España, Portugal y Francia han presentado este viernes los primeros detalles del conducto H2Med – antes conocido como BarMar- que transportará unas 2 millones de toneladas de hidrógeno verde al año a Francia y Portugal a través de Barcelona y Zamora.
El corredor, que se prevé que envié solo hidrógeno verde, tendrá un coste que rondará los 2.500 millones de euros y podría «estar listo a finales de esta década».
Así lo ha explicado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una declaración conjunta con motivo de la Cumbre H2Med de Alicante, en la que también han participado el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro portugués, António Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.? A la reunión también estaba previsto que acudiera la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, pero ha cancelado su viaje por gripe. Sánchez y Meloni, sin embargo, han mantenido una conversación telefónica, según el presidente español.
El proyecto aspira a recibir fondos comunitarios, por lo que los tres ejecutivos presentarán el próximo 15 de diciembre el H2Med para que sea declarado Proyecto de Interés Común por Bruselas. «Con este corredor reiteramos un doble compromiso: reforzamos la seguridad energética y la autonomía estratégica de la Unión Europea en un momento imprescindible y reafirmamos la determinación con la neutralidad climática», ha explicado Sánchez.
El proyecto, calificado por el presidente epañol como el «primer gran corredor de hidrógeno de la Unión Europea», contará con dos tramos. La primer ruta irá desde la localidad portuguesa de Celorico da Beira hasta Zamora, con una logitud de 248 kilómetros. Se calcula que tardará unos cuatro años en construirse, incluyendo el periodo estimado de poco más de dos años para conseguir los permisos. Esta parte tendrá un coste aproximado de 350 millones de euros.
El segundo tramo previsto unirá, a través del Mediterráneo, Barcelona y la ciudad francesa de Marsella. Tendrá una longitud de 455 kilómetros y necesitará de cuatro años y medio para construirse, incluyendo el tiempo para los permisos. Su precio rondará los 2,5 billones de euros.
El coste total del proyecto, por tanto, sería de al menos 2.500 millones de euros, aunque se espera poder financiar hasta el 50% a través del mecanismo de la UE «Conectar Europa» (CEF, por sus siglas en inglés) para la proyectos de redes trasneuropeas en el sector de la energía.
«España quiere liderar, junto a Portugal y Francia, la apuesta por la transición energética. Estamos ya liderando el desarrollo de energías renovables y aspiramos a ser un referente no solamente europeo, sino también mundial, en el ámbito del hidrógeno», ha dicho Sánchez.
Von der Leyen ha asegurado, por su parte, que el H2Med «va justo en la dirección correcta» y que «respalda» su inminente presentación para convertirlo en un proyecto de interés común. «Tiene el potencial de ayudarnos a construir una columna vertebral europea para transportar el hidrógeno», ha remarcado, tras señalar que «la Península Ibérica se va a convertir en una puerta energética fundamental para todo el mundo».
Ha indicado, además, que se trata de un «principio prometedor» y que se busca otros posibles corredores en Europa, así como establecer asociaciones con Egipto y Marruecos para la conexión energética con otras naciones mediterráneas.
La hoja de ruta del H2Med plantea que las construcciones podrían empezar en 2025 y se pretende transportar el 10% del consumo de hidrógeno verde de la Unión Europea para el año 2030, en torno a dos millones de toneladas al año.
El corredor, según han especificado los líderes español, luso y francés y la presidenta de la Comisión, atiende a dos principales objetivos. El primero de ellos, es reforzar la seguridad energética ante el contexto de vulnerabilidad por la guerra en Ucrania.
«Ya no vamos a ser meros importadores de energía. Ahora vamos a reforzar nuestra posición como productores y exportadores de energía al resto de Europa», ha dicho el presidente portugués António Costa, que ha incidido en que «el proyecto satisface los intereses de todo el conjunto de la Unión Europea» y en que es necesario «diversificar» las rutas y fuentes. «Es un ejemplo muy bueno de cómo tres estados saben cooperar entre ellos para beneficiar a toda la totalidad de la UE», ha agregado.
El segundo es cumplir con el compromiso europeo de la neutralidad climática y avanzar hacia la meta de producir 20 millones de toneladas de hidrógeno renovable en la Unión Europea de aquí a 2030 fijado por los Estados miembros en el plan RePower EU, de los cuales 10 millones deben ser de producción nacional.
«Para nosotros es totalmente coherente con la estrategia colectiva. Queremos cumplir un objetivo ecológico, reducir las emisiones y abandonar progresivamente los combustibles fósiles parar pasar a una electrificación del continente europeo completo con el hidrógeno; y un objetivo de industrialización y de innovación en el continente», ha apuntado el presidente francés Emmanuel Macron, cuyo país mostró reticencias a la construcción del MidCat – un proyecto de gasoducto que comunicaría España con Francia a través de Cataluña- y que, tras barajar varias alternativas, se optó por lo que pretende ser ahora el primer corredor de hidrógeno verde.
Sánchez ha reiterado el compromiso de España con hidrógeno verde y ha remarcado el diseño de una hoja de ruta para impulsarlo. En ella, se prevé una capacidad instalada de electrolizadores de 4 gigavatios (GW) y la implantación de hidrogeneras, trenes y vehículos de transporte pesado propulsados por este producto. Nuestro país, además, acumula el 20% de los proyectos a nivel mundial, tan solo por detrás de Estados Unidos, aunque la mayor parte están en fase piloto.
El hidrógeno verde se basa en la utilización de energías renovables como la eólica o la fotovoltaica y aplica técnicas como la electrólisis. De esta forma, se separan las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno, canalizándo este último hacia pilas de combustible, donde se une de nuevo con el oxígeno procedente del aire y genera electricidad.
Apenas deja residuos, pero su mayor inconveniente es la baja eficiencia energética del proceso y el elevado coste de producción. Se calcula que dependiendo de cómo se utilice, se perdería entre el 50% y el 80% de la energía consumida para producirlo. Con la tecnología actual, sin embargo, se podría incrementar este rendimiento hasta un 70%, pero queda lejos aún de las baterías eléctricas – que genera más resiudos, pero cuya eficiencia sobrepasa el 90%-.