Según informa la US en una nota, en estas subestaciones de cercanías, alimentadas por tensión continua, existe una nueva tecnología de trenes con frenado regenerativo, es decir, que una parte de la energía cinética del propio tren es devuelta a la catenaria en forma de energía eléctrica en el proceso de frenado. No obstante, si esta energía no se aprovecha en ese momento no es posible utilizarla y se quema mediante resistencias.
Gracias a este proyecto de investigación, bautizado como ‘Ferrolinera 3.0’, se pretende utilizar ese excedente de energía mediante unos sistemas de recarga rápida de vehículos (sistemas de almacenamiento basados en súper condensadores y baterías) de manera que la energía no se queme, si no que se almacene y cualquier usuario de coche eléctrico pueda cargarlo en 20 minutos en unos puntos habilitados en subestaciones ferroviarias y estaciones de cercanías.
El catedrático en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la US Juan Manuel Carrasco explica que "aunque un vehículo eléctrico no produce emisiones contaminantes durante su funcionamiento, generar la energía necesaria para moverlo da lugar al consumo de recursos no renovables en mayor o menor medida". Gracias a ‘Ferrolinera 3.0’ se contribuirá a la sostenibilidad mediante el aprovechamiento de la energía eléctrica limpia que el sistema ferroviario produce en los procesos de frenado de los trenes, una tecnología parecida a la que ya utilizan los coches de Fórmula 1 (Supercondensadores), fomentando así la eficiencia energética en las instalaciones ferroviarias.
"Se calcula que los países de la Unión Europa tienen de media entre un 50 y un 60 por ciento de dependencia energética externa, cifra que asciende a más del 80 por ciento en España", aclara Juan Manuel Carrasco, "lo que supone un problema tanto en el precio del combustible como en la garantía de suministro".
Así, el continente europeo se sitúa como una de las regiones con mayor desarrollo tecnológico del coche eléctrico, con análisis de grandes consultoras como ‘Mackinsey’ (2009) que auguran que el 21,6 por ciento del tráfico rodado en Europa y Norte de África estará formado por este tipo de vehículos hacia el año 2020. "Si tenemos en cuenta los estudios que afirman que de toda la energía primaria que se consume en España, el 34,5 por ciento está relacionada con el transporte, la única forma de reducir esa dependencia energética pasa por reducir también el consumo de petróleo asociado", explica el investigador.
Así, según apunta Juan Manuel Carrasco, "en Europa se están llevando a cabo investigaciones muy potentes en este sentido, generando modelos de coches con una autonomía mayor de kilómetros y a unos precios más razonables que hace años, por lo que se hace necesario también investigar y desarrollar infraestructuras relacionadas con la recarga de estos vehículos".
Mediante este innovador proyecto se persigue instalar una red de puntos de recarga conectados a la red ferroviaria que se llamarán Ferrolineras y ofrecerán al mercado una nueva solución tecnológica para este tipo de procesos de recarga eléctrica. Además, el proyecto contempla la instalación de un sistema fotovoltaico como fuente extra suministradora de energía, que servirá de refuerzo eléctrico en caso de necesidad por parte del usuario final. Y para comprobar la viabilidad de la innovación propuesta se desarrollará un estudio piloto en dos ubicaciones distintas: el Laboratorio de Energía de Adif y el nuevo Metro de Málaga.