Energías renovables y termosolar: Eppur si muove

REVE

El mundo avanza irreversiblemente hacia la transformación de los sistemas de generación eléctrica, confiados hasta hace unos pocos años en el espejismo nuclear y los combustibles fósiles, y hacia el aprovechamiento de todas las energías renovables que, además de poder llegar a proporcionar una generación descarbonizada, producen importantes beneficios en la economía de los países.

Desde hace más de un lustro está siendo mayor la nueva potencia instalada en renovables que la de combustibles fósiles y, en el último año, la contribución de las renovables al parque de generación a nivel mundial supera el 60%.

En este contexto es evidente que las tecnologías renovables que más se apoyaron en el pasado y que, todavía, durante un buen número de años seguirán recibiendo ayudas, han alcanzado unos factores de escala en la producción que les permiten ofrecer la electricidad a precios competitivos en relación a otras fuentes convencionales. Sin embargo, estas renovables no gestionables, cuya contribución a la energía generada es muy relevante y altamente positiva para alcanzar los objetivos de porcentaje de producción ‘verde’ y de reducción de emisiones, no pueden garantizar su disponibilidad a cualquier hora del día para atender las necesidades de la demanda.

Es por ello urgente que la incorporación de nueva potencia renovable se haga con criterios que garanticen la sostenibilidad del sistema y eviten la continuada dependencia de centrales de apoyo de ciclos combinados de gas.

Apoyar la termosolar en nuestro país, cuyo coste, progresivamente decreciente, es en estos momentos mucho menor que en la etapa anterior, además de reforzar la componente gestionable del parque de generación renovable, tendría impactos muy positivos en el mantenimiento de la posición competitiva de nuestras empresas en los mercados exteriores.

Porque efectivamente, aunque pueda pensarse que algunas tecnologías renovables han alcanzado la competitividad en determinadas condiciones de mercado y, por tanto, que la tecnología termosolar tendría un futuro incierto “eppur si muove” por su valor, por encima del precio del kWh es, afortunadamente, una tecnología muy reconocida en muchos países ‘soleados’ que necesitan crecer en potencia firme instalada para poder garantizar la demanda a cualquier hora del día, en particular en el pico de tarde-noche.

Por ejemplo, Sudáfrica, que ha acogido recientemente la 6ª Conferencia Internacional de Energías Renovables (SAIREC), ha anunciado que se multiplicará por tres los objetivos de potencia termosolar instalada en el horizonte 2020, pasando de 1.100 a 3.300 MW. La primera central termosolar de este país, que fue construida por una empresa española, entró en funcionamiento hace varios meses y otras dos lo están a punto de hacer en las próximas semanas.

La confianza en la tecnología, basada en gran medida en el excelente funcionamiento de las centrales en España, además de la comprobación fehaciente del impacto en la reindustrialización del país con el elevado contenido local desde la primera central, justifican el apoyo del Gobierno sudafricano. Este caso de éxito constituye un magnífico ejemplo para otros países, tanto del cono sur como del norte de África, que es un continente con un enorme potencial de desarrollo y en donde esperamos que las empresas españolas continúen desplegando su actividad recogiendo los frutos del apoyo recibido en nuestro país, apoyo del que todos debemos sentirnos orgullosos.