En el mundo de la energía eólica, la experiencia muestra que, en general, cuanto mayor, mejor. En los últimos 30 años, los aerogeneradores eólicos y sus palas más que cuadruplicaron de tamaño, pasando a entregar más energía limpia y renovable a costos menores. Con una expansión que no da señal de tregua, la industria eólica se supera nuevamente.
El fabricante de palas de turbinas LM Wind Power, perteneciente a General Electric (GE), reveló este mes la mayor pala eólica del mundo: un coloso de 107 metros de largo, el equivalente a un edificio de 33 pisos. La primera de estas enormes palas fue producida en la fábrica de LM Wind Power en Cherbourg, Francia, y pasará por pruebas antes de integrar la próxima generación de turbinas eólicas offshore Haliade-X.
El proyecto más ambicioso de GE actualmente, la Haliade-X, es la mayor y más potente turbina eólica del mundo, capaz de producir electricidad suficiente para abastecer a 16 mil residencias. La empresa invirtió US $ 400 millones hace un año y planea instalar su primer prototipo en los Países Bajos en 2019. Se espera que el producto llegue a las vías comerciales en 2021.
Invertir en el mercado de las energías renovables se convirtió en una prioridad en las operaciones de energía de GE, tras una apuesta fracasada en fuentes convencionales. En 2015, la empresa duplicó sus inversiones en combustibles fósiles a través de su brazo GE Power, desembolsando nada menos que 10 mil millones de dólares en la compra de los negocios de energía del grupo francés Alstom.
Con la inversión, GE expandió su actuación en el sector de petróleo, carbón y gas natural. No sólo esperaba encontrarse con costes decrecientes de las renovables, que acabó atrayendo el apetito del mercado en detrimento de las centrales convencionales de generación de energía.
Resultados: GE Power se ha convertido en un problema. Las acciones de la empresa perdieron dos tercios de su valor desde finales de 2016, y el brazo de negocios «fósiles» fue un gran motivo.
Si los vientos no son favorables para GE Power, los negocios de GE Renewable Energy, su división de energías renovables, van viento en popa. La empresa es una de las cuatro gigantes que lideran el mercado mundial de energía eólica, junto a la danesa Vestas, la china Goldwind y la española Siemens Gamesa.
En el año pasado, las ventas de turbinas eólicas terrestres de estas cuatro empresas, según datos del informe Global Wind Turbine Market Shares (Participación de Mercado Globales de Turbinas Eólicas), de Bloomberg New Energy Finance (BNEF), contaron con un 57% (45 GW).
GE quedó en tercer lugar con 5 GW instalados, siendo seis de cada diez turbinas comisionadas en Estados Unidos. La participación de las turbinas de la empresa en proyectos en alta mar es mucho más discreta (alrededor del 1%). Pero a juzgar por su nueva producción -la gigantesca pala para la mayor turbina eólica del mundo- es, al menos, ambiciosa.
Grosso modo, cuanto más larga a la pala, mayor el contacto con los vientos más fuertes y persistentes que quedan más altos en la atmósfera. Y cuanto mayor sea el área capturada de viento, más fuerza y ??poder rotacional, y mayor la generación de energía por la turbina.
Es un tremendo poder que entrega más energía con menos turbinas eólicas en parques marítimos. Ahora a esperar a ver lo que sus vientos van a traer a la empresa. El escenario es favorable. La demanda por tecnología offshore sigue en alza, con previsión de instalación de 40 GW de nueva capacidad de generación hasta 2025, un crecimiento anual del 15%.