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La energía solar térmoeléctrica o termosolar es aquella que aprovecha los rayos del sol para generar calor de forma limpia y respetuosa con el medio ambiente y es una de las energías renovables más importantes.
La actuación internacional de las Fuerzas Armadas representa un desafío en cuanto a cuestiones energéticas se refiere. ¿Cómo lograr ser autosuficientes a nivel energético en lugares de difícil acceso donde se desarrollan las misiones militares? ¿Qué podemos hacer para blindar un recurso estratégico como es la energía? En este contexto, la energía termosolar se convierte en un aliado para las operaciones de Defensa del futuro, tanto las puramente militares como las de cooperación internacional dedicadas a la ayuda humanitaria.
Durante mi paso por la Armada Española, me formé en la ETEA de Vigo, allá por los lejanos a los 70. Recuerdo que allí todos los edificios tenían nombres de ilustres científicos, pioneros de la revolución tecnológica del siglo XX: Tesla, Marconi, Faraday, Graham Bell… En aquellos tiempos de mi juventud, uno de los principios termodinámicos que más me llamaban la atención era aquel que decía: “El calor es la degradación de la energía”. ¿Entonces, el calor era malo?, me preguntaba yo. ¿Cómo podía ser negativo el calor estival que nos hacía disfrutar de la playa? No me parecían justas tales afirmaciones, pero la Física y el rendimiento de máquinas no daban tregua a otras razones. Con la posterior irrupción de las energías renovables, parecía que también iban a establecerse sentencias lapidarias tipo: “La energía solar no funciona de noche y la eólica sin viento tampoco”. Pero mi calor veraniego de playa iba a encontrar un camino de reconocimiento en las máquinas y dispositivos, a través de la energía termosolar. Con ella llegó una ventana de oportunidad para las cuestiones energéticas de los regimientos militares internacionales.
Pongámonos en antecedentes: La energía solar térmica o termosolar es aquella que aprovecha los rayos del sol para generar calor de forma limpia y respetuosa con el medio ambiente.
El funcionamiento de una planta termosolar es similar al de una central térmica, pero con la diferencia de que en vez de utilizar carbón o gas, se nutre de la energía del Sol. Los rayos solares se concentran mediante espejos curvos o discos parabólicos en un receptor que alcanza temperaturas de hasta 393º C en los espejos cilindros parabólicos y 600-750º en los discos.
Este calor se usa para calentar un fluido térmico (HTF) y generar vapor, el cual mueve una turbina y produce la electricidad. A diferencia de otras tecnologías, cuya energía hay que consumirla en el momento de su generación, la solar térmica es una tecnología renovable con capacidad de almacenamiento, capaz de aportar electricidad a la red incluso en horas sin luz solar.
A modo de ejemplo práctico destacado, deseo referirme a “La Africana”, una de las mayores instalaciones de Europa, en un lugar privilegiado por la luz como es Andalucía. Se trata de una central solar termoeléctrica de 50 MW. Es la mayor de España, con 270 hectáreas, 550.000 m2 de espejos y 168 lazos. Su tamaño es tal que abarca las localidades cordobesas de Fuente Palmera, Guadalcázar, Almodóvar del Río y Posadas.
La obra es fruto de la unión de tres empresas líderes en el mercado europeo: TSK, Grupo Ortiz y Magtel, ésta última además con proyectos en el sector Defensa.
La central posee un sistema de almacenamiento térmico con sales fundidas que proporciona energía incluso en condiciones de menor radiación y durante más de 7 horas. Estas sales, almacenadas en dos tanques, intercambian calor con el fluido procedente del campo solar, continuando con el ciclo de generación de vapor que mueve la turbina para producir finalmente la electricidad. Su funcionamiento está evitando el consumo de 65.000 toneladas de carbón y la emisión a la atmósfera de 98.000 toneladas de dióxido de carbono, siendo además pionera en la aplicación de soluciones para la reducción en el consumo de recursos naturales. La planta incluye dos balsas de 250.000 m3 cada una destinadas al almacenaje de aguas pluviales, así como una depuradora propia para llevar el agua a la turbina en condiciones óptimas para su funcionamiento.
“Africana Energía” es, sin duda, ejemplo de un serio compromiso con el medio ambiente y de apuesta por la eficiencia y la innovación como camino hacia el desarrollo sostenible.
Trasladadas al campo militar, las plantas termosolares son la solución en despliegues de instalaciones en territorios hostiles, al no ser dependientes de la servidumbre del suministro de combustible (agua, gas, fuel, carbón o biomasa). Minimizamos así la vulnerabilidad de las misiones en zonas agrestes y estados de sitio, ataques o sabotajes. Además, pensando en cuestiones presupuestarias, la inversión se recupera gracias a la eliminación de la dependencia energética de otras fuentes.
Por Manu Alber De La Rica, Consultor de Magtel y profesor de la Universidad Europea.
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