El ahorro de recursos hídricos en nuestras centrales es fundamental para WaVE, un proyecto para producir energía reduciendo el impacto ambiental.
Para una empresa como Enel Green Power, que obtiene energía limpia del agua para impulsar un nuevo modelo de desarrollo sostenible, es fundamental el tema de cómo utilizar mejor este recurso. Salvaguardar el agua no significa solamente un uso responsable, sin desperdiciarla, sino también cuidar el medioambiente y las comunidades que habitan alrededor de ríos y lagos. No es casual que la ONU haya dedicado a este elemento dos de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En concreto, el número 6 habla del compromiso de garantizar el acceso al agua potable y a los servicios higiénico-sanitarios para toda la población.
Desde hace tiempo, el objetivo de nuestro Grupo es generar energía renovable reduciendo lo más posible el uso del agua para la producción de energía eléctrica y, en general, de recursos en todas sus centrales. Además, desde principios de 2020, gracias a la definición de parámetros específicos de sostenibilidad medioambiental, hemos acelerado nuestro compromiso, delineando una serie de iniciativas para mejorar el desempeño en un ámbito tan importante, aprovechando también los criterios de la economía circular.
Con el proyecto WaVE(acrónimo de Water Value Enhancement, Mejora del Valor del Agua) se identificaron 66 inversiones siguiendo esta línea y hasta ahora, se financiaron 40 iniciativas, destinadas a continuar al menos hasta 2023. En cambio, para otras 26 posibles inversiones, se están realizando estudios de viabilidad que permitirán reducir aún más la huella hídrica de las instalaciones de Enel.
La prioridad la confirman las intervenciones en los parques renovables que se encuentran en las áreas water stressed, es decir, las zonas de carencia hídrica. El objetivo es optimizar el uso del agua, con una atención particular en la disminución de las necesidades específicas, pero también a la extracción de agua dulce y el uso de agua potable: estos son los objetivos principales de WaVE. Pero, ¿cómo se puede lograr? Ante todo, reutilizando el agua de descarga o reemplazando la valiosa agua dulce con agua de mar o con las aguas residuales de otras instalaciones. Teniendo en cuenta las tecnologías y las diferencias de cada uno de los sitios, se identificaron varias soluciones específicas.
En el desierto de Atacama, en Chile, el lugar más árido del mundo, la solución para reducir el uso de agua para limpiar los módulos fotovoltaicos de la abundante cantidad de polvo y sedimentos que se acumulaba (llamado soiling), reduciendo la absorción, se decidió inclinar los paneles a 45° durante la noche (solar night parking) en vez de mantenerlos, como es habitual, a cero grado y así aprovechar la humedad nocturna. Esta simple intervención, redujo los consumos hídricos de manera significativa. La solución se aplicó en todos los parques solares chilenos.
Otra iniciativa importante de optimización es la que se está implementando en Panamá: durante 2020, en casi todo el parque solar, no se lavan más los paneles manualmente sino de manera mecanizada, reduciendo así la extracción de agua casi en un 67% y el tiempo necesario para la ejecución de esta actividad.
Es significativo, también, el compromiso en términos de tecnologías innovadoras. En la planta de ciclo combinado de San Isidro, en Chile, se puso en marcha un proyecto de innovación para validar un nuevo sistema de tratamiento ZLD (Zero Liquid Discharge) con el objetivo de recuperar el agua residual de las torres de evaporación.
“Proyectos como WaVE y una búsqueda constante de soluciones innovadoras permitieron reducir el uso de un bien tan valioso como el agua”, explica Salvatore Bernabei, CEO de Enel Green Power y responsable de la business line Global Power Generation de Enel. “Gracias al esfuerzo de todos los países donde estamos presentes, los planes de acción que estamos implementando permitirán una mejora significativa de nuestra performance medioambiental”.
Los resultados de nuestro compromiso a favor del agua se concretizan tanto a nivel local como global, si tan solo pensamos a la continua reducción registrada en estos últimos años; en 2017, la necesidad hídrica para la producción de energía eléctrica era de 111 mm³; en 2019, el valor bajó a 75 mm³, mientras que en 2020 se logró llegar a una necesidad hídrica total de casi 70 mm³. El mérito es de la acción combinada de la descarbonización con el desarrollo de esta iniciativa.
De hecho, el proyecto WaVE, también se aplica en las centrales termoeléctricas de nuestro Grupo, donde se están logrando notables progresos. Por ejemplo, en Rusia se han implementado 9 iniciativas y se están realizando intervenciones que han permitido una reducción de un 10% de la necesidad hídrica con respecto a 2019. En la planta española de Mahón, en la isla de Menorca de las Islas Baleares (España), un área donde se registra una cierta escasez de agua, las aguas residuales provenientes de la cercana planta depuradora municipal se utilizaron para alimentar el sistema de eliminación de NOx (óxidos de nitrógeno).
En Italia, el funcionamiento de la central de Santa Barbara, está estrechamente vinculado con la correcta gestión del agua utilizada para la torre de refrigeración, cuya disponibilidad depende del nivel del embalse aguas arriba de la presa de San Cipriano. Gracias al aumento de los ciclos de concentración de agua en la torre, debido a la implementación de nuevos reactivos que fueron formulados a tal propósito y al uso de un sistema de control avanzado, se ha reducido en un 15% la necesidad hídrica y se produjo una disminución equivalente en las descargas. El éxito de la intervención se está replicando en las centrales de Pietrafitta, en Italia y de Ventanilla, en Perú.