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La demanda de electricidad en Latinoamérica y el Caribe se duplicará en las próximas dos décadas, según afirma el jefe de la División de Energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ariel Yépez.
Este mayor requerimiento energético, motivado por el incremento demográfico y el crecimiento económico proyectado en un 3 % anual, debe ir acompañado de recursos, infraestructura y voluntad de los gobiernos y el sector privado, señala Yépez en entrevista con Efe.
El experto del BID participó esta semana en la III Reunión Ministerial de la Alianza de Energía y Clima de las Américas (ECPA, por sus siglas en inglés),celebrada en la ciudad de Viña del Mar.
En el encuentro, representantes de 19 países abordaron la transición hacia una matriz «limpia y eficiente», la optimización de los combustibles fósiles, la integración energética y la apuesta por la investigación y la innovación.
A juicio de Yépez, los Gobiernos participantes en esta cita «son conscientes» de que deberán facilitar y promover la participación del sector privado en los proyectos energéticos para así obtener la inversión necesaria.
La interconexión y el intercambio de energía, iniciativas que abaratarían los costos, son algunos de los grandes desafíos para el futuro, para así responder a las demandas de la industria y el consumo privado de una población de América Latina que en 2050 alcanzará los 782 millones, según cifras de la ONU.
Actualmente, el 60 % de la energía eléctrica de la región proviene de fuentes renovables, mientras que la tasa de acceso es del 96 %, con la excepción de países rezagados como Haití, donde menos de la mitad de la población cuenta con electricidad.
«Si se revisan otras regiones, la comparación es contundente. Latinoamérica es la región más verde del mundo, con una mayor participación de energías renovables», destaca el representante del BID, responsable de proponer e implementar proyectos energéticos que promuevan la agenda sustentable.
Yañez subrayó el ejemplo «notable» de Uruguay, que incorporó la energía eólica para dar un giro a su producción eléctrica, así como de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Honduras, países que han apostado por la energía solar para dotar de electricidad zonas aisladas.
La dotación de recursos de energía renovable de América Latina y el Caribe es suficiente para cubrir más de 22 veces la demanda eléctrica proyectada para el 2050, de acuerdo a un estudio del BID.
En este ámbito, Yépez estima que la región dejará atrás el uso de combustibles fósiles cuando alcance un cambio tecnológico que reduzca los costos de las energías renovables «a niveles competitivos».
Antes de que esto suceda, existen países que apuestan por la utilización de combustibles «más limpios», como es el caso del gas natural, para sustituir al carbón y al diesel, entre otros contaminantes, lo que dependerá de los planes de desarrollo de cada Gobierno, remarcó.
«Aún siendo un hidrocarburo, (el gas) impulsa una matriz energética más limpia, que iría acompañada de una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero», explica Ariel Yépez, en sintonía con las metas fijadas en el Acuerdo de París sobre cambio climático.
«No ha habido un solo Gobierno que no tenga opinión acerca del cambio climático», un asunto sobre el que «coinciden los esfuerzos para promover una mayor contribución de las energías renovables, a fin de reducir el uso de combustibles», señala.
El acceso universal a una energía asequible, segura, sostenible y moderna en el año 2030 es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que los países suscribieron en la pasada Cumbre de París para combatir los efectos negativos del cambio climático.
Este es uno de los principales asuntos a tratar por la Alianza de Energía y Clima de las Américas, una plataforma de cooperación hemisférica creada en el marco de la V Cumbre de las Américas, que se celebró en Trinidad y Tobago en abril de 2009.
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