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Ello se debe a que Guatemala aprobó el acuerdo de la COP21, sobre el cambio climático efectuado en París, y a que presentó dos propuestas de aporte: reducir en 11% la emisión de gases de efecto invernadero en 2030, sin ningún condicionante, o reducir 22% si recibe el apoyo de países amigos. Así lo resumió Edwin Castellanos, representante de las universidades privadas ante el COP21 y comisionado del cambio climático del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales.
“Respecto al primero, lo principal es el cambio de la matriz energética, que Guatemala ya está haciendo de todos modos, solo que la diferencia es reducir la quema de carbón y aumentar los renovables, no solo hidroeléctricas, sino otras tecnologías como geotérmicas, solar y eólica”, explicó Castellanos. “Este es un compromiso que el país hará sin falta”, resaltó.
Por otro lado, Guatemala dijo que podría reducir hasta un 22% de sus emisiones contaminantes si recibe apoyo de países amigos y lo alcanzaría en otras áreas como “reducir la deforestación”.
AYUDA INTERNACIONAL
El punto 53 del Convenio Marco acordado en París es claro en señalar que “los recursos financieros que se proporcionen a los países en desarrollo deberían reforzar la puesta en práctica de sus políticas, estrategias, reglamentos y planes de acción y medidas para hacer frente al cambio climático en lo que respecta tanto a la mitigación como a la adaptación y contribuir así al logro del propósito del Acuerdo”.
En el cónclave ambiental, las naciones desarrolladas se comprometieron a apoyar con un “mínimo de $100 mil millones anuales, teniendo en cuenta las necesidades y prioridades de los países en desarrollo”.
Por otra parte, el asesor en políticas y estándares ambientales de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), Daniel García, uno de los integrantes del sector privado en la delegación oficial del país en París, resaltó el hecho de que 195 países llegaron
a un consenso.
“Uno de los principales resultados de este encuentro, a diferencia de lo que pasó en Copenhague, el cual fue un rotundo fracaso al no alcanzar los resultados esperados, es que es el primer acuerdo universal de la historia sobre cambio climático”, expresó.
LOS AFECTADOS
“Más allá de los compromisos, lo importante de la cuerdo es que se reconoce que hay países, como Centroamérica, que no contribuyen al problema, pero sí reciben el efecto, y el Istmo es un área donde el cambio climático está afectado de manera severa”, ex-
presó Castellanos.
“A partir de 2020, las naciones desarrolladas van a invertir los $100 mil millones anuales en los países en desarrollo para ayudarnos a adaptarnos a estos cambios”, explicó.
Según García, “no podemos pretender que en una cumbre más de 195 países se pongan de acuerdo en todo, por lo que el documento no es perfecto, pero sí un verdadero paso para lograr acciones concretas en el mediano y largo plazo”.
El representante industrial resaltó que “como Guatemala, debemos asumir nuestra parte y responsabilidad, principalmente enfocándonos en la adaptación del cambio climático y en la transferencia de tecnología para fortalecer la competitividad”.
El corazón del acuerdo de París es que se obliga a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para que la temperatura global, hacia finales de este siglo, no haya subido más de 2 grados centígrados respecto al valor registrado antes de la era industrial, es decir más o menos en los años 1800.
Bueno, en realidad este es un monto máximo extremo, pues la meta es de 1.5 grados y, a criterio de Castellanos, ya es ambiciosa debido a que en el tiempo que ya transcurrió, el planeta es un grado centígrado más caluroso. “Y eso solo se logra con una reducción en las emisiones de gases.
Fernando Quiñónez