En África solo la mitad de sus 1 200 millones de habitantes tienen acceso a la electricidad, pero sus líderes avanzan ahora a convertir al continente en un líder de la energía renovable.
El Foro de Inversión de África,, celebrado en la ciudad sudafricana de Johannesburgo entre el 11 y el 13 de este mes y donde participaron algunos gobernantes, junto líderes en desarrollo sostenible y la energía limpia, analizaron como dar un gran salto para la ampliación del sector en el continente.
Ese desarrollo energético sostenible va a requerir una inversión de 67 000 millones de dólares, según estableció el organizador del Foro, el Banco Africano de Desarrollo (BAFD).
“Siempre pensé que era el tiempo de África. Los africanos nos hemos defraudado, ahora nos damos cuenta de que siempre ha sido nuestro tiempo. Y ahora estamos aprovechando todas las oportunidades y estamos donde deberíamos estar ahora «, dijo Paul Kagame, presidente de Ruanda, uno de los mandatarios que participó en el Foro, junto con sus pares de Ghana, Mozambique y Sudáfrica.
Alain Ebobisse, presidente ejecutivo de África 50, la plataforma de inversión en infraestructura panafricana financiada por el BAFD, dijo que hay un consenso de los líderes africanos de que hay que atrae lo máximo posible a la inversión privada en esa meta de multiplicar la energía sostenible.
Modelos positivos de energía renovable
Ebobisse recordó, además, que la región ya cuenta con historias de éxito que ayudan a incentivar las inversiones en el sector, como es el caso del Parque Solar Benban, con capacidad de 1,5 gigavatios (GW), construida en Egipto y que es la planta fotovoltaica más grande del mundo.
A su juicio, la gente en el continente no sabe de “este gran logro”, propiciado principalmente por inversión privada y construido en un tiempo récord.
África 50 fue inversor en el proyecto participó en su construcción desde el diseño hasta la entrada operación comercial en tan solo dos años y medio.
Ebobisse también destacó la apertura de Kenia en julio del proyecto de energía eólica del lago Turkana, que fue financiado por inversión privada. Con una capacidad de generación de 300 megavatios (MW), se trata del mayor parque eólico que opera en el continente.
En tanto, en Senegal, destacó, se están implementando proyectos en el sector solar basados en el sistema de productor independiente de energía, conocido internacionalmente como IPP, su sigla en inglés.
“Entonces, están sucediendo muchas cosas. También necesitamos comprender ampliamente los desafíos y comprender lo que está sucediendo en el terreno. Y la gente realmente está logrando buenos ingresos con estas inversiones. Y no hay nada de malo en eso. Celebremos esos éxitos «, dijo.
El presidente del Banco Africano de Desarrollo, Akinwumi Adesina, subrayó en el Foro de Inversión de África, celebrado este mes en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, que la institución multilateral tiene entre sus mayores objetivos el apuntalar la transición del continente hacia las energías renovables. Crédito: Nalisha Adams / IPS
África avanza hacia un liderazgo mundial en renovables
Hace unas semanas, los gobernadores del BAFD se reunieron en la capital de Costa de Marfil, Abidjan, y aprobaron un ampliación histórica 115 000 millones de dólares sobre el capital autorizado de la institución, de 208 000 millones.
«Este es el mayor aumento de capital en la historia del banco desde su creación en 1964», explicó el presidente del BAFD, Akinwumi Adesina, durante el Foro en Johannesburgo, quien ratificó que una buena parte de estos fondos frescos se destinarán a que África afronte los efectos del cambio climático.
Adesina explicó a IPS que para 2020 la inversión en financiamiento climático se habrá más que duplicado respecto al monto anterior, al pasar de 12 000 a 25 000 millones de dólares.
“Casi 50 por ciento de nuestras finanzas se destinará a la adaptación climática en lugar de la mitigación climática. Por lo tanto, somos el primer banco de desarrollo multilateral en alcanzar ese equilibrio en términos de adaptación y mitigación”, dijo.
La mitigación concentra las acciones tomadas para reducir los gases de efecto invernadero que están en el origen del recalentamiento planetario, mientras que la adaptación aborda como aprender a convivir con los impactos del incremento de las temperaturas.
“Creo que el carbón es el pasado. Creo que la energía renovable es el futuro y nosotros, como banco, estamos invirtiendo no en el pasado, sino en el futuro para asegurarnos de que estamos invirtiendo en energía solar, en energía hidroeléctrica, en energía eólica, en todo tipo de las necesidades de energía renovable en África”, puntualizó Adesina.
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«Queremos que África lidere en energía renovable», subrayó.
Dentro de ese objetivo, explicó, el BAFD busca «acelerar la transición hacia opciones de generación de energía de carga base (mínima) más sostenibles y evitar que los países seleccionen tecnologías perjudiciales para el ambiente y potencialmente costosas».
Adesina explicó que el banco estableció una línea de crédito de 500 millones de dólares destinada a apoyar a los países que quieren hacer la transición de energía basado en fuentes fósiles al de fuentes renovables, proporcionándoles acceso a un financiamiento a tasas bajas para facilitarles el proceso.
La mayor inversión en esa dirección del BAFD es la Iniciativa del Desierto hacia la Electricidad, destinada a suministrar 10 GW de energía solar para abastecer a 250 millones de personas en 11 países de la región del Sahel.
«Eso la convertiría en la zona solar más grande del mundo», afirmó Adesina.
El BAFD trabajará en asociación con varios inversores para establecer también plantas en el continente que fabricarán los paneles solares para el proyecto.
La entidad multilateral del continente considera que «la falta de energía sigue siendo un impedimento significativo para el desarrollo económico y social de África».
De hecho, estima que la pobreza energética en África le cuesta al continente anualmente entre dos y cuatro por ciento de su producto interno bruto.
El Sahel, que se encuentra entre el Sahara y la sabana de Sudán, ofrece un resplandor solar con poca lluvia, ya que es la región donde las temperaturas aumentan más rápido que en cualquier otro lugar de la Tierra, según la Iniciativa de la Gran Muralla Verde del Sahara y el Sahel, que busca revertir la desertificación y la degradación de la tierra en esa ecorregión.
A medida que el desierto del Sahara se expande, separa a las familias, obliga a la migración de las zonas rurales a las ciudades y contribuye al conflicto por los recursos de agua, tierra y alimentos.
En el Foro de Inversión de África en esta ciudad, se remarcó la idea que todas las iniciativas e inversiones destinadas a una transición hacia una energía limpia, con la solar como gran protagonista, ayudarán en paralelo a mejorar la vida en esa ecorregión, controlar la desertificación y a adaptarse al cambio climático.