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China y Brasil presentan un amplio potencial de cooperación en el campo de energías renovables, tales como hidroeléctrica, solar y eólica, y en el intercambio de nuevas tecnologías que pueden contribuir a la eficiencia energética.
Los dos países mantienen una Asociación Estratégica integral, con profundos lazos comerciales y económicos, y son socios además en el grupo BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
La cooperación bilateral, que incluye programas conjuntos como el CBERS (Satélite Sino-Brasileño de Recursos Terrestres), una iniciativa modelo de cooperación tecnológica Sur-Sur, podría ganar un mayor impulso en virtud del potencial en el área de energía limpia e inteligente.
De acuerdo a Amaro Olimpio Pereira Junior, profesor de Planeamiento Energético del Instituto de Posgraduación y Pesquisa en Ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Coppe/Ufrj), cada país podría aportar sus avances en tecnología para la energía limpia.
Las fuertes inversiones en energías renovables pusieron a China en la vanguardia tecnológica en el sector, con un plan a mediano plazo de establecer una «internet de la energía», una integración de la producción, transmisión, almacenamiento y consumo de energía con el mercado e internet.
«El hecho de que Brasil cuente con muchos recursos naturales favorece el sector de energías renovables. Tiene una matriz energética con presencia de fuentes renovables entre los más altos del mundo», destacó.
De acuerdo al especialista brasileño, el país obtuvo éxitos por ejemplo en el modelo adoptado para promover la energía eólica, y comienza a ganar fuerza la adopción de energía solar.
El problema que enfrenta ese tipo de energías es la intermitencia, explicó, que impide un control constante de las fuentes naturales, lo que demanda nuevos desarrollos tecnológicos.
«Ahí el desarrollo de una electrónica de potencia va a ser fundamental para controlar esa variabilidad. Cuando para de haber viento, tiene que entrar otra usina para complementar. Entonces entra la electrónica de potencia. China ha avanzado bastante en ese sentido», dijo.
«Entonces aparece esa oportunidad de colaboración. Brasil podría contribuir con el desarrollo de tecnología eólica, y China con equipamientos de electrónica de potencia. Hay mucha sinergia que se puede pensar entre los dos países», enfatizó.
Otra área en la que Brasil podría aportar su conocimiento es en plantas hidroeléctricas, lo que puede interesar a China.
«Brasil tiene dominio de tecnología de grandes hidroeléctricas y de líneas de transmisión de alta tensión y de ultraaltatensión, son cosas que interesan a China por el hecho de tener un gran potencial hidroeléctrico y dimensión continental», recordó.
China, por su parte, señaló el especialista, ha avanzado mucho en energía solar fotovoltaica, que produce a un costo mucho menor que otros países del mundo.
Las fuertes inversiones en energías renovables pusieron a China en la vanguardia tecnológica en el sector, con un plan a mediano plazo de establecer una «internet de la energía», una integración de la producción, transmisión, almacenamiento y consumo de energía con el mercado e internet.
El plan es implementado en dos etapas: hasta 2018, son realizados una serie de proyectos piloto con infraestructura digital, y de 2019 a 2025, aquellos que alcanzan la madurez serán promovidos.
Según el plan chino, el gobierno daría apoyo a usuarios de pequeña escala, como familias e individuos, intercambiando recursos energéticos a través de internet.
El programa debe redundar en un salto en la distribución de energía renovable y una reducción de las emisiones de carbono.
También el gobierno busca promover la utilización de tecnologías inteligentes para la eficiencia energética, aunque en un estudio más embrionario.
«En Brasil está comenzando a haber avances en la perspectiva de redes inteligentes. Ya fue aprobada por la Aneel (Agencia Nacional de Energía Eléctrica) la ‘tarifa blanca’. Los consumidores residenciales, en vez de pagar una tarifa igual podrían pagar tarifas diferenciadas», explicó.
Para que esa posibilidad sea llevada a la práctica serán necesarios medidores «inteligentes», pero Brasil no ha definido aún cuál sería el padrón adecuado para esos equipamientos.
«Es una cosa que está atrasada. China es una referencia en ese terreno. Esos medidores inteligentes dependen mucho de tecnología de telecomunicaciones, para monitorear a distancia el consumo de una casa», señaló.
Esos equipos permitirían, que las concesionarias de energía observaran el perfil de consumo de sus clientes y ofrecieran paquetes adecuados a cada perfil, de la misma manera que lo hacen por ejemplo las empresas de telefonía celular.
«Vamos a caminar en ese sentido de redes inteligentes, en que los consumidores inclusive pueden generar la propia energía», apuntó.
Según el profesor Pereira Junior, otro campo para la cooperación bilateral es en hacer más limpio el uso de energías no renovables.
Brasil cuenta con grandes reservas de carbón mineral que son poco explotadas o lo son utilizando tecnologías obsoletas, muy contaminantes.
El aporte tecnológico chino podría permitir que las termoeléctricas de carbón mineral en Brasil fueran mucho más eficientes.
«En carbón China es mucho más avanzada que Brasil y tiene más recursos. Por otro lado, en petróleo y gas Brasil es más avanzado. Realmente hay muchas áreas con potencial de cooperación», concluyó.