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En el marco del Instituto de Desarrollo Costero, dependiente de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, se están elaborando proyectos vinculados al aprovechamiento energético del recurso marino costero de la región, con el objetivo de instalar y concientizar a la sociedad sobre la importancia del mismo.
El escenario nacional y el contexto internacional señalan al 2016 como un momento bisagra para la agenda medioambiental Argentina. En este contexto, la Dra. Nerina Iantanos de la Facultad de Ciencias Naturales, y el Ing. Horacio León de la Facultad de Ingeniería trabajan conjuntamente sobre este proyecto, a meses del acuerdo histórico global sobre Cambio Climático de París y del lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Un paso correcto que destacan los profesionales en esta dirección, fue avanzar en la reglamentación de la ley 27.191 sobre el régimen de fomento nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinado a la producción de energía eléctrica, aprobada en 2015 con amplio consenso parlamentario, que determina que para 2017 se debe contar con el 8% de la electricidad disponible generada por el viento, el Sol, el mar, entre otras fuentes.
Al referirse a fuentes se pretende dar cuenta de aquellas que están relacionadas a las energías renovables, las cuales virtualmente son inagotables dado que son capaces de regenerarse naturalmente.
Los sistemas de generación de energía renovable más conocidos son los eólicos (viento), de generación solar (Sol), biomasa (materia orgánica), geotérmica (calor interno de la Tierra), mareomotr?z (mareas) y la undimotriz (olas).
Cuatro alternativas que brinda el mar
Desde el Instituto sostienen que una posible clasificación del potencial marino puede ser establecida a partir de cuatro maneras. La primera es la energía de las mareas o mareomotriz, la cual se puede subclasificar en: Aprovechamiento de la energía potencial dada por la diferencia de altura entre las mareas – su funcionamiento en forma conceptual es similar a las represas o embalses; Aprovechamiento de la energía cinética, dada por el flujo y reflujo de las mareas – principio de funcionamiento similar al de los generadores eólicos.
La segunda alternativa es la energía de las olas o undimotriz. Luego, mencionan la energía térmica oceánica (OTEC) y por último, la energía de gradiente salino.
De esta clasificación los dos primeros, de acuerdo a los pocos datos con los que se cuentan, son de un alto potencial en la región patagónica. Como ocurre con las otras formas de energías renovables, la energía del mar no está distribuida uniformemente alrededor del planeta. Por ejemplo, las distribuciones globales de los niveles de potencia de las olas se muestran en la imagen, en donde las unidades están dadas en kW/m de frente de onda. (CRES 2006).
Asimismo, las mayores fuentes de energía de las olas se encuentran entre los 30 grados y los 60 grados de latitud en ambos hemisferios. Particularmente los grandes recursos se encuentran a lo largo de la costa occidental de Europa, fuera de las costas de Canadá y Estados Unidos y en la costa sur de Australia y América del Sur.
Flujo y reflujo de mareas
En referencia al aprovechamiento de las corrientes generadas por el flujo y reflujo de las mareas en zonas con accidentes costeros singulares, como por ejemplo la desembocadura de ríos, se puede mencionar, de acuerdo a distintos trabajos científicos, que una corriente de agua marina que fluye a una velocidad de 2 m/s posee por cada metro cuadrado de área perpendicular a su flujo, la misma energía que una corriente eólica de aproximadamente 20 m/s.
Esta situación se debe a que el mar posee una capacidad energética aproximadamente de 800 a 1000 veces mayor que la del aire, dado por su diferencia de densidades. El valor promedio de la densidad del mar es de 1023 kg/m3 contra 1 kg/m3 en el aire.
Las turbinas hidrocinéticas o capturadores de energía pueden generar potencias teóricas que oscilan entre 4 y 13 Kw/m2 con velocidades de flujos de agua entre los 2 y 3 m/s. Los trabajos realizados por el Servicio de Hidrografía Naval, ha determinado diferencias de altura de mareas de 5 hasta 10 o 12 metros, como ejemplos tenemos el puerto de Río Gallegos o la ría de Puerto Deseado, ambos ubicados en Santa Cruz – Argentina. Estas amplitudes de mareas permiten inferir que, en ciertos sectores del litoral patagónico, como por ejemplo en los estuarios, existen corrientes con velocidades aceptables y que es factible su aprovechamiento energético.
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