AleaSoft analiza las consecuencias para la industria electrointensiva de un precio del mercado eléctrico alto. Se analiza la influencia de la subida del precio del CO2 y los resultados de las subastas de interrumpibilidad en la competitividad de las empresas con un gran consumo eléctrico. El impuesto del 7% a la generación afecta a los productores y consumidores eléctricos y el gobierno debería suprimirlo.
En los procesos productivos de la industria electrointensiva, como su
nombre indica, se consume una gran cantidad de electricidad. Por cada
euro de producto elaborado, un porcentaje considerable del coste de
producción procede de la factura eléctrica. En este tipo de industria,
aunque se empleen medidas de eficiencia energética, el consumo eléctrico
forma parte intrínseca del proceso de producción. Las empresas de este
grupo pertenecen principalmente a los sectores de la metalurgia, la
siderurgia, la industria química y de gases.
La subida de los precios del mercado eléctrico tiene unas consecuencias
muy negativas para la industria electrointensiva. Uno de los factores
que ha influido en el aumento de precios del mercado eléctrico ocurrida
desde mediados del año 2017 ha sido el incremento ininterrumpido del
precio del CO2. El precio de los derechos de emisión de CO2 ha
experimentado una subida desde unos valores de 5 €/t en junio del 2017
hasta los 26,38 €/t al cierre de este lunes 24 de junio, tomando como
referencia los futuros de diciembre 2019. El precio de las emisiones de
CO2 se ha multiplicado por cinco en dos años.
En un informe reciente elaborado por AleaSoft se estima que en los años
2017 y 2018, por cada euro que ha subido el precio de la tonelada
emitida de CO2, el precio del mercado eléctrico se ha incrementado
aproximadamente en 0,8 €/MWh. Esto es debido a que el mercado es
marginalista y el precio de casación por lo general lo marca una
tecnología térmica que tiene en cuenta el precio de producir con gas o
carbón, es decir, teniendo en cuenta el coste del gas y del carbón más
el coste de la tonelada emitida de CO2.
Las emisiones de CO2 son la causa fundamental del calentamiento global.
Una de las principales preocupaciones de todos los estados debería ser
cómo revertir esta situación. El mercado de derechos de emisión de CO2
se creó para estimular la producción renovable, principalmente
fotovoltaica y eólica, y también para estimular el descenso del consumo
no renovable, favoreciendo el autoconsumo. Con el mercado de derechos de
emisión se penaliza la producción de cada tonelada CO2. Los países de
Europa han adquirido el compromiso de ir reduciendo las emisiones de CO2
con planes cada vez más ambiciosos para el 2030, y para el 2050 ya se
plantea una producción eléctrica totalmente libre de CO2. Se prevé que
el precio de los derechos de emisión de CO2 siga aumentando como
mecanismo de estimulación y penalización.
La industria electrointensiva se está viendo afectada por el alto precio
del mercado eléctrico. En enero, dos plantas de Alcoa han cerrado,
afectando aproximadamente al 1% de la demanda eléctrica peninsular y
cientos de puestos de trabajo están en juego.
Las subastas de interrumpibilidad que cerraron la semana pasada sitúan
la retribución anual en 196 millones de euros, un 40% menos que en el
2018. En un comunicado publicado el martes 25 de junio por la Asociación
de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), se menciona que este
hecho agrava la pérdida de competitividad de las empresas con gran
consumo eléctrico y piden medidas urgentes para resolver esta desventaja
competitiva.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en el sector eléctrico es el
impuesto del 7% a la generación que el gobierno comenzó a aplicar de
nuevo a partir del 1 de abril después de suspenderse durante seis meses.
En AleaSoft se ha calculado que este impuesto ha elevado el precio del
mercado eléctrico español un 5,5% de media, pasando a ser uno de los más
caros de Europa.
Y no sólo el impuesto del 7% a la generación, sino toda la carga fiscal
de la Ley 15/2012, con el céntimo verde a los hidrocarburos y las tasas a
la nuclear y la hidráulica, afectan tanto a los productores eléctricos
nacionales como a los consumidores. Grupos de generación eléctrica
provenientes del extranjero a los que no se les aplica esta fiscalidad
entran en la casación del mercado diario y mercados intradiarios,
desplazando a grupos españoles que están gravados con estas tasas. Todos
los consumidores se ven afectados por el alza de precios del mercado
eléctrico, pero especialmente la industria electrointensiva.
La situación de los grandes consumidores es crítica. Según los datos de
la AEGE publicados en el comunicado, relativos a las empresas que
pertenecen a la asociación, están en peligro unos 23 TWh de consumo
eléctrico anual, 20 000 millones de euros de facturación y casi 200 000
puestos de trabajo. El gobierno debe tomar medidas lo antes posible.