La contaminación mata más que la carretera por Antonio Cerrillo

La polución del aire y la contaminación química "están provocando una epidemia invisible". Sus efectos alcanzan al organismo humano y está causando más víctimas mortales que los accidentes de tráfico. Sin embargo, la sociedad aún no es consciente de este problema "imperceptible". Esta es la tesis del libro Medio ambiente y salud, elaborado por el Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris (CAPS), y en el que médicos, epidemiólogos y otros expertos alertan ante los impactos que tienen en el sistema sanitario diversas formas de contaminación (aire, sustancias químicas, ruidos, radiaciones). Entre otras soluciones, proponen crear una Agència Catalana de Qualitat Ambiental i Salut.

El codirector del Centro de Investigación en Epidemología Ambiental (Creal) Jordi Sunyer asegura que en el área metropolitana de Barcelona se registran anualmente 30.000 muertes relacionadas con la polución atmosférica. La contaminación del aire puede adelantar prematuramente hasta un año la muerte de los ciudadanos expuestos a ella, cifra que en España es, de media, de unos seis meses de vida frente a los 8,8 de Europa, según explicó el científico del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la Organización Mundial de lña Salud (OMS) Michal Kryzanowsky.

Kryzanowsky afirmó que "la contaminación mata y acelera los fallecimientos". Añadió que en España se ha registrado una "ligera" disminución de las partículas contaminantes en las áreas urbanas, pero advirtió de que no hay una tendencia clara de la reducción en las grandes ciudades españolas. Alertó de que, a pesar de que la media europea se sitúa en 8,8 meses, en los lugares más contaminados llega incluso a acortar un año la esperanza de vida. No obstante, se trata de una media que afecta de forma diferenciada a los ciudadanos. La presencia del ozono comporta la aparición de asma, según han demostrado diversos estudios que analizaron a los residentes a menos de 100 metros de vías de comunicación muy transitadas.

El científico aseguró que el mundo "no está condenado a vivir en esta situación", y puso el ejemplo de Estados Unidos, donde diversas actuaciones centradas en la calidad del aire, junto a otros factores, han logrado incrementar hasta un 15% la esperanza de vida.

"El sistema sanitario se dedica a las enfermedades y su cura, pero no ha entrado aún suficientemente en las causas ambientales, en la contaminación atmosférica, química o la electromagnética", explicó Josep Martí Valls, coordinador del libro. Los ciudadanos aceptan limitaciones, como el carnet por puntos, radares o controles de alcoholemia para evitar atropellos; algo muy visible. Pero para afrontar la epidemia imperceptible de la contaminación la adopción de medidas se retrasa. "A veces, para demostrar los daños sobre la salud, se necesitan muchos afectados por la contaminación y muchos años de seguimiento, porque hablamos de efectos en bajas dosis, crónicos y a largo plazo. Y son estos son los que causan las enfermedades cardiovasculares, asmas o cánceres a largo plazo", dice Josep Martí Valls.

Cuesta establecer la relación causa-efecto; pero existe. Según un estudio del Centre de Recerca en Epidemiología Ambiental, si la región de Barcelona redujera la media anual de concentración de partículas sólidas en suspensión en 10 microgramos (para cumplir la exigencia europea, y alcanzar los 40 microgramos porm3) se evitaría cada año 1.160 muertes prematuras y aumentaría la esperanza de vida en 4,6 meses. Y si esa polución bajara hasta los 20 microgramos por m3, como recomienda la OMS, habría 3.500 muertes menos al año. "Las cifras son escandalosas", según el informe, pues el número de muertes por accidentes de tránsito en Catalunya fue en el 2009 de 269.

El libro aborda la solución a los diferentes sustancias químicas (algunas se acumulan en tejidos grados y otras con efectos de disruptores endocrinos) y propone aplicar el principio de precaución y cautela. Asimismo, se completa con una recopilación de buenas prácticas, entre ellas las llevadas a cabo en Pekín para reducir la polución en los Juegos Olímpicos, y con la cuales "se produjo una reducción de los ingresos hospitalarios por asma a la mitad", según explicó Clara Mestres.

Los autores del estudio destacan la alta densidad de tráfico en Barcelona (6.100 vehículos privados por kilómetro cuadrado, frente a los 1.500 en París o Berlín), por lo que reclaman "sacar el coche de la ciudades". En este sentido, proponen crear áreas peatonales y zonas verdes, sustituir los vehículos diésel (por su elevadas emisiones de partículas y óxidos de nitrógeno) y aprovechar las experiencias europeas (peajes urbanos, prohibiciones para circular a determinadas categorías de vehículos o las limitaciones a circular a más de 80 km/h combinadas con la velocidad variable). El libro lo edita el Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible.

Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.

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