REVE
Latinoamérica apuesta por las energías renovables: eólica, geotérmica y energía solar fotovoltaica.
América Latina y el Caribe se han subido a la ola de inversiones en energías renovables (eólica, solar, geotérmica, biocombustibles, pequeñas hidroeléctricas, biomasa y residuos) y en los últimos años se convirtió en el polo más dinámico a nivel mundial de inversiones en este terreno. Entre 2006 y 2012 las inversiones en energías limpias totalizaron US$106.000 millones, siendo Brasil un verdadero imán con un 78% del total.
En ese lapso las inversiones en energías renovables crecieron 296% en la región, alcanzando el año pasado los US$16.800 millones, algo así como dos veces el superávit comercial que tendrá este año la Argentina. Esto representa un 6% de toda la inversión en energías limpias que se hace en el mundo, estimada en US$269.000 millones durante 2012. Más de la mitad de la inversión regional se destinó a la energía solar.
Es que América Latina ofrece grandes oportunidades en este campo, gracias a su dotación de recursos renovables, el sostenido crecimiento económico de los últimos años –más de 4% anual promedio en la última década– y la preocupación de varios países por su seguridad y autoabastecimiento energético. Además, los altos precios de la energía a nivel regional y la disminución de los costos de equipamiento para energías limpias (en especial eólica y solar) traccionan las inversiones en este sector. Así, el último año veinte países de América Latina y el Caribe lograron captar capital nuevo para este tipo de proyectos.
Pero pese al crecimiento de las inversiones en energías limpias, su participación en la matriz energética regional es aún limitada. Sólo el 9% de la capacidad eléctrica instalada en América Latina y Caribe proviene de fuentes renovables. Algunos casos notables son Costa Rica y Nicaragua, donde la participación en la generación eléctrica llega a 44% y 36% respectivamente. En la Argentina apenas el 2% proviene de energías renovables.
Los datos surgen del informe “Climatescope 2013: Nuevas Fronteras para las Inversiones en el Sector de Bajas Emisiones de Carbono en América Latina y Caribe”, elaborado por el Fondo Multilateral de Inversiones del BID y Bloomberg New Energy Finance presentado recientemente.
En base a parámetros como las políticas energéticas, la oferta crediticia para energías limpias, la disponibilidad de fabricación y cadenas de suministros locales, y proyectos de compensación de emisiones de carbono, el estudio conforma un ranking regional de 26 países, liderado por Brasil, seguido por Chile y Nicaragua. Argentina ocupa el 7° lugar, subiendo cuatro puestos respecto del año anterior. La nómina la cierran Barbados y Surinam.
El informe Climate Scope 2013 destaca las oportunidades que ofrece América Latina para las energías limpias; no obstante, asegura que “muchos inversores de energía perciben a las economías regionales como complejas y difíciles de entender”. Pero enfatiza la mayor cantidad de políticas públicas relacionadas con energías limpias (110 en 2012 frente a 80 de 2011).
Entre los factores que movilizan las inversiones en energías renovables en la región, un aspecto clave es el crecimiento que tuvieron en varios países las cadenas de valor, en especial de biomasa, pequeñas centrales hidroeléctricas y biocombustibles, que tienen cadenas completas en al menos un país. En este ámbito, Brasil, la Argentina, Chile y México son líderes.
Desde 2007, en el país se hicieron esfuerzos por desarrollar las energías renovables, en especial a partir del programa GENREN de la Secretaría de Energía. La meta es llegar en 10 años a un 8% de generación eléctrica “renovable”, a partir licitaciones que fijan incentivos económicos para energía solar, eólica, geotérmica, etcétera.
Hilda Dubrowsky, investigadora de la Fundación Bariloche, asegura que en el país “existe un enorme potencial de recursos renovables” pero también “barreras importantes para el avance en esas inversiones”. Entre ellas menciona la falta de sinceramiento de los costos de generación de electricidad, los enormes subsidios que “enmascaran una situación que se va tornando inviable en el mediano plazo” y, en los últimos años, “muchos cambios regulatorios, incumplimientos de obligaciones y giros de timón importantes que afectan el clima de inversiones”.
Por su parte, Antonio Brailovsky, economista especializado en temas ambientales, destaca que “el desarrollo de las energías renovables en el país depende de políticas públicas y de financiamiento” porque la tecnología para generar energía limpia, está. En ese sentido, recuerda los proyectos de energía solar o eólica en ejecución y recomienda “tener otro tipo de generación en la matriz energética”. Y concluye: “No se entiende por qué no tenemos la Patagonia llena de molinos de viento e importamos tanto petróleo y gas”.
Carlos Boyadjián, http://www.ieco.clarin.com/