Ante representantes de empresas y organismos reguladores de países europeos y americanos, el director técnico de la AEE, Alberto Ceña, expuso que ante la baja de actividad del mercado español en los últimos años las empresas han tendido a internacionalizarse.
“Para ello es necesaria tener una visión estratégica, porque las condiciones nunca van a ser igual en un país que en otro, ni culturales ni económicas; pero lo más importante es no venirse abajo ante el primer fracaso”, comentó.
Destacó que uno de los casos analizados fue el de México, país del que se invitó a este foro a responsables del sector público, para exponer las condiciones en que se desarrolla la actividad y que a su vez ellos conocieran las potencialidades del sector español.
Ceña explicó que es con este intercambio como se “derriban algunos mitos sobre las energías eólicas”, ya que “en casi todos los países se ha querido limitarlas a un 10 o 15 por ciento de la producción” eléctrica total, cuando en verdad puede ser de más del 60 por ciento.
Recalcó que después de ello le corresponde a las empresas acercarse a los mercados, los que “ya presentan una situación competitiva, son los casos de subastas de precios en países latinoamericanos como Perú o Uruguay”.
Aseveró que los casos de México que busca aumentar en tres mil megavatios su potencia, y Argentina en dos mil megavatios, “son oportunidades para los grandes operadores, pero no para los fabricantes de componentes, que son la parte más sensible”.
El promotor empresarial abundó que si bien en cada país las normativas sobre componentes es diferente, se ha generado una tendencia en la que se exige la fabricación local, abiertamente en Canadá, y en cuestión práctica en Brasil vinculada a ventajas de financiamiento.
Recordó que también forma parte de países como México y Brasil generan empleos mediante la promoción de la energía eólica, donde además sus marcos regulatorios son claros en términos político de operación.
Enfatizó que además de ello también la aparición de grandes operadores como de fabricantes de componentes, como son los chinos que figuran junto a los estadunidenses entre los primeros del ranking y han vuelto más competido el mercado internacional.
En el caso de los españoles, con más de 700 empresas de distinta actividad dentro del sector, ocupan el sexto lugar en fabricación de componentes detrás de países como Alemania, Dinamarca y Francia.
Consideró que la energía eólica será motor de fabricación de bienes de equipo en una gran cantidad de países, pero para aspirar a ser parte de ello hay que analizar bien hacia donde se mueven las oportunidades.
En el caso de Europa, refirió que éstas se movilizan hacia el este del continente, y en América se mantienen las expectativas de crecimiento gradual.
Puntualizó que una de las señas de cómo ha cambiado la competencia en este mercado es la concentración entre firmas del sector, principalmente en Europa, o las estrategias diferenciadas de algunas compañías hacia clientes diferentes.
En todo caso, Ceña recomendó a las empresas buscar la diversificación, ajustar sus estrategias y en el caso de las pequeñas y medianas acudir a las asociaciones en busca oportunidades en el exterior y no desanimarse si el primer intento no es el esperado.
Del 27 al 29 de septiembre, más de 300 personas de gobiernos, empresas y entidades reguladoras de energía de unos 40 países se dieron cita en la Feria de Muestras de Zaragoza para intercambiar experiencias y conocer las novedades del sector eólico.
Los vehículos eléctricos con baterías de litio no emiten CO2 ni dañan el medio ambiente, siempre que la electricidad provenga de energías renovables, como la eólica, la energía solar fotovoltaica y la termosolar o solar termoeléctrica. Los aerogeneradores podrán suministrar la electricidad al vehículo eléctrico, que en un futuro servirán también para almacenar y regular la electricidad intermitente del sector eólico.