AleaSoft: La fotovoltaica y la eólica imprescindibles para la independencia en importación de combustibles

Las energías renovables tienen una gran importancia, eso es indiscutible, además de ser el futuro para un planeta limpio y sostenible. La producción eléctrica fotovoltaica y eólica es ilimitada y no generan ningún tipo de contaminación. Además, tienen otra ventaja de la que no se habla casi nunca: se generan “in situ”, o sea, no requieren ser transportadas hasta el lugar donde se produce la energía eléctrica como sí ocurre en el caso del carbón, el gas y los derivados del petróleo. La producción eléctrica renovable solo depende de condiciones meteorológicas, en este caso sol y viento. Esta producción limpia no depende de otros factores externos.

Cuando una planta de generación eléctrica convencional utiliza como combustible carbón, gas o algún tipo de derivado del petróleo emite a la atmósfera el CO2 producido por la combustión y otros gases contaminantes. Para llevar el combustible hasta la planta, tal vez se han recorrido miles de kilómetros en diferentes medios de trasporte, que también han ido consumiendo combustibles fósiles y generando contaminación. Es decir, hay un coste extra en polución no contabilizado y un coste adicional en trasporte, que en el caso de la producción eléctrica fotovoltaica y eólica es cero.

Pero es que en el trasporte hay otro coste adicional todavía mayor: el coste geopolítico. Las rutas que recorre el combustible hasta llegar a su destino, además de ser largas, tienen un peligro adicional: pueden ser interrumpidas por eventos sobrevenidos no planificados y no controlables. Los oleoductos o gaseoductos pueden ser cortados interrumpiendo el flujo de combustible y los barcos que transportan crudo, gas o carbón pueden verse bloqueados o incluso hundidos en algunas circunstancias de conflictos.

El grifo del petróleo y del gas puede ser cortado para presionar a un adversario o un enemigo. También puede cerrarse para aumentar el precio del combustible.

En Europa, el conflicto del gas entre Ucrania y Rusia es un ejemplo. El gas que fluye a Europa Central desde Rusia cruzando Ucrania en algunos momentos ha sido cortado cuando la demanda ha sido alta con las consecuencias devastadoras que implica para los consumidores. En el pasado, Ucrania ha cortado el flujo de gas que pasa por su territorio para presionar a Rusia y esta ha cortado el flujo de gas para presionar a Ucrania, que también lo consume.

Los mayores productores de gas y petróleo a nivel mundial se encuentran en zonas con conflictos como el norte de África o el Medio Oriente. En 1973 los países productores árabes de estas regiones cortaron el suministro de petróleo a los países que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kipur, dando lugar a la primera crisis del petróleo. El precio del crudo y otros derivados del petróleo creció desmesuradamente hasta cifras que no se habían imaginado antes.

La experiencia de la primera crisis del petróleo trajo varias lecciones. Los países productores de petróleo cuando actúan coordinadamente pueden presionar y controlar los precios. Otra enseñanza generalizada fue un primer paso para tomar conciencia del uso racional y del ahorro en el consumo de combustibles. También esta circunstancia excepcional dio paso a estudios de fuentes alternativas de energías dando lugar a la semilla del desarrollo actual en generación renovable.

Como ejemplo de actualidad está el caso de la escalada en el conflicto entre EEUU e Irán que está produciendo una subida en el precio del petróleo. El precio intradiario de los futuros del petróleo Brent para el mes de marzo en el mercado ICE ha llegado hoy miércoles 8 a superar los 71 $/bbl en algún momento. El 3 de octubre el precio del barril Brent de este mercado de futuro era de 56,24 $/bbl. Todo parece indicar que esta subida de precios del Brent va a continuar, con posibilidad de sobrepasar los 80 $/bbl si se mantiene la escalada. Si hay guerra y se cierra el estrecho de Ormuz, por donde transita más del 20% del petróleo comercializado a nivel mundial, el precio del Brent pudiera sobrepasar los 100 $/bbl llegando a valores no vistos desde el año 2015.

Dejar de tener dependencia del carbón, gas y derivados del petróleo tiene múltiples ventajas medioambientales, pero también son la base para tener una independencia energética al disminuir al máximo la importación de combustibles fósiles. Se ahorrarían importaciones que en estos momentos en Europa son del orden de 5 mil millones de euros a la semana y se lograría reducir a cero la incertidumbre que pueda haber externamente, como son la variación en los precios de los mercados internacionales de combustibles y los posibles cortes en el transporte o generación de gas o petróleo.

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