Eólica en Brasil: la subasta contrata el MWh eólico a 46,37 dólares La subasta eólica de este viernes contrató 1.505 megavatios (MW) en proyectos eólicos a un precio promedio de 110,51 reales por megavatio-hora (MWh), por encima de las expectativas de las empresas eólicas. La energía eólica se vendió con un descuento del 5,54 por ciento respecto al precio inicial máximo de 117 reales por MWh. Entre los vendedores de proyectos eólicos en la subasta están Chesf y Furnas, de Eletrobras, así como Renova Energía y Enerfin, del grupo español Elecnor. "Fue una subasta exitosa, alcanzando sus metas, la contratación de gran cantidad de energía eólica a un precio muy competitivo", dijo el presidente de la Empresa de Investigación Energética (EPE), Mauricio Tolmasquim.

Energías renovables representan la mitad del consumo de energía de Brasil

REVE

Líder en la generación de energía hidroeléctrica y biodiesel, Brasil ha cambiado su estrategia en la generación de energía para las próximas décadas a partir del descubrimiento de importantes reservas de petróleo.

Brasil es el segundo mayor productor mundial de etanol, detrás de Estados Unidos, y el segundo mayor consumidor de energía hidroeléctrica, detrás de China, según datos del BP Statistical Review of World Energy de 2013, informe de referencia en el sector.

En torno al 45 por ciento del consumo energético brasileño procedía en 2013 de fuentes renovables, “lo que convierte el sector energético de Brasil en uno de los menos intensivos en el uso de carbón del mundo”, según la Agencia Internacional de la Energía (AIEA).

Ello sitúa al país –que dobló su consumo primario de energía desde 1990- en uno de los líderes mundiales de energía renovable, en especial por el uso de etanol, que supone el 15 por ciento del consumo de combustible en el sector de los transportes.

Asimismo, en 2012 el 85 por ciento de la electricidad producida en el país provenía de fuentes renovables, en particular del sector hidroeléctrico, mientras otras fuentes -como la eólica y la solar- son más modestas y solo suponen el 5.0 por ciento del consumo total.

La caída en las reservas hídricas, como la que sufre actualmente la región de Sao Paulo, donde podría haber en breve racionamientos por la escasez de lluvias, ha provocado sin embargo que en los últimos años el país haya impulsado más proyectos eólicos y solares.

En abril, por ejemplo, entró en funcionamiento la mayor planta de generación de energía fotovoltaica de todo el país, en Tubarao (sureste), que abastece el consumo de dos mil 500 casas.

Los expertos coinciden en el gran potencial de Brasil para la generación de energía por medio de estas dos fuentes: por una parte, las zonas del noreste, en la costa, recibe vientos moderados y estables muy convenientes para los molinos de viento.

Por otra parte, Brasil es uno de los países con mayor número de horas por día de sol del mundo (en torno a ocho) y posee grandes reservas de silicio, materia prima fundamental para la fabricación de paneles solares.

Sin embargo, el descubrimiento de yacimientos profundos de petróleo con reservas estimadas entre 50 mil y 80 mil millones de barriles, que pondrían a Brasil entre los 10 mayores productores del mundo, han cambiado la estrategia en sus planes de generación de energía.

“Es cierto que Brasil tiene una de las matrices de energía más limpias del mundo, pero la tendencia del gobierno tras hallar los pozos de petróleo ha cambiado, y ahora vamos hacia un aumento de las centrales termoeléctricas”, explicó a Notimex una fuente autorizada.

Barbara Rubim, coordinadora de Clima y Energía de Greenpeace, dijo que todo cambió en 2007, cuando el hallazgo de pozos de petróleo ultra profundos en la costa provocó que los recursos se centraran en la explotación de esas energías fósiles, en lugar de las renovables.

Como prueba de ello, Rubim destacó que en los planes estratégicos del gobierno para los próximos años “el 72 por ciento de lo que se invertirá irá al gas y al petróleo, por tan solo 5.0 por ciento en biocombustible y 3.0 por ciento en biomasa”.

Señaló, por otra parte, que el “diálogo con el gobierno es muy malo” en este sentido, y criticó que apenas haya negociación con la sociedad civil para decidir las políticas energéticas nacionales.

La administración de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, promueve la subvención de la gasolina como forma de frenar la inflación, lo que provoca por otra parte una caída del consumo del etanol, menos contaminante que los derivados del petróleo.

Esta situación es especialmente sensible porque se espera que, a ritmos de crecimiento económico similares a los de los últimos años (4.0-5-0 por ciento), Brasil deberá casi triplicar su consumo de energía para 2050.

De hecho, el país añadirá cinco millones de vehículos a su flota actual de 38 millones para el año 2017, y las previsiones oficiales apuntan a un número de vehículos en el país superior a los 62 millones para 2022.