamento que cuenta con el mayor potencial. Sobre ello indicó que “La Guajira deberá moverse del sector minero hacia la generación de energías renovables, ya que tiene el potencial para generar toda la energía y demanda de Colombia”.
En consistencia con lo anterior, el Atlas de Energía Eólica de Colombia, resalta que La intensidad de los vientos en la Alta Guajira convierte a la subregión en óptima para la generación energética. Sus vientos alcanzan rangos entre los 5 m/s y 11 m/s durante todo el año, donde el mínimo permitido para estos fines es de 5 m/s. En complemento, el territorio cuenta con una experiencia probada y exitosa en este sector. Desde el año 2004 en el municipio de Uribia se encuentra en operación el Parque Eólico Jepírachi con una capacidad de 19 MW (megavatios), propiedad de Empresas Públicas de Medellín (EPM). Para el 2020 se tiene previsto la entrada de nuevos actores en el proceso de generación de energía eólica a mayor escala.
De acuerdo al plan de expansión de generación de energía eólica diseñado por la UPME, se estima que en los próximos 5 años La Guajira aporte el 13% de la energía en la matriz de generación nacional, con una producción posible de 3.131 MW. Por sus perspectivas hacia el futuro en esta industria, es la joya de la corona.
Para aprovechar todo el potencial eólico que tiene esta región del norte colombiano, se requiere superar diferentes obstáculos. Si bien se anunció la construcción de las líneas de interconexión de energía, su ejecución dependerá de la capacidad definitiva a conectar al sistema, por lo cual la UPME ha hecho un llamado a los distintos promotores de proyectos de generación eléctrica en La Guajira para que manifiesten su interés en la ejecución de los mismos.
Hay que superar además la inestabilidad política que ha vivido el departamento sumada a la falta de planes de gobiernos locales con énfasis en el sector. Ello genera un factor de riesgo en los procesos adelantados con los ejecutores de los proyectos eólicos. En el departamento de La Guajira, el ordenamiento y el uso del territorio son cruciales para facilitar una estrategia de inclusión comunitaria durante el desarrollo de las iniciativas y proyectos en consistencia con el artículo 15 del Convenio 169 de OIT. Los territorios con alto potencial eólico se encuentran ubicados en el resguardo indígena wayuu de la Alta y Media Guajira, y para su funcionamiento se requiere el procedimiento de la consulta previa. Entre las alternativas aplicadas para trabajar en armonía con las poblaciones, se encuentra un modelo de sociedad, donde comunidades y entidades territoriales participen como accionistas. Un buen ejemplo lo constituye la empresa societaria de servicios públicos integrales WAYUU S.A. E.S.P, constituida por 8 accionistas dentro de los cuales están las alcaldías de Manaure y Uribia, la Organización Nacional Indígena de Colombia – ONIC, la Asociación Waya Wayuu y cuatro accionistas privados, cada uno con una participación de capital suscrito del 12,5%.
Cabe destacar que esta empresa está desarrollando planes en conjunto con ISAGEN S.A. E.S.P en el departamento. Aun así, de acuerdo a entrevistas realizadas a distintos actores del sector, existe la alerta sobre la presencia de nuevos interesados con intenciones de negociar con las comunidades sin generar los niveles de inclusión social requeridos y corriendo el riesgo que se determinen alianzas bajo modelos asistencialistas. En este proceso, se hace necesario el acompañamiento de las entidades públicas como la Corporación Autónoma Regional de La Guajira (Corpoguajira), el SENA, las alcaldías de Uribia, Manaure y Maicao en conjunto con la Gobernación a través de la Secretaría de Asuntos Indígenas y la Defensoría del Pueblo.
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