El tema de la energía ha estado presente en todos los discursos oficiales desde que comenzó la gestión del actual gobernador y, cuando la Nación lanzó los programas RenovAr se presentaron varios proyectos. La mayoría eran de energía solar fotovoltaica, algunos de pequeñas centrales hidroeléctricas y uno de energía eólica. Luego, en la serie 2 se presentaron otros proyectos y se acaban de presentar nuevos en la serie 3 recien cerrada.
La mayoría de estos proyectos son generados por la Empresa Mendocina de Electricidad (Emesa) y luego de aprobados son “vendidos” a empresas privadas ya que se requieren fuertes inversiones.
Mendoza tiene condiciones naturales favorables para la generación fotovoltaica y eólica.
En el plano hidráulico existen proyectos que demandas grandes inversiones, como ocurrirá con Portezuelo del Viento. También están en carpeta la presa de Uspallata, que integraría un sistema del Río Mendoza con Potrerillos, pero también dependen de lograr mucho financiamiento.
Lo cierto es Mendoza siempre suele dar los primeros impulsos y luego se queda en el camino a la hora de la implementación. La provincia fue la primera en la cual se reglamentó el sistema de energía distribuida, mediante una resolución que en su momento aprobó el EPRE. Sin embargo nunca se puso en marcha el sistema hasta que sancionó una ley nacional y no hubo gran difusión del sistema a tal punto que los primeros contratos de este tipo se generaron en otras provincias.
O sea que en Mendoza ocurre algo raro. Aparecen impulsos creativos que luego se replican en otras provincias pero en nuestro caso se producen miles de demoras que terminan haciendo que seamos los últimos en implementarlas. No sabemos si es exceso burocrático, mala suerte o qué combinación extraña, pero es realmente llamativo que seamos noticia por las novedades pero luego seamos últimos en la puesta en marcha.
En los casos de las energías renovables hubo problemas por los efectos de la devaluación, que complicaron los cálculos de la inversión, pero cuando se plantearon los proyectos ya se sabía que había un importante retraso del tipo de cambio y nunca se pueden hacer sin contemplar estos datos. No obstante, el problema afectó a todos los proyectos del país y, muchos siguieron adelante y consiguieron los inversores, algo que parece no haberse conseguido en el caso mendocino.
Los proyectos de energía renovables tienen muchas ventajas. Una de ellas es que requieren menos inversiones que las tradicionales de las hidroeléctricas y de las térmicas. Además, tienen la posibilidad de ser escalables. Es decir, arrancar con una inversión básica y luego ampliarla ya sea con financiamiento o inversores asociados.
Los proyectos energéticos son muy importantes para la provincia. Tener fuentes de energía posibilita que las distribuidoras se abastezcan de mayor volumen de producción propia, con los que se evitan pérdidas por transporte. Más allá de los ingresos por regalías, implican inversiones, mano de obra especializada, proveedores especializados y calificados que pueden proyectarse a todo el país.
En síntesis, hay que revisar las formas y procedimientos porque, por lo que se ve, hay mucho desperdicio burocrático que termina paralizando o demorando proyectos de manera innecesaria. Los tiempos de la sociedad son muchos más exigentes que los de la burocracia estatal y será fundamental que alguien le ponga orden para conseguir mayor eficiencia y productividad.
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