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El impulso que las energías renovables tendrán en un futuro abre la puerta para que América Latina y China estrechen una asociación en intercambio de tecnologías e inversiones en nuevos proyectos, coincidieron dos especialistas entrevistados por Xinhua.
«Las dos partes están muy interesadas en desarrollar energías renovables, sobre todo en el marco de los compromisos que adoptaron en la COP21, que son bastante ambiciosos», dijo Erika Ortiz, economista del Centro Mario Molina, una asociación civil que promueve políticas públicas en energía, medio ambiente y cambio climático.
La generación de energía con alternativas limpias es considerada por la ONU una medida crítica para enfrentar el cambio climático, a la vez que expertos apuntan que es necesaria para que los países cuenten con una seguridad energética que no dependa de los combustibles fósiles.
El jefe de la unidad de Energía y Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Víctor Hugo Ventura, dijo que las posibilidades de cooperación entre la región y el gigante asiático son amplias porque ambos lados coinciden en el desafío que implica cubrir la demanda energética de su población.
Inversiones conjuntas en proyectos de energías como la solar o mini-hídrica para comunidades rurales de América Latina podrían ser la clave para resolver el reto que implica llevar electricidad a esas zonas por su ubicación, expuso Ventura. «Ahí podría haber un gran nicho de cooperación, lograr hacer un asociación China-Latinoamérica para lograr el desarrollo de energías solares. Eso sería fabuloso», indicó el funcionario de la Cepal.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte en su informe «Latinoamérica Cero Carbono» que la región tiene un potencial de producción de fuentes renovables suficiente para abastecer la demanda de electricidad mundial, pero no lo aprovecha.
Mediante las energías eólica, solar e hídrica, entre otras, la región podría generar 93 Petawatt hora, una cifra que cubre casi cinco veces la demanda mundial, estima el informe de la instancia de la ONU.
Por su parte, China es un exportador líder de tecnologías limpias, como la solar fotovoltaica, a la vez que encabeza la lista mundial de producción de la energía que aprovecha el sol y de inversiones en fuentes limpias, como parte de sus acciones para reducir el uso de carbón.
Ortiz, la economista del centro fundado por el científico mexicano Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995, indicó que el intercambio de conocimiento en el desarrollo de las tecnologías es otra oportunidad entre China y países latinoamericanos, como México.
«Definitivamente es el primer vínculo que se puede dar entre las dos regiones, ambas tienen demasiada información al respecto conforme su experiencia», apuntó la especialista en temas del sector eléctrico.
La experta recalcó que el impulso a las fuentes limpias permitirá mitigar los impactos del cambio climático en América Latina, la región más afectada del planeta por este fenómeno, además de dotar a los países de una matriz energética diversificada.
«No se depende sólo de combustibles fósiles, que, como hemos visto, son bastante volátiles y un día pueden ser muy caros y otro día baratos», expuso Ortiz.
Ventura, el funcionario de la Cepal, abundó que China y la región podrían desarrollar de forma conjunta tecnología en energías limpias poco exploradas pero con un gran potencial como la mareomotriz, obtenida con el oleaje del mar.
El jefe de la unidad de Energía y Recursos Naturales de la comisión regional de Naciones Unidas enfatizó que el establecimiento de pequeñas empresas energéticas rurales es otro nicho poco abordado en la actualidad, por lo que también se convierte en una oportunidad de cooperación.
«Esa empresa energética rural puede convertirse un motor para otros servicios, como comunicaciones, telefonía celular, el manejo del agua, el microcrédito. Se puede buscar a la empresa energética como semilla para tener empresas rurales de servicios en general», explicó Ventura.