Las emisiones de gases invernadero se hundieron materialmente el año pasado en España a causa de la reducción de actividades durante la pandemia. El confinamiento y la caída del transporte y la producción hicieron que los gases que calientan la atmósfera disminuyeran en el año 2020 un 17,9% respecto al año anterior
Es el descenso más pronunciado de la historia española. El resultado fue que las emisiones de CO2 se situaron por primera por debajo de los niveles de 1990, año usado habitualmente como referencia por los países para evaluar el grado de cumplimiento de los acuerdos internacionales contra el cambio climático.
La crisis desatada por el coronavirus supuso la mayor disminución de las emisiones nunca registrada en España, una situación que tuvo su reflejo también en el descenso del PIB y del empleo o el aumento de la deuda pública.
Es el descenso más pronunciado de la historia española. El resultado fue que las emisiones de CO2 se situaron por primera por debajo de los niveles de 1990, año usado habitualmente como referencia por los países para evaluar el grado de cumplimiento de los acuerdos internacionales contra el cambio climático.
La crisis desatada por el coronavirus supuso la mayor disminución de las emisiones nunca registrada en España, una situación que tuvo su reflejo también en el descenso del PIB y del empleo o el aumento de la deuda pública.
Emisiones a la atmósfera
Por debajo de 1990
En 2020 las emisiones de gases de invernadero disminuyeron en concreto un 17,9% respecto al año 2019. Esto significa que, después de la disminuciones ya registradas en los años 2018 y 2019, las emisiones globales alcanzaron una reducción del 11% respecto a la año base o de referencia (1990) y de 42% respecto al año 2005. Son datos de un informe elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad. Dirigido por el economista y experto en cambio climático José Santamarta, han colaborado con él Fernando Prieto, Raúl Estévez Estévez, Carlos Alfonso y Juan Avellaner.
Las emisiones en 2020 sumaron 258 millones de toneladas de CO2 equivalente, según los datos preliminares a marzo de 2020. Es una cifra muy por debajo de la del año 1990 (290 millones de toneladas de CO2 equivalentes) y que se alejan cada vez más del pico alcanzado en el año 2005 (cuando ascendían a 442 millones de toneladas de CO2 equivalentes)
Del total de las emisiones producidas en España, el 36,4% corresponden a las de la grandes industrias intensivas en energía (térmicas, cementeras, siderurgia, vidrio, azulejos…) que están sujetas al sistema regulado de comercio europeo de emisiones y que obtienen sus derechos para emitir las toneladas en un ámbito que cubre toda Europa.
Por su parte, el resto de ámbito (transportes, edificación, residuos…), los llamados sectores difusos, representaron un 61% de las emisiones totales en España.
Panorama energético
Una clave: menos carbón y gas, y más renovables
Una de las claves de este nuevo panorama ha sido la disminución de la quema de carbón para la generación eléctrica (del 55%), acompañada de una reducción del consumo del gas natural en las centrales de ciclo combinado (de un 25%).
El “retrato” del mapa energético se completó con un aumento del 23% de la producción hidroeléctrica, el crecimiento de un 1,8% de la eólica y un alza de la fotovoltaica del 68%.
La eólica, por sí sola, evitó la emisión en 2020 de 29 millones de toneladas de CO2 equivalente.
Descenso de emisiones del 17,5% en el transporte
Menos petróleo y gas
En 2020, el consumo de petróleo disminuyó un 18,5% respecto del año anterior y el del gas natural bajó un 9,8%, arrastrado por la caída del 20,3% del gas natural destinado a la generación eléctrica en sustitución del carbón. En el sector del transporte por carretera las emisiones han caído un 17,5% en 2020.
?Puede hablarse de un interesante fenómeno de desacoplamiento. Mientras que el PIB español ha aumentado desde 1990 un 57%, las emisiones de gases efecto invernadero han disminuido un 11% en ese mismo periodo.
Un factor determinante en toda esta situación a sido la menor generación con carbón, por el alto precio de los derechos de emisión de CO2, que ha subido un 423% entre 2017 y 2020
“La tragedia de la pandemia del 2020 ha tenido importantes repercusiones sobre toda la economía, el consumo y la producción. Pero, sobre todo, se ha apreciado en la movilidad, el transporte terrestre y aéreo, hasta el punto de que este último quedó prácticamente cerrado, y también en el sector del turismo y por ello en el consumo de carburantes como se observa en las importaciones de productos petrolíferos”, señalan los autores del estudio. “Además, se han seguido observando tendencias ya iniciadas en años anteriores, como ha sido la práctica desaparición del carbón hasta llegar al 2% de la producción eléctrica y su sustitución por gas”.
No menos destacable han sido las producciones récord en energías renovables (y en concreto de eólica y fotovoltaica) por lo que se alcanzaron máximos de producción energía sin emisiones de CO2.
Los autores del estudio apuntan que las reducciones cosechadas permiten pensar en un incremento de la ambición de los objetivos de reducción dentro de la nueva Ley de Cambio Climático.
Estos datos permiten aumentar la ambición de los objetivos de reducción de la nueva Ley de Cambio climático
Fernando PrietoDirector del Obsservatorio de la Sostenibilidad
Fernando Prieto, director del Observatorio de la Sostenibilidad, declaró: “estos datos ya observados permiten aumentar la ambición de los objetivos de reducción de la nueva Ley de Cambio climático para conseguir una economía descarbonizada, más sostenible y más competitiva”.
Prieto señala que también «debe aprovecharse la magnífica oportunidad de los fondos Next Generation para permitir una recuperación verde baja en carbono y que reparta el dinero entre las PYMES, los autónomos y la población en proyectos, por ejemplo, como un millón de tejados solares”.
Cambios estructurales
Tres recomendaciones
1) Los autores del estudio consideran que deben revisarse los procesos de decisión “para lograr una descarbonización estructural y no coyuntural por esta tragedia producida por la pandemia”, tanto en el sector eléctrico y del gas (mediante la recuperación de centrales hidroeléctricas, el almacenamiento de la energía) como en otros ámbitos, como los del transporte de mercancías por carretera, para lograr esta descarbonización”.
?2) Asimismo recomiendan que se potencie la energía fotovoltaica mediante programas de tejados solares en pequeñas instalaciones y en naves industriales y que se permita el balance neto, para diseminar este tipos de instalaciones y así evitar el impacto de las grandes instalaciones sobre el territorio.
?3. «Creemos que debe de aprovecharse la magnífica oportunidad de los fondos Next Generation para finalmente escarbonizar la economía y permitir una recuperación verde baja en carbono”, añaden
Antonio Cerrillo, La Vanguardia