REVE
Ruth Spencer es una pionera de la energía solar en Antigua y Barbuda, donde promueve las energías renovables y colabora para que su país cumpla con el objetivo de reducir en 20 por ciento el uso de combustibles fósiles para 2020.
También cree que las pequeñas organizaciones no gubernamentales tienen que desempeñar un papel crucial en los grandes proyectos que procuran atender los problemas causados por la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas.
Spencer, coordinadora nacional del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés) en Antigua y Barbuda, ha estado al frente de la iniciativa de reunir a representantes de la sociedad civil, del sector empresarial y de organizaciones no gubernamentales (ONG) para capacitarlos sobre los peligros del cambio climático.
“El PPD/GEF será el mecanismo para llegar a las comunidades y prepararlas de antemano para lo que vendrá”, explicó en diálogo con IPS.
El PPD en el Caribe oriental está a cargo de la oficina de la Organización de las Naciones Unidas en Barbados.
“Como el cambio climático tiene un fuerte impacto en las islas gemelas de Antigua y Barbuda, es importante que reunamos a todos los actores”, remarcó Spencer, economista especializada en desarrollo de la estadounidense universidad de Yale, quien también coordina la Red de Áreas Marinas del Caribe oriental, fundada por el gobierno alemán.
“Los desarrollos costeros corren un gran peligro y quisimos compartir las conclusiones del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) con ellos para que vieran por sí mismos lo que dicen todos los científicos”, indicó.
“Estamos en una isla pequeña y tenemos que construir sinergias y redes y asociarnos. Con la información se mantendrán al tanto y realizaremos un seguimiento para que juntos podamos atender el problema de manera holística”, añadió.
El IPCC envió a los gobiernos un borrador final del informe de síntesis, que describe un panorama difícil sobre las causas del recalentamiento global y las consecuencias sobre los humanos y el ambiente. El documento también ofrece algunas respuestas al fenómeno.
Ruleta Camacho, coordinadora de proyecto para el mecanismo de gestión sostenible de los recursos isleños, del Ministerio de Ambiente de Antigua y Barbuda, dijo a IPS que hay observaciones documentadas de cómo el aumento del nivel del mar erosiona la costa y la destrucción de infraestructura en la zona.
También dijo que hay pruebas de la acidificación de los océanos y del blanqueamiento de los corales, un aumento en la prevalencia de eventos climáticos extremos, como lluvias excesivas y sequías prolongadas, todo lo que perjudica a la vital industria turística.
“Las sequías y las lluvias tienen un impacto en el turismo porque tienen consecuencias en los servicios complementarios. Las sequías afectan la productividad de alimentos locales, así como el suministro de agua del sector hotelero”, detalló.
“Las lluvias causan inundaciones, por lo que pasan días sin que se pueda llegar a ciertos sitios. Además, perjudica a los hoteles, pues afecta a los turistas, pero también al personal. Si una tormenta nos golpea, tenemos una caída instantánea y significativa de la productividad del sector hotelero”, añadió.
Antigua y Barbuda, conocida por sus arenosas playas y sus centros turísticos de lujo, recibe casi un millón de visitantes al año. El turismo representa entre 60 y 75 por ciento del producto interno bruto y emplea a casi 90 por ciento de la población.
La especialista Ediniz Norde coincide en que el aumento del nivel del mar probablemente empeore el estrés ambiental al causar la escasez de agua dulce.
“Hace mucho, en Saint John, vivimos la intrusión de agua salada hasta la calle Tanner; la dividió en dos. Era una sola calle y ahora la recorre una gran canaleta”, recordó Norde.
“Ahora recuerda cuán lejos puede llegar el agua, eso es el ambiente que podemos perder, el espacio de tierra que podemos perder en Saint John. Es una realidad que no podremos evitar si no actuamos ahora”, insistió.
A medida que el clima se sigue recalentando, las lluvias en Antigua y Barbuda disminuirán, según los pronósticos, y los vientos y las precipitaciones asociadas a tormentas huracanadas podrían intensificarse.
Los científicos señalan que esos cambios probablemente amplifiquen el impacto del aumento del nivel del mar en las islas.
Pero Camacho sostiene que el cambio climático ofrece oportunidades para Antigua y Barbuda y que este país tiene un papel que cumplir para implementar medidas de mitigación.
Según ella, las medidas tempranas de mitigación y la construcción de infraestructura de energías renovables pueden significar beneficios económicos de largo plazo.
“Si reconvertimos a la población lo antes posible en términos de capacitación técnica y nos volcamos al mercado renovable, podemos, de hecho, marcar tendencia en el Caribe y ofrecer servicios a otros países de la región; eso es un paso económico decisivo”, explicó.
“Además, cuanto antes nos volquemos al mercado renovable, más bajos serán nuestros costos de energía, y si los podemos bajar, nos abrimos a la productividad económica en otros sectores, no solo en el turismo”, sostuvo.
“Si podemos bajar nuestro gasto en electricidad, tendremos fondos para mejorar el turismo y ofrecer un mejor producto”, añadió.
Editada por Kitty Stapp / Traducida por Verónica Firme