Para mediados de siglo el uso de carbón para la generación de electricidad mundial se reducirá de 38% a 11%, ya que los costos comparativos se desplazan fuertemente a favor de la energía eólica, solar y de las baterías.
La energía eólica y solar están en camino para aumentar a casi “50 para el 50” y representar 50% de la generación mundial de electricidad en el año 2050 gracias a las reducciones abruptas de los costos y la llegada de baterías más baratas que permitirán almacenar y descargar electricidad, cumpliendo con los cambios en la oferta y la demanda.
Hoy, Bloomberg New Energy Finance (BNEF) publicó su análisis anual a largo plazo sobre el futuro del sistema eléctrico mundial, titulado New Energy Outlook (NEO) 2018. El informe de 150 páginas se basa en una investigación detallada realizada por un equipo de más de 65 analistas de todo el mundo, incluyendo el sofisticado desarrollo de sistemas de potencia país por país y de la dinámica de costos en evolución de diferentes tecnologías.
Las perspectivas de este año son las primeras en destacar el enorme impacto que la caída de los costos de las baterías tendrá en el mix de electricidad en las próximas décadas. El BNEF predice que los precios de las baterías de iones de litio, los cuales han bajado casi un 80% por megavatio-hora desde 2010, continuarán cayendo a medida que la fabricación de vehículos eléctricos se desarrolle a lo largo de la década del 2020.
Seb Henbest, director de BNEF en Europa, Medio Oriente y África y autor principal de NEO 2018, dijo: “vemos US$548.000 millones invertidos en temas de capacidad de baterías para 2050, dos tercios de eso en el nivel de la red y un tercio instalado detrás del medidor en hogares y empresas”.
“La llegada de un almacenamiento de baterías económico significará que cada vez se ve más posible ajustar la entrega de electricidad de energía eólica y solar, de modo que estas tecnologías puedan ayudar a satisfacer la demanda incluso cuando el viento no sopla y el sol no brilla. El resultado será que las energías renovables tomarán más y más parte del mercado existente de carbón, gas y energía nuclear”.
El NEO 2018 prevé una inversión global de US$11.5 billones en nueva capacidad de generación de energía entre 2018 y 2050, de los cuales US$8,4 billones se destinarán a energía eólica y solar y otros US$1,5 billones a otras tecnologías sin carbono como la hidráulica y la nuclear.
Esta inversión producirá un aumento de 17 veces en la capacidad solar fotovoltaica mundial, y un aumento de seis veces en la capacidad de energía eólica. Se pronostica que el costo nivelado de la electricidad, o LCOE[1] (siglas en inglés) de las nuevas plantas fotovoltaicas caerá un 71% más para 2050, mientras que el costo de los molinos eólicos disminuirá un 58% más. Estas dos tecnologías ya han visto reducciones de LCOE de 77% y 41% respectivamente entre 2009 y 2018.
Elena Giannakopoulou, jefe de economía energética en BNEF, dijo: “El carbón emerge como el mayor perdedor a largo plazo. Al ser vencido por el costo de la energía eólica y fotovoltaica para la generación de electricidad a granel, y las baterías y el gas por su flexibilidad, el futuro sistema eléctrico se reorganizará en torno a las energías renovables más baratas: por lo tanto, el carbón será presionado hacia un menor uso”.
El papel del gas en la mezcla de generación de energía evolucionará, con la construcción de estaciones de gas y su uso cada vez mayor para proporcionar respaldo a las energías renovables en lugar de producir la llamada electricidad de carga base o las 24 horas del día. El BNEF estima que se invertirán US$1,3 billones en nueva capacidad desde hoy y hasta 2050, casi la mitad en plantas de “pico de gas” en lugar de turbinas de ciclo combinado. Se estima que la generación a gas crecerá un 15% entre 2017 y 2050, aunque su participación en la electricidad mundial disminuirá del 21% al 15%.
Se prevé que las tendencias de quema de combustible en todo el mundo serán alarmantes a largo plazo para la industria del carbón, pero moderadamente alentadoras para el sector de extracción de gas. El NEO 2018 prevé una caída en el carbón quemado en las estaciones de energía de un 56% entre 2017 y 2050, mientras que el del gas subirá un 14%.
La perspectiva para el carbón significa que el NEO 2018 ofrece una proyección más optimista sobre las emisiones de carbono que el informe de hace un año. El BNEF ahora considera que las emisiones del sector de la electricidad aumentarán un 2% desde 2017 a un máximo en 2027, y luego caerán un 38% hasta 2050.
Sin embargo, esto todavía significaría que la electricidad no cumplirá su parte del esfuerzo para mantener los niveles mundiales de CO? por debajo de 450 partes por millón, el nivel considerado como óptimo por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático para ser consistente con limitar el aumento de las temperaturas a menos de dos grados Celsius.
Matthias Kimmel, analista de economía energética en BNEF, comentó: “incluso si clausuráramos todas las plantas de carbón del mundo para 2035, el sector de la energía seguiría por encima de un nivel adecuado para el clima, quemando demasiado gas sin tecnología de captura de carbono. Llegar a dos grados requiere una solución de eliminación de carbonos para los extremos estacionales, uno que no involucre gas sin tecnología de captura de carbono”.
El New Energy Outlook (NEO) de BNEF se basa en la evolución de la economía de las diferentes tecnologías energéticas y en las proyecciones para los fundamentos de la demanda de electricidad, como la población y el PIB. Asume que las configuraciones de políticas energéticas existentes en todo el mundo permanecen vigentes hasta su expiración programada, y que no hay medidas gubernamentales adicionales.
Entre los otros aspectos destacados del NEO 2018 se encuentran las altas tasas de penetración de energías renovables en muchos mercados (87% del suministro total de electricidad en Europa para 2050, y 55% para los EE. UU., 62% para China y 75% para India). También destaca un cambio hacia una mayor “descentralización” en algunos países como Australia, donde a mediados de siglo los consumidores de fotovoltaicas y las baterías representan 43% de toda la capacidad.
El NEO 2018 también analiza el impacto de la electrificación del transporte en cuanto a consumo. Se estima que los automóviles y autobuses eléctricos utilizarán 3,461TWh de energía a nivel mundial en 2050, lo que equivale al 9% de la demanda total. Se pronostica que alrededor de la mitad de las cargas necesarias se realizarán sobre una base “dinámica”, aprovechando los tiempos en que los precios de la electricidad son bajos debido a la alta producción de energías renovables.
Este análisis se basa en el último Electric Vehicle Outlook de BNEF, publicado el 21 de mayo, que predijo que los vehículos eléctricos representarían 28% de las ventas mundiales de automóviles nuevos para 2030 y 55% para 2040. Se espera que los autobuses eléctricos dominen su mercado de forma aún más decisiva, alcanzando 84% de participación global para 2030.