Sus primeros dos parques eólicos podría tener la Región de Ñuble a partir de 2022 y 2024, reveló el seremi de Energía, Cristián Trucco Campos, quien detalló que ambos proyectos serán desarrollados por la empresa Plan 8 Energía Infinita, de capitales alemanes.
El primero de ellos, denominado Parque eólico Ninhue, se ubicará en la comuna y tendrá una capacidad estimada de generación de 40 MW, es decir, el equivalente a dos veces la potencia de la minicentral de pasada Itata. “El desarrollo del proyecto empezó hace casi dos años y aún está en etapa de estudio”, afirmó Trucco, quien anticipó que este debiera comenzar a operar en 2022.
Según explicó el seremi, uno de los temas pendientes es la definición del punto de conexión con la red de transmisión eléctrica.
El segundo corresponde al Parque eólico Culenco, en la comuna de San Carlos, con estudios menos avanzados, tendría una capacidad estimada de 150 MW, convirtiéndose en uno de las más grandes del país. Se espera que entre en operaciones en 2024.
En esta segunda iniciativa, el punto de conexión también es un tema por resolver.
La inversión, cuyo monto aún no se ha informado, pero se calcula que superaría en conjunto los 200 millones de dólares, es el resultado de estudios de vientos en distintos puntos de Ñuble, por lo que no se descarta que la empresa sume otras iniciativas con posterioridad. De hecho, Plan 8 tiene otros dos proyectos eólicos en Chile: Llanos de la Isla (60 MW), en Atacama; Alto Amolanas (100 MW), también en Atacama; y Litueche (138 MW), en la Región de O’Higgins.
Plan 8 Energía Infinita Ltda. es una sociedad de responsabilidad limitada fundada en Chile en 2009 entre el gerente de la empresa alemana Plan 8 GmbH, Dirk Jesaitis, y los socios de Energía Alternativa Ltda. Claudio Cortés y Alejandro Aranda.
La empresa ya inició en la zona un trabajo previo de difusión del proyecto, por lo que ha sostenido reuniones con autoridades locales y con vecinos de Ninhue.
Si bien en el caso del Parque eólico Ninhue los estudios están más avanzados, no se sabe a ciencia cierta cuándo ingresarán el proyecto a evaluación ambiental.
Respecto de las características del proyecto, no existen detalles, aunque a partir de la declaración de impacto ambiental de Parque eólico Litueche, presentada en febrero de 2018, se utilizarán aerogeneradores eléctricos de hasta 4,6 MW de capacidad, montados sobre torres de 140 metros de altura, con aspas de hasta 73,6 metros de longitud, lo que implica un diámetro de rotor de hasta 150 metros.
Y si bien el seremi de Energía reconoció que en Ñuble “no hay gran potencial” para el aprovechamiento de la energía eólica, “esto no significa que el potencial es inexistente; hay herramientas como el explorador de energía eólica del Ministerio de Energía, que nos permiten visualizar, a priori que sí tenemos comunas en que el recurso podría ser el suficiente como para hacer factible la construcción de un parque eólico”.
Escaso dinamismo
La autoridad valoró este tipo de iniciativas porque, según planteó, contribuyen a diversificar la matriz energética de Ñuble y del país.
Trucco detalló que actualmente la potencia instalada de generación en la región suma apenas 103 MW (equivale al 0,4% de la capacidad del sistema nacional), donde cerca del 60% corresponde a centrales térmicas a biomasa instaladas al interior de complejos industriales forestales. El resto lo aportan pequeñas centrales a diésel, una minicentral hidroeléctrica de 20 MW y un par de parques fotovoltaicos de 3 MW.
El seremi reconoció que actualmente se observa un bajo dinamismo en la concreción de proyectos de generación eléctrica en la región, considerando que hoy están en construcción solo una minicentral hidroeléctrica en Yungay (El Pinar, de 11,5 MW) y un parque fotovoltaico en Ñiquén (El Chincol, de 3 MW).
“Ñuble, en términos energéticos, se encuentra en un periodo de iniciación. Actualmente representamos solo el 0,4% de la capacidad instalada de generación a nivel país e incrementar esa cifra es un desafío”, manifestó Trucco.
Añadió: “debemos trabajar para atraer inversión a Ñuble y dar a conocer nuestro potencial de energías renovables”.
El ingeniero explicó que “los procesos de concreción de un proyecto, sin duda, son extensos, dado que en etapas previas hay un sinnúmero de estudios, entre ellos, ambientales. Debemos considerar todos los aspectos normativos de modo de aumentar nuestra matriz energética, pero con el mínimo de impactos negativos”.
Pero los largos procesos no parecen ser la única razón que explica el frenazo de proyectos en Ñuble, donde hay una veintena de proyectos de generación con su aprobación ambiental respectiva, pero solo dos están en construcción.
De los restantes, uno está con sus obras paralizadas (Central de pasada Ñuble, en San Fabián, de 136 MW) esperando mejores condiciones en el mercado eléctrico, mientras que las dos centrales a gas natural (El Campesino, en Bulnes, de 640 MW; y Las Arcillas, en Pemuco, de 480 MW) no tienen resuelto el tema del suministro del combustible.
“Efectivamente, para los proyectos Las Arcillas y El Campesino, el gas natural que se requiere para la operación de las turbinas proviene de una conexión con el Gasoducto del Pacífico. Si recordamos, el 11 de noviembre, nuestra ministra de Energía, Susana Jiménez, participó en el reinicio de las importaciones de gas natural argentino hacia la zona centro sur de Chile. Con esto, Ñuble estaría en condiciones de recibir nuevamente abastecimiento de gas natural proveniente del yacimiento de Vaca Muerta, emplazado en la Provincia de Neuquén”.
No obstante lo anterior, el seremi advirtió que la llave del gas argentino se mantendrá abierta con seguridad hasta abril próximo, luego de lo cual podría volver a cerrarse hasta noviembre, por lo que planteó que por el momento, esta alternativa no daría completa respuesta a la incertidumbre que enfrentan ambos proyectos de generación.
En el caso particular de El Campesino, de la empresa Biobiogenera, su operación depende de la construcción del terminal regasificador que se proyecta en Penco, a través del cual se importará el gas natural licuado y se inyectará al Gasoducto para abastecer a la central, sin embargo, esta iniciativa se ha enfrentado a una dura oposición social, lo que finalmente derivó en que la justicia revirtiera en enero de 2017 su aprobación ambiental, debido a que no se realizó la respectiva consulta indígena en el proceso de evaluación.
Pese a que desde la empresa se ha insistido en que están determinados a llevar adelante la construcción de la central, Biobiogenera no ha logrado cumplir ninguno de los plazos anunciados. Durante el presente año se evaluó un suministro alternativo y temporal de gas natural, donde se consideró la opción del gas argentino, sin que hasta la fecha existan certezas al respecto.
Tampoco se debe minimizar el factor precio, pues tal como sostuvo el seremi, los inversionistas también están a la espera de una reactivación de la demanda eléctrica en Chile y de mejores tarifas que eleven la rentabilidad de los proyectos.
Minicentral El Pinar
En este escenario, Trucco destacó la excepción a la regla que representa el proyecto hidroeléctrico El Pinar, que la empresa Aaktei SpA construye actualmente en la zona alta del río Cholguán, en la precordillera de Yungay,
“Esto se explica por el potencial hidroeléctrico debido a los recursos hídricos del río Cholguán, que hacen posible la construcción de esta central de pasada que utiliza la fuerza del caudal del río y su fuerza de caída para generar electricidad, sin la necesidad de crear un embalse”, lo que reduce los costos, explicó el seremi.
Pero quizás el factor determinante está dado por la baja inversión en la transmisión eléctrica, que en la práctica se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo de minicentrales en zonas apartadas.
“La línea de transmisión ocupará la franja de servidumbre que utiliza actualmente el alimentador Yungay de la red de Coelcha, en este sentido, solo se modernizará la infraestructura de la línea de 48 kilómetros ya existente y solo será necesario construir 940 metros de trazado adicional”, detalló la autoridad.
La construcción de la central El Pinar comenzó en mayo de 2016 (obtuvo su resolución de calificación ambiental en noviembre de 2013) y se prevé que las obras concluyan en los próximos meses.