Los primeros resultados del programa experimental europeo de Enel Green Power para un nuevo modelo de agrivoltaica, capaz de combinar la producción agrícola con la de electricidad limpia y económica mediante sistemas fotovoltaicos montados en el suelo, son muy alentadores, tanto en términos de rendimiento agrícolas como de mejora del bienestar animal y de las especies polinizadoras.
Actualmente es posible encontrar soluciones sostenibles que combinan la producción agrícola y la generación de energía verde a bajo coste, tal y como demuestran los primeros datos de nuestro ensayo en agrivoltaica en toda Europa.
A finales de enero lanzamos un gran programa demostrativo a nivel europeo en el que participaron centros distribuidos por tres países: cinco en España, dos en Grecia y dos en Italia. Se trata de una auténtica prueba de la viabilidad de este proyecto a varios niveles. El territorial, en primer lugar, a través de la coexistencia virtuosa de los cultivos, la fauna y los paneles fotovoltaicos instalados en el suelo. El tecnológico, mediante la prueba de diferentes tecnologías de paneles y configuraciones de instalaciones (paneles de una y dos caras, estructuras fijas y de seguimiento). Y el social, a través de la colaboración entre partes interesadas (y competencias específicas) del mundo de la investigación, la innovación, la agricultura y la industria.
En concreto, el programa «Parque solar sostenible» se basa en el uso múltiple del terreno, mediante la coexistencia de la producción de energía renovable a partir de fuentes solares con paneles en el suelo que convivan con la actividad agrícola (ya sea solo el cultivo o que también incluya el pastoreo de animales). También promueve un enfoque de colaboración con las diferentes partes interesadas, los agricultores y las comunidades locales, para crear nuevos modelos de negocio, adaptados al lugar específico. Es lo que denominamos inclusión solar. De hecho, este programa no solo promueve la integración y la coexistencia de varias empresas, sino que también fomenta la adopción de técnicas agrícolas avanzadas e innovadoras con herramientas de alta tecnología y digitales que ofrecen ventajas no solamente a los socios agrícolas para que puedan mejorar su competitividad en el mercado, sino también a la producción que puede beneficiarse de un mayor nivel de control de los parámetros técnicos y medioambientales.
Efectos virtuosos
Los resultados obtenidos de estos primeros meses de experimentación no solo son muy alentadores, sino que han demostrado cómo la colaboración entre la agricultura y el mundo fotovoltaico reporta efectos virtuosos que pueden generar un beneficio mutuo para los cultivos y la producción de energía solar. En virtud de las menores temperaturas inducidas por la presencia de los cultivos, se ha observado un aumento de la eficiencia de los paneles solares, en beneficio de la producción de electricidad, y gracias a las condiciones de sombreado parcial e intermitente provocadas por la presencia de los paneles fotovoltaicos, el crecimiento de algunas plantas y sus frutos ha mejorado notablemente, ya que se ha minimizado el estrés térmico debido a la elevada radiación solar y las altas temperaturas. Dos consecuencias del cambio climático a las que los cultivos se someterán cada vez más en el futuro. Y, mirando al futuro, no se puede dejar de pensar en el consumo de agua: también en este caso la agrivoltaica ha demostrado ser una estrategia ganadora. El sistema fotovoltaico ha creado condiciones micro-climáticas favorables que reducen el consumo de agua para el cultivo hasta un 15-20 %.
Las pruebas han mostrado, en los cultivos colocados entre las hileras de paneles, un aumento de hasta el 60 % en el rendimiento agrícola y el peso medio de los frutos de ciertas especies vegetales como los pimientos, y un aumento del número de frutos de hasta el 30 % en comparación con las zonas de control sin instalaciones fotovoltaicas. No solo eso, plantas como el aloe vera han mostrado un aumento de la biomasa de entre el 50 y el 60 %, y en el caso de otras especies de plantas aromáticas, medicinales, leguminosas y forrajeras, se ha observado un mayor rendimiento de entre el 30 % y el 60 %.
«Las confirmaciones que estamos obteniendo de los experimentos en curso con nuestros socios agrícolas y científicos muestran claramente que no hay competencia entre las plantas fotovoltaicas montadas en el suelo y la producción agrícola, sino que, por el contrario, la producción fotovoltaica y la agricultura pueden complementarse sinérgicamente y coexistir con efectos positivos para ambas actividades. De este modo, es posible combinar la necesidad de suministrar electricidad limpia y de bajo coste a personas y empresas con un uso más eficiente del suelo, preservando la biodiversidad y generando crecimiento económico. La agrivoltaica es un nuevo modelo sostenible que pretendemos adoptar en todos aquellos casos en los que pueda contribuir a generar valor compartido con las comunidades en las que operamos».
Nicola Rossi, director de Innovación EGP
Proteger la biodiversidad
Otra implicación fundamental de la agrivoltaica de EGP es la preservación y restauración de la biodiversidad, y la protección de las especies polinizadoras. Por eso, junto al concepto de Inclusividad Solar (Solar-inclusivity), hemos ideado el de Diversidad Solar (Solar-diversity): consideramos todas las zonas habilitadas por los corredores fotovoltaicos y también las zonas marginales cercanas a la planta para crear oasis de biodiversidad.
Este enfoque de «biodiversidad en todas partes» pretende evitar la fragmentación de los hábitats promocionando zonas de asentamiento de fauna silvestre ad hoc y permite la inclusión de colonias de polinizadores para mejorar los servicios del ecosistema, también en beneficio de las zonas agrícolas circundantes.
En los emplazamientos experimentales, las especies también se han seleccionado en función de su riesgo de extinción debido al cambio climático, y se han creado hábitats de asentamiento adecuados para ellas. Este es el caso de algunos polinizadores silvestres como las mariposas, animales modelo dada su alta sensibilidad a la alteración o a la mejora de las condiciones medioambientales. O las aves esteparias, que anidan en el suelo y, por tanto, están expuestas a riesgos considerables en presencia de maquinaria agrícola. En este caso, se han creado corredores ecológicos entre las hileras de paneles mediante la siembra de determinadas especies de leguminosas que permiten la anidación y el sustento de estas aves, además de oxigenar el suelo y mejorar sus características.