Cuba obtendrá con energías renovables, eólica y energía solar, el 24% de su consumo.

Energía eólica en Cuba: con la fuerza de Aumatex

REVE

El país avanza en la construcción de dos parques eólicos en la costa nororiental, un gran desafío para la actividad constructiva e ingeniera.

Aunque aún no se han levantado las torres con los aerogeneradores para la producción de energía limpia, el paisaje de la zona de La Herradura, donde se construyen los dos parques eólicos más grandes de Cuba, ha comenzado a cambiar.

La carretera que conduce al lugar es el primer indicio de que algo grande se levanta más adelante, cuando el fuerte olor a salitre advierte que se ha llegado a la costa. El trasiego de camiones, grandes zanjas abiertas a uno y otro lado del vial, y a cada rato una nueva edificación que se levanta en una zona recién desbrozada.

Este tipo de actividad ingeniera y constructiva se realiza por primera vez en Cuba y ha tenido que sortear obstáculos como la inestabilidad de un terreno cársico, el comportamiento del clima y los retos que supone asumir un proyecto millonario de este tipo en un país subdesarrollado.

CON LA FUERZA DE AUMATEX

En la mitología de la cultura precolombina de Cuba, Aumatex era el cacique o dueño de los vientos, de quien se cuenta que, entre otros poderes, tenía el de restablecer el orden después del paso de los demonios del huracán y propiciar la prosperidad de los humanos mediante el control del aire, la tierra y el agua.

En el litoral norte de la oriental provincia de Las Tunas, específicamente en los municipios de Puerto Padre y Jesús Menéndez, existen múltiples evidencias de aquella cultura y sus cultos.

Estudios desarrollados por el Centro Provincial de Meteorología y otras instituciones nacionales confirmaron la existencia allí de corrientes ventosas sostenidas de 6,8 metros por segundo a más de 50 metros de altura, entre las intensidades más altas del país, según refirieron los expertos.

Por la posición geográfica y las características del terreno, Las Tunas posee las mayores potencialidades en la fuerza de los vientos para el desarrollo de fuentes renovables de energía. En la actualidad existen más de 1170 molinos de viento, lo cuales representan más de 50 % del total de electricidad limpia generada en la región.

En el territorio predominan los vientos alisios del Este, con mayor influencia en el litoral norte por la cercanía a las aguas profundas y frías del Canal Viejo de Bahamas. Estas condiciones son favorecidas por el predominio de la llanura en la topografía tunera y la existencia de una vegetación relativamente baja, que brinda pocos obstáculos a las brisas.

Tales características llevaron a la selección de la región para la construcción de los parques eólicos Herradura 1 y Herradura 2, que cuando comiencen a trabajar a plena capacidad generarán más de 100 MW (megavatios o megawatts) de electricidad, lo que significa un ahorro de 84 000 toneladas de combustible y la reducción de la emisión a la atmósfera de gases contaminantes.

ANTES DE QUE EL VIENTO SOPLE

El primero de estos parques, el Herradura 1, con una capacidad de generación de 51 MW, debe comenzar a funcionar entre finales de 2017 y principios de 2018. Con un costo de más de 174 millones de dólares edificarlo ha significado un desafío inédito para los especialistas y constructores cubanos, enfrentados por primera vez a una obra de tal magnitud.

El proyecto es el resultado de una serie de investigaciones sobre las características del suelo y las dimensiones de los elementos que se colocarán. Con ello se obtuvo el valor de las cargas, las cuales se combinan con la fuerza del viento y de posibles sismos. Con la resultante y las características del suelo es que se puede diseñar la base y de ahí los volúmenes y dosificaciones de arena, piedra, cemento, acero y aditivo.

El terreno es irregular, con gran cantidad de esteros, predomina el carso y eso ha determinado incluso la disposición en que se instalarán cada uno de los aerogeneradores. Todo este trabajo topográfico, ingeniero y geológico ha sido asumido por especialistas cubanos. Ellos fueron los encargados de desbrozar el terreno, construir los viales, extraer las muestras de suelos e, incluso, más de una vez replantar especies florísticas endémicas del lugar, como un extraño cactus que alcanza hasta tres metros de altura.

Pero antes de levantar las primeras torres, y las aspas se adueñen del paisaje costero, es necesario llevar a buen término varias obras inducidas que facilitarán la construcción y garantizarán la vitalidad del parque una vez concluido.

Actualmente se labora en la edificación de dos subestaciones eléctricas, dos bases de almacenes, una planta de hormigón y su laboratorio, el acondicionamiento técnico de Puerto Carúpano —por donde entrarán las piezas importadas— y la ampliación del radio de giro para los transportes especializados. Téngase en cuenta que por estas carreteras, en las que transitan lo mismo carros cargados de caña que autobuses turísticos, se trasladarán torres y paletas de más de nueve metros de largo por cuatro de ancho.

Al lugar ha llegado también la telefonía celular y otras facilidades relacionadas con el acueducto, la gastronomía y la electricidad, mientras se revitalizan las opciones laborales.

Las obras inducidas servirán además para apoyar la construcción de otros parques eólicos cercanos, como el Herradura 2, que contará con aerogeneradores más potentes, y el de Manatí, también en la costa norte de la provincia de Las Tunas, cuyo levantamiento topográfico y microlocalización se efectúa en estos momentos.

Cuba cuenta con varias zonas para el desarrollo de la energía eólica, fundamentalmente en la zona oriental. El país entra en una nueva etapa para el desarrollo de esta fuente renovable, luego de que molinos de viento y parques experimentales sirvieran tanto para generar electricidad a pequeña escala como para bombear agua para regar cosechas y aplacar la sed del ganado. Se trata de una tecnología que contribuirá al proyecto nacional de cambiar la matriz energética nacional para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles y, al mismo tiempo, disminuir la carga contaminante.

Los avances en este proyecto han sido posibles por la voluntad política gubernamental y la calificación de la fuerza laboral que ha creado la Revolución Cubana. Son vientos que soplan a favor del cambio en un contexto internacional que no resulta favorable para que países en desarrollo avancen por este camino.

José Armando Fernández Salazar

http://www.cubahora.cu