Pertenecen a los uros, unas mil personas que viven como hace siglos en pequeñas islas flotantes en la bahía de Puno, en el sureste de Perú.
Construyen sus casas y las propias islas con las plantas acuáticas que crecen en abundancia en el lago.
La misma escuela es flotante. Y es aquí donde los niños y niñas aprenden a leer aymara y español, y también, desde hace poco, a usar la computadora y conectarse con el resto del mundo.
"Para nosotros fue una alegría cuando recibimos la señal de internet", dice Santos Pineda, el director de la escuela.
Desde el año pasado, esta comunidad tiene energía limpia y gratuita, además de unas computadoras y conexión a internet, gracias a un programa de ayuda financiado mayoritariamente por la Unión Europea.
"Los niños están muy emocionados por poder realizar trabajos de investigación usando internet", continúa Pineda.
"Anteriormente, sí conocían las computadoras, pero solamente en teoría. Ahora los alumnos saben conectarse. Les sirven de mucho".
Zonas rurales se conectan con energía solar
En el techo de láminas amarillas del aula multimedia están instalados un panel solar y una antena de satélite que permiten a la escuela tener electricidad y conexión a internet las 24 horas.
Dentro, los alumnos trabajan dos días a la semana en los cinco ordenadores portátiles, y usan la impresora y escáner que también fue suministrada por el programa Euro-Solar.
Con un presupuesto de más de 36 millones de euros (US$47,6 millones), la UE y sus socios gubernamentales locales han donado los equipos para la producción de energía a 600 comunidades rurales que no tienen conexión a la red de suministro eléctrico.
En Perú, según el Ministerio de Energía, apenas el 63% de las zonas rurales están conectadas y 2,8 millones de personas no tienen energía eléctrica.
Euro-Solar interviene donde los gobiernos fallan, promoviendo las energías renovables como motor de desarrollo humano, no sólo en Perú, si no en los siete otros países más pobres de América Latina: Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay.
"Parte de los objetivos del proyecto", dice Sergio Dianderas, coordinador para la región de Puno, "es que en las zonas alejadas se consiga disminuir la migración de la población a la ciudad, dándole mejores condiciones en su lugar de origen y las mismas oportunidades que tendrían en la ciudad, sobretodo en comunicación, como internet".
Equipos malogrados
Sin embargo, en Pasiri, una comunidad de 583 habitantes a 4.250 metros sobre el nivel del mar, la conexión a internet no funciona desde hace dos meses.
"Los ingenieros que vinieron nos dijeron que iban a regresar mañana, pasado mañana, o el próximo mes", dice Ruben Ticona, un docente. "Y todavía no han vuelto para arreglar la conexión".
Los maestros de la escuela en Torani dijeron a BBC Mundo que internet solo funcionó un día, el de la inauguración.
Además lamentaron que la mayoría de las computadoras no fueron configuradas bien y que no encuentran cartuchos de tinta de recambio para la impresora suministrada por el programa.
Desplazarse es difícil para los habitantes de Torani. Ningún servicio público de transporte llega a esta altura, y el pueblo más cercano se encuentra a unas cinco horas a pie de distancia.
Ellos pidieron ayuda de los suministradores del equipo.
"Dimos a conocer a los de Euro-Solar", dice Gilberto Quispe Ramos, encargado de la dirección, "y nos prometieron que nos iban a cambiar nuestra impresora por otra más comercial.
"Pero hasta ahora no se ha llegado a concretar lo prometido".
Aseguran que se solucionarán los problemas
Victor Velarde, el gestor del programa, reconoce que ha habido problemas con los equipos.
"Lo que puede suceder en algunas comunidades es que se han desconfigurado las computadoras y no pueden acceder a la señal", dice Velarde.
Cuando no hay sol, la energía se genera con el viento.
Pero asegura que es cuestión de tiempo que este problema, como el de la impresora, sea solucionado, ya que Euro-Solar aún se encuentra en una fase operativa que "permite a todos corregir diversos aspectos".
"Esperamos poder complementar, subsanar y solucionar la mayoría de ellos", termina Velarde.
Un proyecto autosostenible, con desafíos. Sin embargo, lo que preocupa mayormente a los pobladores, tanto en Pasiri como en Torani, es que sucederá una vez que termine el periodo de garantía y asistencia para los equipos.
Cada comunidad aprovecha el suministro de energía para ofrecer servicios de pago, como la carga de baterías y celulares, o la impresión y fotocopia de documentos.
"Pero esto no alcanza", dice Jaime Coila, quien enseña en Torani.
Una fotocopia cuesta 10 céntimos de sol peruano, o menos de US$0,04; la carga de un celular 50 céntimos.
"Lo que cobramos por fotocopias es mínimo. El día que el equipo falle, no sé dónde acudiremos", dice Coila.
Euro-Solar quiere fortalecer la autosostenibilidad del proyecto, capacitando a cada comunidad con equipos que puedan ser rentables en el futuro con los ingresos generados por la venta de servicios.
Sin embargo, remplazar las baterías de los paneles solares cuesta unos US$300, más que el salario mínimo mensual en Perú.
Los pobladores reconocen que van a necesitar sacar miles de fotocopias para evitar que, como en Pasiri, falte el dinero para reparar sus nuevas computadoras.
Mattia Cabitza, BBC, Perú