Siguiendo el camino que ya realizan en varios países del mundo, las empresas petroleras iniciaron en Brasil la transición a un nuevo ciclo de inversiones en energías renovables, ya sea eólica o solar.
El movimiento se produce en un momento en el que aumenta la presión sobre las petroleras para neutralizar las emisiones de carbono a la atmósfera y en el que queda claro que cada vez más necesitarán nuevas fuentes de ingresos en el futuro, por un menor consumo de combustibles fósiles gracias al desarrollo de tecnologías, como los coches eléctricos.
Un estudio realizado por la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) indica que con la participación de las petroleras, los proyectos de energía solar y eólica pasarán a ser el 8 por ciento en 2017 en Brasil a ser el 18 por ciento en 2026, con unas inversiones previstas de 174.000 millones de reales (47.000 millones de dólares).
«Las petroleras están preocupadas con su propia sobrevivencia en el futuro. Hay la estimativa de que la demanda de petróleo comience a caer a partir del año 2040», explicó a Xinhua el director de petróleo de la EPE José Mauro, quien destacó que debido a las condiciones climáticas favorables que tiene Brasil, es uno de los destinos preferidos de las petroleras para pasarse al campo de energías renovables.
Recientemente, la estatal brasileña Petrobras firmó un acuerdo con la francesa Total para invertir en energía solar y eólica en tierra, y se encuentra en negociaciones con la noruega Equinor para invertir en proyectos de energía eólica en alta mar. Petrobras también participa de un fondo global formado por petroleras que estudian soluciones para reducir las emisiones de los gases causantes del efecto
estufa en diez años. La compañía brasileña destinará 100 millones de dólares a la iniciativa.
Para Marina Grossi, presidenta del Consejo Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sostenible, «Brasil tiene un potencial muy grande en estos sectores. El factor utilización del viento es del 36 por ciento, superando países como EUA (32 por ciento) y Alemania (20 por ciento). La energía renovable ya es una realidad para las petroleras, una nueva fuente de negocio».
A finales de diciembre, Equinor, antigua Statoil, inauguró en Ceará (noreste de Brasil) su primer proyecto solar en el mundo, con una inversión de 215 millones de dólares y una capacidad de 162 megavatios, generando energía para 170.000 familias. La compañía ya avanzó que hasta 2020, pretende destinar entre el 15 y el 20 por ciento de sus inversiones a fuentes alternativas.
Otras grandes petroleras que apuestan por las fuentes verdes en Brasil son Shell y BP. La primera creó una gerencia para invertir en proyectos solares en Brasil y desde 2017, invierte en la comercialización de la energía eléctrica, mientras que la segunda ya afirmó que considera que el país sudamericano tiene «un gran potencial» para invertir en fuentes renovables.
«La apuesta de las petroleras irá creciendo. Será una de las áreas que más recibirán inversiones en los próximos años. Además, las empresas quieren mejorar su portafolio, disminuyendo la percepción de empresas sucias», afirmó Mauro.
En este sentido, Petrobras se deshizo de casi todos sus negocios en la generación de energía limpia y biocombustibles en los últimos cinco años, aprovechando el plan de desinversiones lanzado por la empresa, y ahora pretende volver al segmento renovable pero con foco en las energías solar y eólica, con las que pretende consolidarse como una de las petroleras punteras en el sector de energías renovables.