La caída de los costes, el desarrollo tecnológico y las exigencias de reducción de emisiones disparan la demanda de las energías renovables.
La energía solar y eólica mejoran su competitividad en precio, rendimiento, flexibilidad y capacidad de integración en la red.
Las fuentes de energía renovables, en especial la energía solar y eólica, ya figuran entre las favoritas en inversiones energéticas futuras. Las exigencias de la demanda, así como la combinación de la reducción de costes y la innovación tecnológica, están propiciando que ambas fuentes de energía puedan competir con las tradicionales hasta el punto de posicionarse por delante de estas en proyecciones de inversión, según el nuevo informe global “Tendencias en Energías Renovables” elaborado por Deloitte.
“La energía solar y la eólica podrían satisfacer la creciente demanda de empresas, ciudades y mercados emergentes de manera más económica y baja en emisiones de carbono”, señala Felipe Requejo, socio responsable a nivel mundial de Power & Utilities de Deloitte.
Según recoge el estudio, hay tres tendencias que favorecen la competitividad de estas energías alternativas frente a las tradicionales.
En primer lugar, la paridad de precios y la continua reducción de sus costes derivada de la innovación tecnológica. Esta reducción se ha hecho y seguirá haciéndose de modo significativo no sólo en las tecnologías de generación, sino también en los sistemas de almacenamiento, cuya futura combinación con las energías alternativas permitirá también disponer de sistemas que consigan la paridad en eficiencia como recurso conectado a la red eléctrica. En países como China, EEUU, Alemania y otros, ya se ha alcanzado la paridad en precio para algunas de las energías renovables. En este sentido el LCOE (“levelized cost of energy”) de la eólica on-shore se ha convertido a finales del 2017 como la fuente de energía más barata con un LCOE de entre 30 y 60 dólares por MWh mientras que la solar fotovoltaica se ha convertido en la segunda con un LCOE de 43 a 53 dólares por MWh.
En segundo lugar, la continua mejora de sus capacidades de integración, que permiten a estas tecnologías disponer de la capacidad para suministrar y abastecer la red eléctrica de manera fiable y rentable. Como ejemplo, los inversores inteligentes y sistemas avanzados de control están ayudando a que estas energías puedan proveer servicios de apoyo a la gestión de red en frecuencia, tensión y gestión de cargas.
Y, en tercer lugar, la evolución de los mercados eléctricos y regulaciones que favorecen las tecnologías libres de emisiones de CO2.
Estos factores implican que tanto la energía solar como la eólica puedan competir y superar a las energías tradicionales en entornos competitivos y sin necesidad de ningún estímulo de subsidios.
En la imagen, las tres prioridades del consumidor de energía junto a las tendencias de mercado y demanda.
Rápido crecimiento de la demanda
Otro parámetro que propicia que la balanza se incline a favor de las renovables son las tendencias en la evolución de la demanda, cada vez más favorable hacia este tipo de energías alternativas.
Los consumidores buscan fuentes de energía fiables, asequibles y respetuosas con el medio ambiente. A medida que su coste disminuye, estas energías se vuelven más accesibles y su demanda crece con rapidez. Los principales mercados eólicos se encuentran en China, Estados Unidos, Alemania, India y España, mientras que los principales mercados de energía solar son China, Japón, Alemania, Estados Unidos e Italia.
En este sentido la evolución de la demanda se está concretando para los diferentes tipos de consumidores. Así, por ejemplo, las grandes corporaciones y empresas comienzan a involucrarse en la adquisición y consumo de energías renovables. De hecho, dos tercios de las compañías incluidas en el ranking “Fortune 100” han establecido objetivos relacionados con energías alternativas y lideran la compra de este tipo de fuentes de energía a escala empresarial mundial, una muestra del sólido compromiso por parte del sector privado.
Otro ejemplo, es la adopción de modelos de uso de energías alternativas “comunitarias”, de titularidad compartida, lo cual facilita el acceso por parte de los ciudadanos a este tipo de fuentes de energía, así como también reinvertir parte de los beneficios en la comunidad. Alemania es el líder mundial de energía cooperativa: alrededor de dos quintas partes de la energía renovable instalada en el país el año pasado es comunitaria.
El informe elaborado por Deloitte señala otros dos agentes clave en el aumento de la demanda de energías renovables: por un lado, el auge de las llamadas “smart cities” o ciudades inteligentes, que pretenden mejorar la calidad de vida de sus residentes favoreciendo al mismo tiempo la sostenibilidad. “La energía solar y eólica convergen en este objetivo, ya que contribuyen a la descarbonización y descontaminación mientras permiten ofrecer una movilidad eléctrica limpia, ayudando al crecimiento empresarial y económico”, argumenta Requejo.
En segundo lugar, el gran desarrollo de la demanda en mercados emergentes. Así, en 2017, los mercados emergentes acaparaban ya el 63% de la inversión global en energías renovables, ampliando la brecha de inversión en fuentes de energía alternativa con respecto a los mercados maduros hasta una cifra récord. “La implementación a gran escala de fuentes de energía renovables no es cuestión de si se logrará o no, sino de cuándo”, puntualiza Requejo.
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