Brasil ocupa el séptimo lugar en el ranking mundial del Consejo Mundial de Energía Eólica (GWEC). En el primer semestre de 2020 se alcanzaron 637 parques eólicos y 7.738 aerogeneradores.
El Plan Nacional de Energía 2050 estima que los aerogeneradores de los parques eólicos pueden alcanzar entre 110 GW y 195 GW en las próximas décadas.
La energía eólica es la segunda fuente de la matriz eléctrica brasileña, solo por detrás de la hidroeléctrica, según la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel). La capacidad instalada es de 16 GW, según datos publicados en junio de 2020 por la Asociación Brasileña de Energía Eólica (ABEEólica).
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), si los sistemas eólicos y fotovoltaicos reemplazan 500 GW de carbón, ayudarían a reducir los costos del sistema de energía en hasta 23 mil millones de dólares al año. La caída anual global de las emisiones de dióxido de carbono sería de aproximadamente 1,8 gigatoneladas (Gt), equivalente al 5% de las emisiones totales en 2019.
Para obtener energía, es necesario convertir la energía cinética en movimiento de masas de aire en energía eólica en energía cinética rotacional. Las turbinas eólicas, llamados aerogeneradores, generan electricidad, especialmente si se encuentran en grandes parques.
Potencial eólico en Brasil
Según ABEEólica, la estimación es tener alrededor de 24,2 GW de capacidad instalada al 2024, considerando las subastas ya realizadas y los contratos firmados en el mercado libre.
Para ampliar esta infraestructura, es importante planificar, elegir las ubicaciones adecuadas y realizar diversas pruebas y revisiones, en un proyecto con varios pasos imprescindibles para su pleno funcionamiento.
Según Bloomberg New Energy Finance (BNEF), el sector eólico invirtió R $ 13,6 mil millones en el país en 2019. El resultado fue la generación de 355,9 TWh de energía, 15% más que el año anterior y suficiente para abastecer. 28,8 millones de hogares al mes en 12 estados, atendiendo a 86,3 millones de personas, considerando tres habitantes por hogar.
Brasil se ve favorecido por la calidad de los vientos, que son estables, con adecuada intensidad y sin cambios bruscos de velocidad o dirección. En 2019, el factor de capacidad, dado que mide la productividad eólica, fue del 42,7%. Durante la “cosecha de los vientos”, de junio a fin de año, hubo un mes promedio de 59%. El promedio mundial fue del 34%.
Según la Energy Research Company (EPE), el consumo residencial promedio en Brasil, en 2019, fue de 162 kWh por mes. Supuso un crecimiento del 12,6% con respecto al año anterior, cuando la energía eólica abasteció a 76,7 millones de personas.
Según la nota técnica “Recursos energéticos potenciales en Horizonte 2050” elaborada en 2018 por el Ministerio de Minas y Energía, el país necesita superar problemas técnicos, socioeconómicos, ambientales y de infraestructura que pueden ser obstáculos para el pleno aprovechamiento de los recursos eólicos y la consecuente oportunidad de impulsar la economía nacional.
La generación de energía eólica puede ser una fuente de ingresos y mejora de la vida de los propietarios, mediante el pago de arrendamientos, que están sujetos a impuestos, para operar más de 7.000 aerogeneradores.
El aprovechamiento de la energía eólica se produce cuando pasa por las palas de una turbina diseñada para captar su energía cinética, moviendo un eje que conecta el rotor y el generador y lo convierte en electricidad.
Para instalar un parque eólico, se deben completar varios pasos. La primera parte es la realización de estudios de factibilidad económica y topográfica, caracterización del viento en la región y regularización de la tenencia de la tierra.
Luego, además del diseño básico del complejo eólico, se requieren estudios de análisis de riesgo y Estudios de Impacto Ambiental (EIA), dando como resultado el Informe de Impacto Ambiental (Rima). Detallan cómo minimizar los posibles impactos negativos del proyecto.
Luego de obtener las aprobaciones necesarias, contratistas y mano de obra contratada, desde el sitio de construcción instalado, inician las obras con la limpieza del área, moviendo tierra cuando sea necesario y abriendo accesos externos e internos. Después de la construcción de los cimientos y bases, se ensamblan las torres y los aerogeneradores.
La turbina eólica incluye un anemómetro, que mide la intensidad y velocidad del viento.