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El proyecto eólico en Terra Alta obtuvo luz verde en el 2012, y aún no ha salido a información pública. El sector urge una plan para acelerar el desarrollo de las energías renovables.
El parón eólico dura ya más de cuatro años en Catalunya. Desde que se inauguró en enero del 2013 el parque eólico de la Serra de Vilobí II, entre Tarrés i Fulleda (Les Garrigues), no se ha puesto en marcha ningún nuevo megavatio eólico. Por otra parte, el proyecto más avanzado para aprovechar la energía del viento en esta comunidad es el que promueve Gas Natural Fenosa en Terra Alta, que sufre un gran retraso. La zona de desarrollo eólico donde se ubicará fue adjudicada por la Generalitat en octubre del 2010; han transcurrido, por lo tanto, seis años y medio, y todavía no ha salido a información pública el proyecto.
El resultado es que si el ritmo de creación de energía limpia en Catalunya se mantiene en esos términos, difícilmente se podrán cumplir los objetivos marcados en Pacte Nacional per a la Transició Energètica de Catalunya, según fuentes del sector. En este Pacte Nacional se establece que en el 2050, el 100% de la energía final en Catalunya será de origen renovable y que en el 2030 el 50% de la electricidad será de fuentes limpias. ¿Será posible?
Ante el panorama poco halagüeño (por la brecha que hay entre la realidad y lo planificado), las organizaciones empresariales vinculadas a las energías renovables en Catalunya (APPA, EolicCat, Pimec, Unef…) han hecho sonar sus alarmas . Todas ellas alertan de que por este camino no será posible alcanzar las metas marcadas. Por todo ello, han hecho saber a la Administración catalana y al conjunto de las fuerzas políticas la necesidad de aprobar un plan concreto que se acelere la implantación de las energías renovables si realmente se quiere alcanzar esa meta.
Objetivos complicados
La situación actual en Catalunya se caracteriza por una fuente dependencia de la energía nuclear en el esquema de generación eléctrica (más del 54% procede de las centrales atómicas, frente a un 18% de las fuentes renovables, según datos del 2015), a lo cual se une un crecimiento de la demanda del 0,7% anual.
¿Y cómo puede remontar la situación?
Si se quiere alcanzar los objetivos del 2030 (esa meta del 50% de electricidad de origen renovable), a partir del 2019 se deberían poner en servicio anualmente 300 MW de nueva generación eólica y otros 300 MW de nueva generación fotovoltaica. En total, 3.600 MW eólicos y los otros 3.700 fotovoltaicos.
De esta manera se lograría que las renovables alcanzaran el 50% de la demanda (el resto procedería del gas natural quemado en las centrales de ciclo combinado, instalaciones de cogeneración en la industria y un único reactor nuclear aún en servicio, básicamente).
Cambios en la normativa
Jaume Morron -gerente de EolicCat- señala que para alcanzar estos objetivos en renovables será necesario introducir cambios de normas legales y modificar el mapa eólico de Catalunya (donde se establecen los puntos del territorio donde se puede aprovechar este recurso), de manera que zonas que ahora son catalogadas como incompatibles con la implantación de la energía eólica sean reevaluadas para acoger esta fuente limpia si es posible.
El documento firmado por las asociaciones empresariales añade que se debería cambiar el sistema vigente para impulsar los parques eólicos, con el fin de favorecer la existencia de instalaciones de más de 10 MW. Además, se pide cambiar el procedimiento, pues ahora sólo es posible impulsarlos mediante concursos en los que la Administración los adjudica al mejor postor así como, abrir la posibilidad a que se hagan con una “libre promoción”.
Sin primas
El parón a la energía eólica en Catalunya se ha producido porque los nuevos proyectos han dejado de ser tan rentables al eliminar el Gobierno en el 2012 las primas (retribución en la tarifa) que tenían las nuevas instalaciones de energía limpia. El resultado ha sido que toda la estrategia de la Administración catalana para implantar nuevos parques eólicos se vino abajo.
El Govern planificó la creación de siete grandes zonas de desarrollo eólico prioritario (ZDP) repartidas por toda Catalunya (769 MW y una inversión de 1200 millones euros), pero todo eso se ha quedado en casi nada.
En seis de estas ZDP, los adjudicatarios han presentado su renuncia, ya que las nuevas condiciones del sector –sin retribución a la energía eólica más allá del precio de mercado- provocó que sus proyectos no fueran viables. Así, pues, sólo sigue “viva” la zona de implantación de la Terra Alta –en Vilalba dels Arcs, La Pobla de Massaluca y Batea, que suman 90 MW–, adjudicada a Gas Natural Renovables-Alstom Wind. Este proyecto acumula sin embargo una gran retraso. “Todo está pendiente de que la Generalitat lo saque a información pública”, añaden fuentes de esta empresa.
¿Por qué ha habido tanto retraso? “No lo sabemos. Por nuestra parte, toda la documentación toda entregada”, dicen fuentes de Gas Natural.
“La tramitación de esta ZDP se inició en 2013, cuando la empresa presentó los proyectos definitivos. Desde entonces, tanto las exigencias de la Generalitat como las modificaciones de proyecto por parte del promotor han provocado que aún no se haya iniciado su proceso de información pública”, explica Joan Aregio, secretario de Empresa i Competitividad.
Lo planificado no se ha cumplido
Las renovables supusieron en 2015 poco más del 8% del total de la energía generada en Catalunya. Y para usos eléctricos, hay instalados 1.268 MW eólicos; 267.345 MW y 24 MW de solar termoeléctrica, entre las fuentes renovables. La Administración catalana admite que el grado de cumplimiento de la planificación vigente en Catalunya (el Pla d’Energia i Canvi Climàtic 2012-20120) es “muy bajo”, dice Araegio, quien lo atribuye al hecho de que “su aprobación coincidió con el cambio normativo que frenó el desarrollo de las energías renovables en Catalunya y en el resto del Estado”.
La nueva situación ha llevado al Govern a aprobar las bases del Pacte Nacional per a la Transició Energètica, “que apuesta por democratizar el modelo energético situando el ciudadano en el centro”. “Ello pasa por la generalización del autoconsumo fotovoltaico con el apoyo de baterías domésticas y la implantación del vehículo eléctrico, dos tecnologías que, junto con la digitalización de las redes, permitirán que el ciudadano pase a producir sus propia energía y a poder gestionar sus excedentes con la red”, dice Aregio. Esto ya es posible desde un punto de vista tecnológico, “pero hace falta un cambio normativo que facilite el desarrollo de este modelo en el Estado español. Este nuevo modelo hace que nos planteemos la posibilidad de alcanzar el 100% renovable en 2050, si los condicionantes técnicos lo permiten”.
Se necesita un nuevo marco legal
“Sin embargo, la experiencia nos enseña que, más que una nueva planificación, lo que hace falta es un marco regulatorio y económico que no sea limitador y restrictivo con la implantación de las energías renovables (hay más de 1.000 MW eólicos autorizados y no instalados), y un acuerdo social y territorial que permita su instalación en el territorio”, añade Aregio.
“En la parte normativa, la Generalitat está trabajando para diseñar un nuevo marco normativo que sea más ágil y que ayude a fomentar las energías renovables. En lo que respecta al acuerdo social y territorial, el Pacte Nacional es el marco para empezar a debatir y diseñar las herramientas para resolver la ecuación que supone que las instalaciones de renovables requieran de una gran ocupación de superficie en zonas determinadas del territorio”.
http://www.lavanguardia.com/natural/20170504/422224827094/paron-eolico-catalunya.html