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Once de las principales compañías eléctricas del mundo manifestaron este domingo (29 de mayo del 2016) que el proyecto de energía renovable iniciado en las islas Galápagos en 2007 es un ejemplo para los países en desarrollo de cómo reducir emisiones de CO2.
El proyecto de energías renovables de las islas ecuatorianas de las Islas Galápagos se inició hace ocho años con el objetivo de reducir las importaciones de diésel para suplir las necesidades energéticas del archipiélago tras el accidente del petrolero Jessica en 2001.
El barco, que transportaba 570 000 litros de diésel a una de las principales islas de las Galápagos, San Cristóbal, encalló en un arrecife de coral derramando el contenido de sus depósitos.
Por suerte, las corrientes y el viento impidieron que el accidente se convirtiese en un desastre ecológico de gran magnitud en una de las reservas biológicas de aves, plantas y vida marina más importantes del mundo.
Pero el accidente provocó la respuesta internacional en forma de un acuerdo entre los sectores público (el Gobierno de Ecuador y el Programa para el Desarrollo de la ONU) y privado (Global Sustainable Electricity Partnership, GSEP, que engloba a las once compañías eléctricas más importantes del mundo).
Las once compañías que integran GSEP, que está basada en Montreal (Canadá), combinan una clientela de 1 200 millones de personas: American Electric Power (EE.UU.), Électricité de France (Francia), Eletrobras (Brasil), ENEL (Italia), EuroSibEnergo (Rusia), Hydro-Québec (Canadá), Iberdrola (España), Kansai Electric Power Company (Japón), RusHydro (Rusia), RWE (Alemania) y State Grid Corporation de China.
El acuerdo de GSEP con la ONU y Ecuador permitió la creación de una compañía independiente, Eólica San Cristóbal S.A. (Eolicsa), que desde el 2007 hasta el 31 de marzo de este año ha estado encargada de la operación de tres turbinas para la producción de energía eléctrica y una granja solar.
Cada una de las tres turbinas, que pueden operar con vientos relativamente débiles, tiene una capacidad de 800 kilovatios.
En un informe dado a conocer por GSEP se señala que las tres turbinas han operado el 92% del tiempo disponible desde su instalación, produciendo más de 26 millones de kilovatios-hora de electricidad.
Además, la granja solar, que incluye dos instalaciones de seis kilovatios, ha generado 136 000 kilovatios-hora de electricidad.
En total, el proyecto de energía renovable de las Islas Galápagos ha proporcionado el 30 % de la electricidad consumida por la isla de San Cristóbal, ahorrando el consumo de 8,7 millones de litros de diésel y eliminando la emisión a la atmósfera de 21.000 toneladas de dióxido de carbono.
Paul Loeffelman , el líder del proyecto y director de Asuntos Internacionales Corporativos de American Electric Power (AEP), explicó a Efe que el proyecto ha sido un rotundo éxito.
«La ONU y el Gobierno de Ecuador nos encargaron reducir el riesgo de derrames de diésel para los generadores de las islas. Con este proyecto se ha reducido el consumo de diésel y se ha evitado el consumo de millones de litros de combustible en San Cristóbal», señaló Loeffelman.
«Además, se han reducido las emisiones de C02 en 21 000 toneladas . Estamos muy satisfechos con estos resultados y queremos hacer más. El proyecto ejemplifica cuatro recomendaciones para los países que han firmado el Acuerdo de París para la reducción de emisiones», añadió.
Por su parte, la directora ejecutiva de GSEP, Martine Provost , señaló que «este proyecto es un ejemplo real de desarrollo sostenible y que puede ser reproducido en países en desarrollo y en economías en transición. Y es un buen ejemplo de financiación innovadora».
El informe también realiza una serie de recomendaciones para ampliar el proyecto de energía renovable de las Galápagos para proporcionar el 70 % de las necesidades energéticas de San Cristóbal y crear un modelo a implantar en las otras islas del archipiélago donde ahora mismo solo el 20 % de la energía consumida proviene de fuentes renovables.