Bornay, es el fruto de un idealista romántico, Juan Bornay, que soñaba con hacer llegar la electricidad a zonas alejadas del casco urbano de su pueblo natal Castalla (Alicante), para mejorar su calidad de vida. Hablamos del final de la década de los años 60, cuando España no era el país del bienestar que conocemos hoy.
En estos 50 años, Bornay ha pasado de ser una empresa, donde se trabajaba de forma manual, a disponer de una planta de producción propia, un área de I+D+i que ha lanzado al mercado el mejor controlador electrónico en minieólica y tener tres sedes, dos en España y una en USA, en Miami.
Juan Bornay ya era un amante de las energías renovables cuando aún no existía ni la energía fotovoltaica. Su sueño era que en cualquier parte del mundo, cerca o lejos de un núcleo urbano, pudiera haber electricidad para poder vivir con calidad. Su sueño era que las personas fuéramos capaces de generar su propia energía, cuando todavía ni se hablaba de las bondades de las energías renovables para mejorar el cambio climático. Su sueño era llevar la energía por el mundo para que llegase a las zonas necesitadas.
Y lo consiguió. Desarrolló un aerogenerador, con diferentes potencias, que es capaz, gracias a la fuerza del viento, de generar energía eléctrica para pequeñas instalaciones domésticas y para pequeñas empresas.
Es cierto que durante estos años la fotovoltaica ha crecido de forma imparable, provocando que la energía eólica se convierta en una energía un poco más cara.
Además, existe otro hándicap para la energía eólica: no se puede instalar dentro de los núcleos urbanos, debido a la contaminación acústica que produce, así como a la peligrosidad que podría provocar la rotura de una de sus hélices. Pero también es cierto, que es la mejor forma de hibridación para las instalaciones domésticas e industriales. Los aerogeneradores son robustos y duraderos en el tiempo. Requieren de poco mantenimiento y producen energía en condiciones donde no la produce la fotovoltaica. Con la energía fotovoltaica se necesita el sol. Con la eólica, se necesita el viento. Es curioso que cuando el cielo se nubla suele hacer viento. Por ello, la hibridación entre la energía fotovoltaica y la eólica (allá donde se puedan instalar) es una combinación perfecta.
Bornay es una empresa que ha sobrevivido a todos los ‘booms’ del sector eléctrico. Es una compañía que siempre se ha mantenido fiel a su cultura y a sus valores y, gracias a ello, ha superado los 50 años de vida. En estas cinco décadas, Bornay ha visto emerger empresas a su alrededor, algunas con políticas excesivamente agresivas. Y, por desgracia, también ha visto desaparecer a esas mismas empresas. Son los vaivenes de un sector complejo, poco respetado en ocasiones y, sin embargo, es potencialmente importante para conseguir un mundo más sostenible y más verde.
Bornay está presente en la mayor parte de los países del mundo con sus productos. El nivel de exportación de la marca es amplio y sus aerogeneradores han llegado hasta los confines de la tierra. En la Base Antártica Española Juan Carlos I, se puede encontrar un aerogenerador Bornay. Junto a las líneas de Nazca, situadas en el sur de Perú, un equipo Bornay da servicio a una torre de telecomunicaciones. En las estaciones meteorológicas de Islandia disponen de aerogeneradores Bornay. Hoy día, los equipos de la marca dan servicio a más de 80 países.
La responsabilidad social también es una prioridad para Bornay. A través de proyectos sociales ha mejorado la calidad de vida en muchos países donde existen zonas de muy difícil acceso para la energía. Con su proyecto ‘Ilumina Sonrisas’ ha llevado electricidad a los lugares más recónditos del mundo, permitiendo mejorar el bienestar de los habitantes de zonas, sin acceso a la energía, como el Congo o Venezuela.
Es un orgullo para la marca poder celebrar sus 50 años, compartir su aniversario con su equipo y sus clientes, con los medios de comunicación que siempre nos han apoyado y continuar su labor de ayudar a las personas y colaborar con el cuidado y la preservación del medioambiente.