Estudios recientes destacan los beneficios de integrar la agricultura y los sistemas fotovoltaicos. Se descarta el riesgo de un consumo excesivo del suelo.
La agrivoltaica es un concepto innovador que permite la coexistencia de la generación de energía solar y de las prácticas agrícolas gracias a una interacción virtuosa que, además, crea valor para la tierra y para las comunidades locales. En concreto, se trata de un sistema que consiste en una instalación fotovoltaica montada en el suelo, en un terreno que también se utiliza para la agricultura o la ganadería. No se trata simplemente de compartir un mismo espacio. En los sistemas agrivoltaicos, la producción de energía renovable para apoyar a la transición energética y las actividades agrícolas o ganaderas se complementan a la perfección en un mecanismo win – win (en el que todos ganan). Por ejemplo, en algunas de nuestras plantas solares es posible cultivar especies hortícolas, leguminosas, forrajeras, aromáticas y medicinales así como actividades ganaderas como la ganadería ovina.
Consumo de suelo: un problema inexistente
Cuando se habla de agrivoltaica a menudo se pone sobre la mesa el tema del potencial consumo del suelo, es decir, el riesgo teórico de que se sacrifiquen grandes extensiones de tierra cultivable en beneficio de la producción de energía. En realidad, existen datos y voces de expertos que demuestran que este problema no existe. Tal y como declaró Luca Marchisio, jefe de Estrategia de Sistemas de Terna (la empresa que gestiona las redes de transporte de electricidad en Italia), durante un seminario web organizado por Elettricità Futura -la principal asociación de empresas del sector eléctrico italiano- y Cesi, empresa líder en la inspección y certificación de actividades relacionadas con la electricidad: «Hemos geolocalizando durante meses las solicitudes de conexión fotovoltaica y hemos llegado a la conclusión de que, desde el punto de vista técnico, el problema de la disponibilidad de suelo no existe».
En concreto, el desarrollo de las fuentes de energía renovable en Italia tiene objetivos desafiantes en términos de descarbonización, desde los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), hasta el plan «REpowerEU» de la Comisión Europea, que prevé la instalación de 85 GW de nueva capacidad para el 2030. Las cifras muestran que el desarrollo de nueva capacidad renovable para alcanzar los objetivos de descarbonización y completar la transición energética en Italia en 2030 no es una cuestión crítica en términos de uso del suelo: para realizar los 85 GW adicionales previstos por el escenario REpowerEU, se estima una ocupación potencial de alrededor del 0,3% de todo el territorio italiano y de alrededor del 0,6% si solo se tiene en cuenta el terreno agrícola.
Un uso inclusivo del suelo
Como Enel Green Power, hemos puesto en marcha el modelo agrivoltaico en algunas de nuestras plantas de España, Grecia e Italia y hemos comprobado que los cultivos obtenían grandes beneficios, precisamente gracias a la presencia de plantas fotovoltaicas. En concreto, hemos observado un aumento de hasta el 60% del rendimiento agrícola y del peso medio de los frutos de algunas especies hortícolas, como los pimientos, así como un aumento del número de frutos de hasta un 30% en comparación con las zonas de control en las que no hay paneles fotovoltaicos. No solo eso: plantas como el aloe vera mostraron un aumento de la biomasa de más del 30% en volumen y se observó un aumento del rendimiento de más del 20% en otras especies de plantas aromáticas. La presencia de paneles fotovoltaicos en los terrenos agrícolas también reduce el estrés térmico de los cultivos, debido a la fuerte radiación solar en las horas más calurosas del día, lo que crea un mejor microclima, reduciendo la evaporación del agua y desencadenando un círculo virtuoso: los paneles protegen a los cultivos del exceso de calor (ahorrando hasta un 20% del agua necesaria para el riego) y, al mismo tiempo, la presencia de las plantas actúa enfriando la superficie de los paneles del sistema fotovoltaico, produciendo más energía.
Así pues, a la luz de estos datos, no sólo no es correcto hablar de un problema relacionado con el consumo del suelo, sino que la presencia de la agrivoltaica se revela como un modelo virtuoso y ecosostenible que permite la producción de energía renovable mientras se aumenta el rendimiento de las tierras agrícolas. Todo ello protegiendo la biodiversidad y poniendo en valor a los numerosos profesionales de la zona que involucramos en nuestros proyectos: agrónomos, explotaciones agrícolas, universidades, centros de investigación y muchas otras partes interesadas. Agentes clave para una integración fructífera entre el mundo de la energía y el de la agricultura, a menudo situados erróneamente en oposición.