El hallazgo de piezas arqueológicas en nuestro parque eólico nos cuenta una nueva historia de este lugar y de las civilizaciones que lo habitaron.
La construcción del primer parque eólico de Enel Green Power en la región de la Araucanía, en el sur de Chile, sacó a la luz un pasado inesperado. De hecho, en esta región ya habitaban diferentes civilizaciones desde el año 1000 d. C., una época en la que localmente empezaron a producir alimentos, nacieron los primeros criaderos de animales, las comunidades se asentaron en el lugar, comenzó la diferenciación social y nació la metalurgia.
Una época trascendental, según historiadores y arqueólogos, para comprender la historia de la sociedad y del desarrollo humano en esta parte del mundo.
Gracias a la construcción del parque eólico Renaico, con el cual inauguramos en 2015 nuestro compromiso con las energías renovables en esta región, el presente y el pasado se entrelazan creando una relación virtuosa. Durante los estudios ambientales realizados, encontramos varias huellas de antiguas civilizaciones a través de diferentes hallazgos de piezas arqueológicas y, desde entonces, el área ha sido sede de excavaciones realizadas por Enel en colaboración con la Escuela de Antropología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En el parque eólico Renaico instalamos más de treinta aerogeneradores y su capacidad de generación supera los 280 GWh al año, pudiendo cubrir el consumo energético de unas 129.000 personas y evitando la emisión de más de 135 000 toneladas de CO2 en la atmósfera.
Tres años de excavaciones
Todos los restos arqueológicos descubiertos cuentan la historia de un asentamiento humano que comenzó al menos hace dos mil años, aunque el período de mayor interés es el que se remonta al año 1.000 d. C.
“Los hallazgos arqueológicos, como una pieza de cerámica o un fragmento de piedra, pueden no ser elocuentes para la mirada de muchas personas”, dice Roberto Campbell, arqueólogo de la Escuela de Antropología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que añade: “Aquí es donde entra en juego el rol del arqueólogo, pues puede lograr que esos restos antiguos cuenten su historia, darles una nueva voz. A partir de estos fragmentos, mediante estudios específicos sobre su composición, la estratificación del suelo y análisis en el laboratorio, un arqueólogo puede acceder a esa historia que no podría ser visible con ninguna otra metodología”.
Entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, se llevaron a cabo tres campañas arqueológicas en las que participaron 23 arqueólogos y dos curadores.
Después de las campañas de excavaciones arqueológicas, los expertos analizaron en el laboratorio el material recuperado y organizaron diferentes actividades de sensibilización para la comunidad. Las piezas arqueológicas descubiertas se exhiben en el Museo Regional de La Araucanía, en Temuco.
Un lugar de encuentro y de intercambio
Los hallazgos arqueológicos en el parque eólico Renaico abrieron diferentes caminos de conocimiento sobre la prehistoria y la historia más antigua de la región de la Araucanía. Sobre todo, algunos elementos específicos han sido decisivos para delinear aspectos sociales y culturales que no hubiera sido posible reconstruir, cómo los intercambios culturales entre los pueblos y los contactos entre poblaciones distanciadas entre sí. Uno de los más relevantes es una particular decoración labial que se colocaba entre el labio inferior y el mentón (tembetá). Fue uno de los primeros objetos descubiertos en la región de la Araucanía porque anteriormente se habían encontrado, pero mucho más al norte, en la zona de Cauquenes.
Otro descubrimiento inesperado fue el hallazgo de una gran cantidad de piezas de obsidiana. Una roca volcánica, una especie de vidrio natural, que antiguamente era muy valiosa porque permitía construir herramientas muy afiladas y eran perfectas para fabricar puntas de proyectiles o cuchillos. Sin embargo, como su origen es volcánico, procede solamente de la Cordillera de los Andes, por lo tanto, esto indica que las personas que vivían en la región donde se encuentra el parque eólico Renaico comerciaban con las comunidades que vivían en la zona montañosa.
“En la búsqueda de un desarrollo tecnológico que mejore el planeta y la vida de las personas, debemos comprender las raíces históricas de los territorios en los que operamos y mantener esa conexión con el lugar, más que nunca”.
Francisco Sierra, responsable de Operación y Mantenimiento en Chile
Gracias a lo que se ha descubierto hasta ahora, los arqueólogos han podido formular una hipótesis sobre la antigua función del territorio, que podría haber sido la de un lugar de encuentro y de intercambio, donde las comunidades que procedían de otras zonas del sur de Chile e incluso de regiones más lejanas, se reunían allí para discutir, comerciar y recabar noticias que, a su regreso, transmitían a sus comunidades.
La construcción del parque, además de generar energía limpia, ha contribuido a sacar a la luz un patrimonio importante para comprender la historia de aquellas tierras y de las comunidades que las habitaron.