La decisión del Gobierno de frenar el desarrollo de la industria eólica y fotovoltaica recortando las ayudas (tras las críticas contra los incentivos económicos que éstas recibían) ha hecho tambalear el rumbo de estos sectores emergentes. El resultado es que los nuevos proyectos se han parado en seco y las energías renovables españolas (eólica, fotovoltaica y termosolar), pese a ser una referencia en el mundo, han descubierto, de golpe, el desempleo. ¡Qué paradoja!
"El presidente Zapatero cae en una contradicción, puesto mientras en el exterior hace un discurso a favor de las energías limpias, en España se están destruyendo decenas de miles de empleos y se está frenando su desarrollo", señala Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables y antiguo responsable de energía del PSOE.
Choque eléctrico
El paro es fruto de las convulsiones en el mapa eléctrico español, que asiste al "primer gran choque entre las tecnologías energéticas convencionales y las energías renovables", según explica Sergio de Otto, una analista del sector eléctrico. Las fuentes limpias, hasta hace poco ninguneadas, se han ido comiendo el pastel energético, en detrimento de las fuentes convencionales (gas, carbón, nuclear) cuyos trozos han ido menguando al bajar la demanda eléctrica. Las renovables han hecho jaque a las térmicas (ciclo combinado), que acumulan, además, un parque de instalaciones sobredimensionado teniendo en cuenta el bajón de la demanda. Un ejemplo: la eólica puede acabar el año aportando el 17% del consumo eléctrica.
Y el choque de trenes no se hizo esperar. Los representantes de las tecnologías convencionales han aprovechado un error en la concesión de generosos incentivos económicos a la energía solar fotovoltaica (una prima a la producción del kilovatio verde) para arremeter contra las renovables, denunciando los cazaprimas. Sin embargo, replica De Otto, ese error no es achacable a las tecnologías limpias, ni a los promotores, sino al regulador; es decir, el Gobierno. El Ministerio de Industria dio un año más de plazo (en el 2007) a los promotores para poder acogerse al mismo beneficioso sistema retributivo, lo que disparó los proyectos fotovoltaicos, que se vieron catapultados por un abaratamiento de costes de las placas solares. Y así en el 2008, a la caza de primas, se crearon 2.800 MW fotovoltaicos. Luego, como un virus, las críticas se han extendido hacia las demás fuentes renovables, que han sido acusadas de tener demasiadas ayudas y engordar el déficit de la tarifa eléctrica. Lo paradójico es que el propio Gobierno las ha alimentado, denuncia la Fundación Renovables. "Pero el déficit tarifario no es culpa de las renovables, sino, entre otros factores, del actual mecanismo de regulación de los precios, que no incorpora todos los costos", según Sergio de Otto.
Freno a las primas
En cualquier caso, el Gobierno ha sido muy sensible a estas críticas. El Ministerio de Industria paró los proyectos eólicos y fotovoltaicos, creó un registro-ventanilla, fijó cupos máximos para los MW verdes y bajó los incentivos económicos que recibían los productores (ligero sobreprecio en la tarifa). Tras el cambio de estrategia, se han paralizado los proyectos. La incertidumbre sobre las remuneraciones futuras ha nublado el horizonte y, sobre todo, se ha truncado el círculo virtuoso anterior, que hacía que los promotores, con una prima garantizada bajo el brazo, pudieran pedir créditos de los bancos, encargar aerogeneradores y placas solares, y mover, en suma, la cartera de pedidos. La Asociación de la Industria Fotovoltaica (Asif) estima que desde 2008 se han perdido 30.000 empleos (un 90% temporales y un 30% fijos), mientras que en el 2009 el sector eólico perdió 5.000 puestos de trabajo (ahora da trabajo a 37.719 personas), según Deloitte.
"El mercado fotovoltaico lleva paralizado por la regulación y una incertidumbre que dura más de dos años", dice Tomás Díaz, directivo de Asif. "Los proyectos del nuevo mapa eólico catalán (788 MW) no saben qué retribución tendrán", se queja Jaume Morron, gerente de la Asociación Eólica de Catalunya. En cambio, el sector termosolar (de torre central o canal parabólico) no sufre la crisis. Tiene 17.905 empleos y 20 plantas en marcha.
Campañas de descrédito
"Lo peor no ha sido la bajada de la retribución, sino el desprestigio que se ha generado de las energías renovables, lo cual hace imposible la financiación de nuevos proyectos. Ya no vienen a España los fondos internacionales, como antes", explica Sergio de Otto.
"El discurso de Zapatero es incoherente; apuesta fuera por las renovables y mantiene en España una incertidumbre regulatoria, letal para el sector. La falta de credibilidad arruina las posibilidades del sector. La política energética carece de rumbo no tiene norte y va en sentido contrario a lo que ha defendido Zapatero en Seúl", dice Javier García Breva, quien no duda en señalar al Ministerio de Industria como el origen de la campaña de desprestigio contra las renovables.
España, al furgón de cola
Las críticas, el descrédito y la falta de expectativas hacen imposible la financiación de proyectos. Y así, España ha pasado del ocupar el liderazgo mundial fotovoltaico en el 2008 al furgón de cola. En Alemania se instalaron 3.800 MW fotovoltaicos en el 2009, frente a 5 MW en España. "La industria está huyendo al extranjero para desarrollar su actividad", dice Asif.
"España se está acercando a los objetivos para cumplir la exigencia comunitaria sobre energías renovables; pero no podemos pararnos cuando vamos en el grupo de cabeza. Que vayas en cabezas no significa que tengas que parar. No podemos paralizar las renovables, porque nuestra dependencia energética exterior es altísima, supera el 80%, y porque estamos muy lejos de cumplir con el protocolo de Kioto", cree Sergio de Otto.
"Mientras en Europa, los ministros de medio ambiente hablan de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 30% para el año 2020, aquí, con la complicidad del Ministerio de Industria, se quiere imponer la idea de que ya se está andando el camino. Pero nada más lejos", agrega García Breva.
Malestar de estos sectores
"El gran malestar lo produce Zapatero porque una cosa es lo que dice y otra lo que hace", resume Jaume Morron., temeroso de que los parques eólicos adjudicados por el gobierno catalán no puedan prosperar por falta de una adecuada retribución (en compensación de las emisiones a la atmósfera que dejan de efectuar las fuentes limpias).
"Zapatero habla mucho y hace poco. Él es partidario de las energías renovables, pero desde que preside el gobierno siempre ha puesto a un ministro de Industria contrario a las renovables", señala Valeriano Ruiz, presidente de la asociación de promotores termosolares (Protermosolar), que impulsa las plantas termoeléctricas (para producir electricidad con espejos solares orientados a una torre central, o con canales parabólicos que calientan fluidos). Ruiz, catedrático de termodinámica, en la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Sevilla coincide con De Otto en que la actual crisis obedece a que "el pastel energético cada vez es más pequeño, y se ha sobredimensionado el número de centrales de gas de ciclo combinado", que son las que más sufren la caída de la demanda, pues la legislación da prioridad a la entrada en el sistema eléctrico de transporte y distribución a la electricidad de origen renovable.
Factura energética
"El país gana si reduce la factura de las importaciones de combustibles fósiles, pues, además, debemos comprar menos derechos de emisión de CO2", explica Valeriano Ruiz. "Las instalaciones renovables están más repartidas, y de sus ventajas se beneficia más gente", dice este profesor, alma mater de la introducción de la energía termosolar en España. "Zapatero debe ser congruente, y debe sustituir al ministro Sebastián", resume.