La eólica, la fotovoltaica y la termosolar han sustituido paulatinamente al carbón.
La transición energética y la influencia sobre la demanda de electricidad de la COVID-19 pasan factura a la producción con carbón, que registra su mínimo histórico en mayo y continúa así su particular desescalada dentro del mix de generación español.
El carbón aportó en mayo, segundo mes completo en estado de alarma por la crisis del coronavirus, 242 GWh a la generación y supuso solo el 1,4% del total, registrando así sus menores marcas mensuales desde que hay registros en el sistema eléctrico español (2007). Precisamente 13 años antes, en el mismo mes de mayo esta tecnología produjo 6.220 GWh y se hizo con el 27% del total de la generación de ese mes en España.
Principalmente, ha sido en el transcurso del último año cuando esta tecnología ha ido reduciendo su presencia hasta su mínima expresión, de forma paralela al avance de la transición energética. Los retos de descarbonización marcados por la Unión Europea con el fin de reducir las emisiones de CO2 han hecho que la generación con carbón, más contaminante que otras tecnologías, ya no sea tan atractiva como, por ejemplo, las renovables, responsables de más de la mitad de la producción de mayo (52,4%).
Y es que, las tecnologías verdes conllevan menores costes al no necesitar más combustible que la fuerza del viento, el agua acumulada con las lluvias o los rayos del sol. Además de impulsar la entrada en funcionamiento de nueva potencia de origen renovable en el sistema eléctrico nacional, la aplicación de la directiva de la Comisión Europea sobre grandes instalaciones de combustión (Large Combustion Plants Directive), requiere de la realización de inversiones en equipos de purificación de gases contaminantes.
Una situación económica que se agrava con la subida de los precios resultantes de las subastas de derechos de emisión de CO2, que se han cuadriplicado desde 2013, año que cerró con una media de 4,38 euros/tCO2 mientras que en los cinco primeros meses del 2020 la media se sitúa en los 21,69 eros/tCO2.
Las 26 horas y media que demostraron que sí se puede Ya en 2019, los días 14, 15, 21, 22, 24 y 25 de diciembre nos dieron un adelanto a nivel peninsular de lo que será la generación sin carbón, pero fue entre el 1 y el 2 de mayo de este 2020 cuando España estuvo 26 horas y media consecutivas sin un solo MWh de esta tecnología. Como consecuencia directa, el 1 de mayo también pasará a la historia por ser el que menos emisiones derivadas de la producción de electricidad en nuestro país, con un total de 12.471,2 tCO2 equivalente.
Islas Baleares: un paso por delante Pero, si en la Península han sido seis días, en Baleares la cuenta aumenta hasta los cinco meses: el archipiélago balear no ha generado ni un solo MWh hasta el 31 de mayo, cuando en el mismo periodo del año 2019 esta tecnología fue responsable de la producción 773.235 MWh este sistema eléctrico insular, en donde su cuota de participación fue casi la mitad de la estructura de generación (48,1%).
En el contexto de una descarbonización que no tiene marcha atrás, Red Eléctrica publica, en un ejercicio voluntario de transparencia, un documento que refleja la metodología empleada para el cálculo de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) asociadas a la generación de electricidad en España. Según este informe, las toneladas de CO2 equivalente se han reducido en 30 millones en los últimos 5 años.
El Acuerdo de París significó, en 2015, el pistoletazo de salida en la carrera por la descarbonización. Con él, los países firmantes se comprometían a adoptar una serie de medidas para contener el incremento de la temperatura de la Tierra “muy por debajo de los 2ºC” con respecto al nivel preindustrial. Para alcanzar esta meta, los países miembros de la Unión Europea se han fijado una serie de objetivos energéticos que pasan por la reducción de un 40% las emisiones en 2030 como antesala de un sistema prácticamente descarbonizado en 2050.
La instalación de nueva potencia de generación de tecnologías como la eólica, la hidráulica o la solar resultan esenciales para alcanzar los objetivos, ya que son, junto a la nuclear, fuentes de electricidad sin combustión y que, por tanto, no emiten CO2 equivalente.
En el caso del sistema eléctrico español, las emisiones han experimentado una reducción como consecuencia de la mayor cuota de renovables en la estructura de generación acompañado también por una disminución de la producción con carbón. Así, en solo 5 años, las toneladas de CO2 equivalente registradas en 2019 se han reducido en 30 millones con respecto a las de 2015.
Estos son algunos de los datos que se esgrimen del informe Emisiones de CO2 asociadas a la generación eléctrica en España, un nuevo ejercicio de transparencia de Red Eléctrica de España en el que se detalla la metodología de cálculo de emisiones de GEI derivadas del sector.
Así, estas emisiones son calculadas a partir de unos factores de emisión con los que se definen las toneladas de CO2 equivalente emitidas por cada megavatio-hora (MWh) generado, dependiendo de la tecnología empleada y del territorio. También en los últimos 5 años, el factor de emisión ha disminuido un 30%, pasando de 0,26 tCO2-eq/MWh en 2015 a un factor de 0,19 tCO2-eq/MWh alcanzado en el pasado año.