La localidad de Kahone, situada en la región de Kaolack, acoge la mayor planta fotovoltaica de Senegal, un proyecto que permite la generación de electricidad para unas 300.000 personas a bajo precio y reduce las emisiones de CO2, en el marco de los esfuerzos de las autoridades por diversificar el mix energético y rebajar la dependencia de los combustibles fósiles.Diagne defiende además que la planta de Kahone ha generado desde 2020 un total de 33 empleos directos -de los cuales sólo cinco han ido a parar a mujeres-, mientras que otros 290 puestos de trabajo han sido generados a través de contratos firmados para las operaciones, con sólo catorce para mujeres.La construcción de la central tuvo sin embargo un impacto sobre parte de la comunidad que derivó en la entrega de paquetes de ayuda a 36 de las mismas debido a su situación de vulnerabilidad, incluidas cuatro que recibieron ayuda alimentaria debido a su vida trashumante de cara a respaldar sus capacidades durante la temporada de escasez.Asimismo, se procedió a la formación de cinco grupos de interés económico para 120 mujeres residentes en la zona, con financiación de 16 millones de francos centroafricanos (cerca de 24.390 euros), y la financiación de otros cinco en la comuna con fondos por valor de siete millones de francos centroafricanos (unos 10.670 euros), incluidos alimentos para niños en ‘daaras’ o escuelas coránicas.Diagne añade que, por otra parte, está «en construcción» una finca agropastoral para las 28 asociaciones como parte del Plan de Restauración de Medios de Vida (PRMS) para reducir el impacto negativo del levantamiento de la planta en estos terrenos, en los que parte de la comunidad participa además, una vez al año, para ayudar en tareas de desbrozado.Datos técnicosLa de Kahone es la cuarta planta fotovoltaica conectada a la red eléctrica senegalesa y, junto a la de Kael, da energía limpia a más de 500.000 personas en el país africano, según el programa Scaling Solar del Banco Mundial, que especifica que el proyecto contó con 38 millones de euros en financiación internacional.Scaling Solar recuerda además que Senegal fue el segundo país en poner en fase operativos plantas fotovoltaicas respaldadas por el programa, después de que se inaugurara en 2019 una en Zambia y ante los esfuerzos para apoyar planes similares en Costa de Marfil, Madagascar, Togo, Afganistán y Uzbekistán.Los datos del Banco Mundial reflejan que en la actualidad el 70,4 por ciento de la población tiene acceso a la electricidad, una cifra que ha aumentado durante los últimos años y que va en línea con la intención de las autoridades de diversificar las fuentes de energía -en línea con el Plan Senegal Emergente-, la reducción de costes energéticos, el aumento de las capacidades de generación y el incremento del acceso en zonas rurales.El país, que apoya además la cooperación energética a nivel regional como miembro del Pool de Energía de África Occidental (WAPP) -la unión de las compañías de electricidad nacionales de esta zona del continente bajo los auspicios de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO)- y es miembro de organizaciones regional para el desarrollo de recursos hidroeléctricos, busca con este tipo de proyectos el acceso «universal» a la electricidad de cara a 2025.
Las instalaciones iniciaron operaciones en mayo de 2021, junto a otras ubicadas en Kael (oeste), en el marco de un proyecto financiado por la Corporación Financiera Internacional (IFC), el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y Proparco -propiedad en parte de la Agencia Francesa de Desarrollo y accionistas privados-, bajo el paraguas del programa Scaling Solar, del Banco Mundial.
La planta, que cuenta con más de 129.000 módulos fotovoltaicos instalados en unos terrenos que se extienden en alrededor de 36 hectáreas, tiene una capacidad instalada de 43,9 MWp –que define la producción máxima en condiciones ideales–, con unos trabajos gestionados por Engie, Meridiam y el Fondo Soberano de Senegal para Inversiones Estratégicas (FONSIS).
Mamadou Yakham Diagne, encargado de asuntos técnicos del equipo que gestiona la planta, especifica en declaraciones concedidas a Europa Press que la producción anual de la central está estimada en 73,3 gigavatios/hora, lo que representa un 1,1 por ciento de la producción total en Senegal, teniendo en cuenta todas las vías de generación de electricidad.
Así, supone el 8,3% de las instalaciones de energía renovable en Senegal y el 2,3 % de las instalaciones de producción de energía eléctrica en el país, según Diagne, ante el objetivo fijado por el Gobierno del expresidente Macky Sall de que las renovables fueran el 30 por ciento del mix energético.
La generación eléctrica en la planta es enviada a través de una red subterránea a una cercana instalación de la Sociedad Nacional de Electricidad de Senegal (Senelec), lo que, junto con el hecho de que las instalaciones fueran construidas sobre suelo público, permite su venta a uno de los precios más bajos en África occidental.
Los precios de la electricidad generada en la planta de Kahone se sitúan en torno a los 25 francos centroafricanos (menos de cuatro céntimos de euro) por kilowatio/hora, según explican representantes de la central durante una visita de prensa a las instalaciones desplazados a Senegal en el marco de una visita al país por parte de la comisaria europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen.
El propio BEI destaca en su página web que la puesta en marcha de esta central -que está funcional al cien por cien, según estos expertos-, junto a la de Kael, se enmarca en los «objetivos de la UE y de Senegal» para lograr «una generación de energía renovable» que respete las líneas fijadas en materia climática y «aumente el suministro energético y su asequibilidad» para la población.
Reducción de emisiones
En este sentido, Diagne recalca que «en 2023, la central permitió reducir la tasa de emisiones de gases de efecto invernadero en 24.727 toneladas de CO2», cifra que colabora en los esfuerzos del Gobierno para reducir las emisiones en el sector, históricamente dependiente de las importaciones de combustible y con un 80% de su mix energético fundamentado en el petróleo.
Los 129.060 módulos fotovoltaicos instalados fueron entregados por la empresa china JinkoSolar y son limpiados en intervalos regulares por una máquina destinada a maximizar la capacidad de absorción de los mismos ante la contaminación y suciedad que pueda depositarse en ellos de cara a lograr que trabajen a pleno rendimiento, aunque siempre dependiendo de las condiciones climáticas.
Así, al margen del impacto evidente de la ausencia de sol en temporadas de lluvia o días nubosos, los expertos presentes durante la visita destacan que un calor o radiación excesiva son igualmente negativos al provocar que los paneles no puedan funcionar de forma correcta los materiales semiconductores que los integran.
En lo relativo al reciclaje de los paneles rotos -ya sea por golpes, accidentes o fallos de funcionamient-, se almacenan en un contenedor en la planta de Kael, tras lo que «se envían por transporte marítimo a Francia, en colaboración con la empresa Weeecycling» para estas labores, ante la ausencia de posibilidades para ello a nivel nacional.
Sin embargo, Diagne sostiene que los paneles que no funcionan correctamente «pero siguen produciendo energía» son objeto de un trabajo en búsqueda de «soluciones de reutilización para capacitación profesional o uso doméstico en las comunidades locales», lo que permitiría «garantizar un seguimiento riguroso de cara a recuperarlos una vez concluya su vida útil y reciclarlos».
Europa Press