Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de la energía se estancaron en 33 gigatoneladas en 2019, a pesar de que la economía mundial creció en un 2,9 por ciento, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, que concluye que esta estabilización se debió al aumento de las energías renovables (principalmente solar y eólica), al crecimiento de la nuclear y al cambio del carbón por el gas natural.
Se trata de la primera vez que las emisiones dejan de crecer después de dos años de crecimiento. Entre las causas, la AIE explica también que otro de los factores ha sido el clima más templado en varios países y a un crecimiento económico más lento en algunos de los mercados emergentes.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, ha declarado este martes que ahora es preciso «trabajar duro» para asegurar que 2019 «sea recordado como un pico definitivo en las emisiones globales, no solo otra pausa en el crecimiento».
Birol ha añadido que existen las tecnologías energéticas para lograrlo y que se tiene que hacer «uso de todas ellas». «La AIE está construyendo una gran coalición centrada en la reducción de emisiones, que abarca gobiernos, empresas, inversores y todos con un compromiso genuino de abordar nuestro desafío climático», ha subrayado.
En un comunicado la agencia internacional explica que este estancamiento se debió a una disminución «significativa» de las emisiones en las economías avanzadas en 2019 que se compensó con el «crecimiento continuo en otros lugares».
En concreto, la mayor disminución de emisiones a nivel de país estuvo protagonizada por Estados Unidos, con una caída de 140 millones de toneladas, lo que representa un 2,9 por ciento. Desde el año 2000 las emisiones del país norteamericano disminuyeron en una gigatonelada desde aquel año que fue su pico. Se trata, según la AIE de la «mayor disminución absoluta de cualquier país en ese período».
El motivo de este descenso ha sido la reducción del 15 por ciento en el uso del carbón para generación de energía. Las centrales eléctricas de carbón tuvieron una fuerte competencia por el gas natural, ya que el gas tuvo unos precios de referencia un 45 por ciento más bajos que en 2018.
De hecho, el gas aumentó en la generación de electricidad hasta un máximo histórico del 37 por ciento y a ello se une el hecho de que la demanda de electricidad también cayó porque la demanda de aire acondicionado y calefacción fue menor por el clima más templado de verano e invierno.
En cuanto a la Unión Europea, incluido el Reino Unido, en su conjunto también registró un descenso en las emisiones del sector eléctrico de 160 millones de toneladas de CO2, es decir un 5 por ciento en el año 2019, hasta las 2,9 gitatoneladas.
En los Veintiocho, la tendencia fue impulsada por el sector eléctrico que cayó en 120 millones de toneladas de CO2 o un 12 por ciento gracias al aumento de las renovables y al cambio del carbón por gas. De hecho, la producción de las centrales eléctricas de carbón cayó en más de un 25 por ciento en 2019 y el gas aumentó casi el 15 por ciento, hasta alcanzar al nivel del carbón por primera vez.
Además, la energía eólica estuvo a punto de alcanzar a la generación eléctrica con carbón.
Japón, por su parte, también redujo sus emisiones de CO2 en 45 millones de toneladas, lo que representa un 4 por ciento. Esto es el ritmo más rápido de disminución desde el año 2009. La mayor caída de emisiones se debió en el país nipón a que los reactores nucleares –muchos de ellos parados tras el accidente de Fukushima en 2011– volvieron a operar recientemente y supusieron el 40 por ciento de la electricidad y permitió a Japón reducir la generación con centrales de carbón, gas y petróleo.
China e India aumentan su demanda de carbón
Por el contrario, fuera de las economías avanzadas las emisiones crecieron en casi 400 millones de toneladas en 2019, y casi el 80 por ciento de este crecimiento vino de Asia. En la región, la demanda de carbón continuó expandiéndose, hasta superar más del 50 por ciento del uso de la energía, que supusieron cerca de 10 gigatoneladas de emisiones.
En China, las emisiones crecieron, pero se vieron atenuadas por un crecimiento económico más lento y una mayor producción de fuentes de electricidad bajas en carbono. Las energías renovables continuaron expandiéndose en China, y 2019 también fue el primer año completo de operación de siete reactores nucleares a gran escala en el país.
La Agencia Internacional de la Energía añade que en India, el crecimiento de las emisiones fue «moderado» y disminuyeron ligeramente aunque la demanda de electricidad se mantuvo estable y el fuerte crecimiento de las renovables provocó que la generación de electricidad a carbón cayera por primera vez desde 1973.
El doctor Birol ha manifestado que esta «bienvenida detención» en el aumento de las emisiones es un «motivo de optimismo» de que se puede enfrentar el desafío climático «en esta década».
«Es una evidencia de que las transiciones de energía limpia están en marcha, y también es una señal de que tenemos la oportunidad de mover significativamente la aguja sobre las emisiones a través de políticas e inversiones más ambiciosas», concluye el director de la AIE en un comunicado.
Finalmente, el organismo internacional ha anunciado que el próximo mes de junio publicará un Informe Especial de Perspectivas de la Energía Mundial que incluirá una senda de reducción de las emisiones de CO2 de la energía en un tercio para el año 2030 y que situará el camino de cara a objetivos climáticos a largo plazo.
Al respecto, Faith Birol mantendrá este miércoles en París (Francia) un debate con la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, como representante del país anfitrión de la COP25, así como con los ministros de energía y clima de Polonia, que acogió la COP24 en Katowice, y su homóloga del Reino Unido, que albergará la COP26 en Glasgow a finales de este año.