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Según una reciente publicación, la gran mayoría de la electricidad de Bolivia viene de la quema de gas natural en termoeléctricas: “Aproximadamente 80% de la electricidad generada en Bolivia hoy en día viene de hidrocarburos”.
Amos Batto, norteamericano radicado en La Paz desde 2007 (maestría en Historia Latinoamericana por la Universidad de Indiana, programador de software y cofundador de proyectos lingüísticos de quechua y aymara), considera que el porcentaje de electricidad generada a partir de los hidrocarburos “ha crecido rápidamente durante la administración del MAS”.
Datos de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por su sigla en inglés), combinados con datos oficiales de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad (AE), dan cuenta que la capacidad de las termoeléctricas bolivianas ha crecido de 958,39 megavatios (MW) al final del año 2006 a aproximadamente 1999 MW al final del 2016 (aunque todavía no hay datos oficiales del Ministerio de Energía para el año pasado).
Batto advierte que en los últimos 10 años sólo se han agregado 13 MW de energía solar, 27 MW de energía eólica, 60 MW de bioenergía y 12 MW de energía hidroeléctrica: “En total, 112 MW de energía renovable fueron agradados en comparación a 1040 MW de energía sucia de combustibles fósiles”.
Desperdiciando
un potencial
La generación eléctrica por fuentes renovables en Bolivia ha crecido considerablemente menos que en el promedio de los demás países sudamericanos en la última década.
Según IRENA, la energía renovable ha crecido 4% Cada año en América del Sur entre 2007 y 2016, y 8,2% en el mundo entero. Mientras tanto, la energía renovable sólo ha crecido 1,7% por año en Bolivia durante el mismo periodo.
Y la tendencia general a nivel mundial (salvando excepciones, claro está) es la del aumento de inversiones en paneles solares fotovoltaicos y turbinas eólicas: desde el 2007, la capacidad solar mundial ha crecido 47,1% por año y la capacidad eólica ha crecido 19,5% por año.
El bajo crecimiento de las renovables en Bolivia es un desperdicio, ya que “Bolivia tiene zonas perfectas para capturar la energía del sol y viento. El Altiplano boliviano recibe entre 4,2 y 7,2 kWh de radiación solar por metro cuadrado por día, que es más radiación que casi cualquier otro lugar en el planeta. Un panel solar en La Paz, El Alto, Oruro o Uyuni generará dos veces más electricidad que el mismo panel en Alemania, que es un país donde 20% de su electricidad viene del sol”.
Además de esto, el Atlas Eólico de Bolivia elaborado por 3Tier en 2009 demuestra que existen zonas ventosas cerca de las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba, Oruro, Potosí y especialmente Santa Cruz, donde podrían ser instaladas muchas más turbinas eólicas.
“En lugar de invertir en energías renovables, Bolivia ha malgastado la gran mayoría de su inversión eléctrica en la última década en termoeléctricas ineficientes y contaminadores de gas. La administración del Ministerio de Hidrocarburos y Energía ha pensado sólo en la necesidad de aumentar la capacidad eléctrica de Bolivia en la forma más barata en el corto plazo”, afirma el norteamericano.
Transición urgente
y postergada
Usando datos de YPFB, Batto calcula que Bolivia sólo tiene 11 años más de gas y 8 años más de petróleo en sus reservas probadas, si sigue con la tasa actual de extracción. Esto significa que, en el largo plazo, muchas de las termoeléctricas instaladas en la última década tendrán que ser reemplazadas por ciclo combinado o abandonadas por la falta de gas.
Y aunque se reduzca la tasa de extracción en el futuro, “Bolivia probablemente se enfrentará una crisis energética adentro de una década y media”, agrega.
En este contexto, el experto afirma que Bolivia tiene aproximadamente 15 años para convertir su grilla eléctrica de 80% hidrocarburos a 100% energía renovable. Aunque se descubran más reservas de gas para extender el tiempo disponible para realizar esta transición energética, lo cierto es que “las inversiones actuales en la exploración e infraestructura hidrocarburífera están robando los fondos necesarios para realizar la transición”.
En efecto, el vicepresidente Álvaro García Linera en agosto de 2016 durante el IX Congreso Internacional Gas y Energía, afirmó: “Vamos a invertir 31 mil millones de dólares en el tema hidrocarburos. Los resultados esperados son descubrir 8 a 37 trillones de pies cúbicos, hoy tenemos una reserva probada de 11 trillones”.
En el mismo congreso, García Linera anunció la inversión de 370 millones de dólares en proyectos eólicos para generar 170 MW, 280 millones en energía solar para generar 176 MW y aproximadamente 700 millones en energía geotérmica para generar 105 MW, además de 70 MW de biomasa. En total, se planea invertir 1400 millones en 9 años en energías alternativas, que equivale apenas a la veintidosava parte (0,045%) del presupuesto para hidrocarburos.
Renovables o colapso
Batto propone que en lugar de un plan para instalar 515 MW de energía alternativa en 9 años, se instalen 2000 MW de estas energías para reemplazar los 2000 MW de termoeléctricas de gas y diésel que serán abandonadas por falta de combustible.
“Un plan para 100% energía renovable en 15 años no es sólo importante por razones ambientales y climáticas; es la única salida para salvar Bolivia de un colapso económico terrible cuando la explotación de gas y petróleo no sea rentable por sus altos costos o sea imposible por falta de reservas”, advierte.
ALEJANDRO ZEGADA
http://elpaisonline.com