Al respecto, subrayó el compromiso de que las emisiones por kWh de Iberdrola sean un 20% inferiores a las del sector europeo en 2020, o sea, a reducir estas un 30% respecto a 2007.
"Cuanto antes actuemos, más sencillas y menos costosas serán las medidas", ha señalado Sánchez Galán en el transcurso de su intervención. Para el presidente de Iberdrola, afrontar este reto exigirá que los actores públicos y los privados sean capaces de asumir compromisos, ya que las empresas no podrán materializar sus objetivos si desde el sector público no se promueven las políticas y los mecanismos adecuados que garanticen el marco regulatorio y la seguridad jurídica.
Sánchez Galán ha asegurado que Iberdrola lleva una década anticipando las necesidades de sostenibilidad del suministro energético con inversiones en energías limpias y respetuosas con el medio ambiente, lo que le permite estar preparada para contribuir a la transformación del modelo energético actual.
En cuanto a los mecanismos más efectivos para lograr reducir las emisiones globales, ha asegurado que hay que extender el principio de "quien contamina paga" a la energía y el transporte, puesto que las medidas de eficiencia energética y las de descarbonización de los estos sectores son las más efectivas y las de menor impacto económico en la sociedad.
Además, ha asegurado que la principal línea de actuación del sector eléctrico debe ser la reducción directa en cada país, al tiempo que ha abogado por un precio del CO2 como señal básica para fomentar el desarrollo de las tecnologías limpias y competitivas. A su parecer, el comercio de emisiones puede complementarse con los llamados mecanismos de flexibilidad, siempre y cuando se mantenga su condición de mecanismo suplementario.
En esta línea, afirmó que los compromisos que las empresas privadas asuman "no podrán materializarse si desde el sector público no se promueven las políticas y los mecanismos adecuados que garanticen el marco regulatorio y la seguridad jurídica necesarios".
Según Galán, Iberdrola lleva una década anticipando las necesidades de sostenibilidad del suministro energético, con inversiones en energías limpias, que le ha llevado a ser "el líder eólico mundial -con 12.500 MW- y a tener un mix muy bajo en emisiones (275 gramos/kWh) y el 57% de la capacidad instalada libre de emisiones".
Entre los mecanismos más efectivos para reducir las emisiones globales defendió las medidas de eficiencia energética y las de descarbonización de los sectores de la energía y el transporte.
Además, Galán indicó que, aunque "la lucha contra el cambio climático es un problema global y, por tanto, debe acometerse desde un punto de vista supranacional", la "principal línea de actuación del sector eléctrico debe ser la reducción directa en cada país, lo que implica cambios tecnológicos hacia energías bajas en carbono -renovables, nuclear o captura y almacenamiento de carbono-".
En segundo lugar, abogó porque exista un precio del CO2 como "señal básica para fomentar el desarrollo de las tecnologías limpias y competitivas", dentro de un "mercado global de emisiones para el sector eléctrico, integrado y equitativo, capaz de generar los recursos necesarios para financiar las nuevas inversiones precisas".
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.