España tiene 23.484 Mw de potencia tras crecer 392 Mw en 2018 v el CSIC confirma que el país entra en una era de subida de velocidad del viento, lo que aumenta el interés por esta tecnología.
La energía eólica se ha convertido en los últimos cinco años en una de las principales tecnologías del sistema energético de España, al aportar el 19% de la electricidad que se consume, lo que equivale a 12 millones de hogares, y es la segunda tecnología del sistema. La estimación para 2020, una vez se pongan en marcha las instalaciones procedentes de las últimas subastas, es que la eólica pase a ser la primera fuente energética de España. La generación eólica ha representado durante los últimos años entre el 18% y el 21% de la cobertura de la demanda en España, un país que sigue importando, y pagando, la energía eléctrica.
En España hay 23.484 Mw de potencia eólica instalada. En 2018, el aumento de potencia fue de 392 Mw, más de lo instalado en el período 2013-2017. La eólica aporta valor añadido a la economía del país, pues crea empleo de calidad (más de 23.900 personas), disminuye las emisiones de CO2 (evita la emisión de 26 millones de toneladas/año) y estimula la inversión local, además de disminuir el precio del mercado eléctrico en 6,8 /Mwh en 2018, según los datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Un estudio en el que ha participado el
Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) -centro mixto del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat
de València y la Generalitat Valenciana-, aborda los cambios en la
velocidad del viento sobre los continentes a escala planetaria, con
énfasis en el hemisferio norte. El trabajo, publicado en la revista Nature Climate Change,
demuestra que la velocidad del viento se ha reforzado en los últimos
años, con consecuencias positivas en la producción de energía eólica,
tras décadas de descenso de su velocidad, un fenómeno conocido con el
término stilling.
15 científicos
En este trabajo, en el que han colaborado 15 científicos de distintas instituciones internacionales, y que ha partido de series de viento obtenidas en estaciones meteorológicas de todo el mundo desde finales de 1970, concluye que «la disminución de la velocidad del viento sobre las superficies continentales se ha interrumpido desde 2010, y se detecta a partir de entonces un reforzamiento de los vientos a escala planetaria», indica el investigador del CSIC César Azorín Molina, uno de los autores del estudio.
La intensificación de los vientos ha sido tres veces superior al descenso observado de 1978 a 2010, y ha tenido repercusiones muy positivas en el incremento del potencial de energía eólica en Estados Unidos, Europa y China, entre otros. El viento es una fuente sustitutiva de la utilización de combustibles fósiles para frenar las emisiones de CO2 y limitar el calentamiento global muy por debajo del umbral de dos grados establecido en el Acuerdo de París de 2015.
Según el coordinador del estudio, Zhenzhong Zeng, de la Universidad de Princeton, «profundizar en las causas que están detrás de estos cambios en la circulación atmosférica y en los vientos representa un reto científico por sus impactos socioeconómicos y medioambientales». «Además, predecir con antelación estos ciclos climáticos de reforzamiento y debilitamiento de los vientos es clave para optimizar la producción de energía eólica en el futuro», añade.
La
eólica es la principal fuente energética renovable en el sistema
eléctrico nacional. Proporciona más del 50% de toda la energía renovable
y, en un escenario de crisis climática como el actual tiene ante sí un
largo recorrido. En el actual Plan Energía y Clima del Gobierno se prevé
duplicar la potencia instalada en 2030 respecto a la instalada en 2015,
pasando de 23.000 Mw frente a 50.000 Mw.
La energía más madura
La energía eólica es la energía renovable más madura y desarrollada. Genera electricidad a través de la fuerza del viento mediante la utilización de la energía cinética producida por efecto de las corrientes de aire. La eólica, en realidad, ha sido aprovechada desde la antigüedad para mover los barcos impulsados por velas o hacer funcionar la maquinaria de molinos al mover sus aspas. Desde principios del siglo XX, produce energía a través de los aerogeneradores. La energía eólica se produce mediante un mecanismo conceptualmente simple: el viento mueve una hélice y, mediante un sistema mecánico, ésta hace girar el rotor de un generador que produce energía eléctrica.
Los aerogeneradores suelen agruparse en concentraciones denominadas parques eólicos con el fin de lograr un mejor aprovechamiento de la energía, lo que reduce su impacto ambiental. Es una fuente de energía inagotable y autóctona que en 2018 abasteció de electricidad al 19% de España, es decir, la electricidad equivalente a 12 millones de hogares.
Los 23.484 Mw eólicos que hay en España están repartidos en 1.123 parques eólicos repartidos en 807 municipios de todo el país. Es el motor de las comunidades rurales en las que se instala. Para el autoconsumo no es, sin embargo, la energía ideal, pues la fotovoltaica es más adaptable, según sostiene Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción: «Solo sería efectiva en instalaciones aisladas y alejadas de suelo residencial. Genera vibraciones y para residencias no es muy aconsejable, se necesitan baterías para almacenar la energía generada».
El
sector eólico aporta más de 3.394 millones de euros al PIB nacional,
contribuyendo a las exportaciones en más de 2.391 millones de euros. En
la actualidad, el grupo de promotores y productores es el subsector de
mayor contribución al PIB del sector eólico español con 1.461 millones
de euros (cifra de 2017).
Empleo de calidad
La energía eólica crea empleo de calidad (más de 22.500 personas), disminuye las emisiones de CO2 (evita la emisión de 25 millones de toneladas/año) y estimula la inversión local. España es el cuarto país exportador de aerogeneradores y quinto por potencia instalada en el mundo con 23.484 Mw, además de ser la segunda tecnología en el mix energético, con el ya citado 19% de cobertura de la demanda eléctrica.
El
esfuerzo en I+D realizado por el sector eólico es muy superior a la
media de la economía española y está por encima también de los objetivos
nacional y europeo para 2020. Desde 2004, se han publicado 1.065
patentes relacionadas con la tecnología de la generación eólica. Es una
industria que sigue jugando un papel muy positivo en la economía y
sociedad españolas: genera valor económico y empleo de calidad, exporta
bienes y equipos, contribuye a mitigar las emisiones de gases de efecto
invernadero, reduce la dependencia energética y desarrolla una actividad
relevante en I+D.
Un futuro prometedor
La hoja de ruta que plantea el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para las próximas décadas aborda los retos económicos, técnicos y sociales que tendrá que afrontar el sector eólico en el futuro. El documento augura una evolución muy favorable para esta fuente de suministro. Según los objetivos del PNIEC, en 2030 la aportación prevista de la eólica pasará del 19% actual a un 34% de la demanda total de electricidad nacional, lo que requerirá que se duplique la potencia instalada en la actualidad. «Estas cifras ponen de manifiesto el relanzamiento del sector y la vuelta a la actividad con mayúsculas. Nuestra visión sobre los próximos años es optimista y el sector está preparado para afrontar el reto con éxito, liderando el camino hacia la Transición Energética», apuntan desde la patronal del sector.
f. j. benito, www.eldia.es