El déficit tarifario es básicamente la diferencia entre los ingresos por la venta de electricidad y los costes de todo el sistema eléctrico. El conjunto de todas las primas a las energías renovables representan en estos momentos aproximadamente el 15% del coste del sistema, por tanto parece aconsejable buscar las causas del déficit en el otro 85% del coste.
Las energias renovables aportan grandes beneficios directos de ahorro de importaciones de gas, de derechos de emisión y además reducen significativamente la remuneración a todo el parque generador abaratando el coste de la electricidad. Todo ello es de mayor peso que las primas recibidas. Por ello, no puede sostenerse que las energías renovables son las responsables del encarecimiento de los costes del sistema y, mucho menos la termosolar que, hasta 2010, había recibido el 0,3% de las primas acumuladas a las energías renovables.
Por cierto la cifra del déficit que se ha generado en los dos últimos años coincide con el beneficio anual de las grandes eléctricas, que es, al igual que las primas a las energías renovables, otra componente del coste del sistema eléctrico. Hay no obstante una importante diferencia, mientras que las energías renovables rebajan el precio del pool los beneficios de las eléctricas no.
Cuando a partir de 2014 el volumen de primas que reciban las centrales termosolares sea de unos 1.500 millones de € anuales, su participación en el conjunto de las primas al Régimen Especial será inferior al 20 % y, por tanto su impacto en los costes totales del sistema eléctrico será de aproximadamente el 3 %, porcentaje muy parecido precisamente a la energía que estarán generando.
También en ese momento las centrales termosolares estarán proporcionando ahorros de 300 millones € en importaciones de gas, de 60 millones € en derechos de emisión y estarán induciendo una rebaja en el precio del pool equivalente a 500 millones € al año. Además estarán contribuyendo con sus inversiones privadas al PIB, a la reducción del déficit público y al empleo en cantidad superior a las primas recibidas.
Todos estos números los tiene claros el nuevo Gobierno que no creemos que “adquiera la especie” de que el principal problema del déficit tarifario es la termosolar y que se debe actuar a corto plazo sobre ella. Si lo hiciera cercenaría una de las pocas oportunidades históricas tecnológicas de las que ha dispuesto nuestro país y generaría una situación muy incómoda ante las más altas instancias de países como Alemania, Estados Unidos, Japón, Emiratos Arabes Unidos, etc., cuyas consecuencias serían impredecibles, entre otras en la consideración del riesgo país.
Por todo ello resulta inexplicable la campaña iniciada por el presidente de Iberdrola pidiendo la paralización del sector, sin que parezca importarle -o tal vez si- el daño que puede causar a empresas españolas que son las líderes mundiales en un mercado que, a juicio de la Agencia Internacional de la Energía, será billonario en muchas regiones del planeta a medio plazo.
Que difícil resulta entender la auténtica motivación de la campaña desatada por el presidente de Iberdrola -cuando hace tres años quiso ser el líder del sector en España cosechando un estrepitoso fracaso- que tampoco parece importarle el grave perjuicio que causaría al desarrollo económico de regiones como Andalucía, Extremadura o Castilla la Mancha, entre otras, donde Iberdrola tiene una importante presencia.
Afortunadamente el Gobierno tiene un importante catálogo de medidas de mucho mayor alcance para coger por los cuernos el toro del déficit.
Por ejemplo, disminuir la remuneración de centrales nucleares e hidráulicas aplicando la teoría del Tribunal Supremo de beneficio razonable, o realizar la liquidación pendiente de los CTCs, o pedir la devolución de las asignaciones gratuitas de derechos de emisión que todavía no se han reintegrado o eliminar los pagos por capacidad. También, si quiere que España cumpla sus compromisos de emisiones debería reducir los apoyos al carbón y buscar fórmulas, más inteligentes, económicas y menos perjudiciales, para los mineros que seguir pagando primas para contaminar más. Las subastas de derechos de emisión o el céntimo verde, haciendo corresponsable al conjunto del sistema energético del irreversible camino hacia un sistema de generación eléctrica libre de emisiones, contribuirían también a la eliminación del déficit.
Ni el Gobierno ni el país deben asumir responsabilidad alguna del problema de Iberdrola y de otras compañías de sobrecapacidad en ciclos combinados. La competición alocada emprendida por las grandes eléctricas en los últimos años, sin tener en cuenta un posible escenario de reducción de demanda y de penetración de las energías renovables, fue un error estratégico que deben pagar exclusivamente dichas compañías. Además el Gobierno debería alejar al país, lo más rápidamente posible, de la bomba de relojería que representa la dependencia de abastecimiento de gas con Argelia, con contratos de suministro poco transparentes y que coloca a nuestra economía en una situación de gran vulnerabilidad por la inestabilidad de la región.
Otros son por tanto los responsables del déficit tarifario y de los incumplimientos con los compromisos de sostenibilidad ambiental de la generación eléctrica en nuestro país. La termosolar, sin duda, ¡NO!, Al contrario, es una apuesta segura para generar actividad industrial, empleo y contribuir a sacar a España de la crisis económica.
Luis Crespo, Secretario General de Protermosolar y Presidente de ESTELA