¿Cómo afronta esta nueva etapa como responsable de ESTELA?
La asociación mantendrá la misma hoja de ruta pero hay que asumir nuevos retos. Teniendo en cuenta que el volumen de centrales en el resto del mundo será mayor que en Europa en los próximos años, ESTELA tratará de reforzar su presencia y mensajes a escala global para conseguir la mayor participación de la industria europea.
¿Qué situación vive actualmente el sector y qué recorrido tendrá en los próximos años?
El desafío es grande para una industria que se encuentra actualmente en pleno despegue en el escenario internacional con poco más de 1 GW instalado desde su ‘renacimiento’, concentrado básicamente en España, y un enorme recorrido por delante en cuanto a reducción de costes e incorporación de innovaciones. La industria termosolar europea está aún en fase de arranque en comparación con otros tecnologías renovables, ya que “no hay que olvidar que la fotovoltaica ya ha recorrido un gran tramo de su curva de aprendizaje alcanzando los 70 GW a nivel mundial y reduciendo costes de forma muy acelerada, y que la eólica, estando en estos momentos en 250 GW, hace ya tiempo que estabilizó sus costes.
¿Qué hace a esta tecnología renovable atractiva a ojo de los inversores?
Dadas sus especiales características de poder almacenar la energía y de gestionarla para seguir la curva de demanda mediante el almacenamiento o hibridación, no necesita el respaldo de centrales fósiles para garantizar su firmeza, lo que la hace muy atractiva en países que necesiten ampliar su capacidad instalada. Asimismo, su elevado contenido local y el positivo impacto macroeconómico facilita la apuesta decidida por esta tecnología por la mayor parte de los países del llamado cinturón solar en todo el mundo.
¿Cuáles son las perspectivas en esta industria y cuáles deben ser las prioridades para garantizar su crecimiento a escala internacional?
A corto plazo estamos viendo el despegue de esta tecnología en USA, India, China, Australia, Suráfrica, Oriente Medio o Marruecos, que resulta muy prometedor. Si se cumplen las previsiones también se empezará a implantar en los países de América Latina, donde las colaboraciones empresariales y de investigación pueden ser muy interesantes. Y más a medio y largo plazo, la Agencia Internacional de la Energía ha publicado recientemente varios documentos con una previsión sobre la contribución de esta tecnología de 1200 TWh/año en 2030 a escala mundial, y de 4500 TWh/año para 2050. Asimismo, se señala a esta tecnología como la mayoritaria en los mix de generación de los países soleados a partir del año 2030.
¿Qué debe hacer España para mantener el liderazgo tecnológico en este sector?
Al estar esta tecnología en su fase de comercialización, lo más importante es mantener un ritmo de implantación hasta 2020 que permita a nuestras empresas continuar liderando esta tecnología ofreciendo siempre las referencias más avanzadas. Y, por supuesto, otro pilar fundamental debe seguir siendo el apoyo a la investigación realizada en los centros tecnológicos, que son una de las piezas esenciales para el mantenimiento del liderazgo.
Y en términos de financiación, ¿Qué mecanismos cree que deben habilitarse para salvar el factor económico, a menudo el principal obstáculo para el desarrollo de proyectos energéticos?
El mecanismo que se ha demostrado más eficaz para la consecución de objetivos y el desarrollo de la industria es el de las tarifas especiales a la generación. Dicho sistema de tarifas, unido a la preasignación, es el modelo que puede acompasar las primas al desarrollo de la tecnología y evitar las distorsiones que se han producido en el pasado en algunos sectores.
¿Qué política energética deben promover los Gobiernos europeos?
Europa tiene la gran oportunidad de orientar el desarrollo energético por un camino que permitiría liberarse de la vulnerabilidad energética actual de su economía, particularmente crítico en países como España, dado que posee unos recursos naturales muy complementarios entre los países del Norte y del Sur y entre las temporadas de verano e invierno.
La visión pasaría por reforzar las interconexiones eléctricas desarrollando una gran Supergrid y un mercado interior de la electricidad que posibilite y favorezca el aprovechamiento de todo el potencial de viento en el mar del Norte y el potencial solar del Sur, complementado con la gran hidráulica existente y la biomasa, vía residuos y cultivos energéticos en todo el continente. Esta apuesta dotaría de una enorme fortaleza, energética, económica, tecnológica, medioambiental y laboral a todos nuestros países.
¿Hasta qué punto influye la actual coyuntura económica en el desarrollo del sector termosolar?
Por ahora el sector tiene el horizonte 2013 con un buen número de centrales que se encuentran todavía en construcción, pero la moratoria establecida recientemente por el Gobierno español está ya perjudicando y poniendo en peligro la continuidad de nuestra industria y su desarrollo tecnológico. Confiamos en que ese necesario periodo de reflexión adoptado por el nuevo Gobierno dure lo imprescindible y que pronto tengamos definida la senda de nuevas instalaciones hasta 2020.
Las nuevas centrales termosolares requerirán mucho menor apoyo que el otorgado hasta ahora y nuestro sector continuaría ofreciendo un retorno a la sociedad, en términos de PIB, empleo, ahorro de combustibles y liderazgo internacional. Todo ello compensará con creces los apoyos.
Precisamente, en esta difícil coyuntura, la termosolar no puede verse como un problema, sino como una vía de solución para la crisis.
¿Cuál es el marco normativo y regulador idóneo para el desarrollo de la actividad de este sector?
La directiva de renovables de 2009 constituye un marco ideal al haber establecido los mecanismos de flexibilidad por los cuales un país puede alcanzar sus objetivos vinculantes del 2020 con instalaciones que apoye en otros territorios. Esto brinda a España una oportunidad histórica, dada la gestionabilidad de las centrales termosolares, para que puedan construirse en nuestro país, contabilizarse estadísticamente en los países que las financien y contribuir a la generación de riqueza y empleo en España. Creo que Europa seguirá siendo exigente y reforzando previsiblemente los objetivos contra el cambio climático, por lo que esta puerta que ya se ha abierto puede darnos grandes frutos en el futuro.
¿Qué rol juegan la innovación e investigación y qué importancia tienen las sinergias entre ciencia e industria?
La termosolar se encuentra al inicio de su curva de aprendizaje con cuatro tecnologías diferentes compitiendo en la actualidad. Por ello, además de la reducción de costes que se puede esperar de las experiencias adquiridas en el montaje de las centrales, del tamaño de las mismas, del factor de escala en la fabricación de componentes, etc., serán esenciales todas las aportaciones que tengan como meta el incremento de la eficiencia y la reducción de costes de nuevas soluciones tecnológicas.
En este sentido contamos en España con el mejor laboratorio del mundo en energía solar de concentración, como es la Plataforma Solar de Almería del CIEMAT (organismo público de investigación adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad), reforzada recientemente con el CENER y el CTAER, los cuales pueden interactuar con nuestras industrias para conseguir esos objetivos.
Lydia Capitán, EnovaMarkets, www.protermosolar.com/boletines/43/a03.html