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La idea de un un país funcionando por completo con la energía proveniente del sol, el viento y el agua por muchos años se consideró ficción, pero se ha hecho realidad en las últimas semanas en países como Portugal y Uruguay.
A mediados de mayo, durante cuatro días, la nación lusa logró abastecerse por completo de energía solar, eólica e hidroeléctrica. En nuestro continente, una semana antes lo logró Uruguay durante un día al obtener el 70,53 por ciento de su energía en represas hidráulicas, el 21,13 por ciento fue generado de forma eólica, el 7,96 por ciento provino de la biomasa y el 0,39 por ciento fue energía solar.
Para abril ya Inglaterra había sorprendido al mundo con el hecho de que, durante un fin de semana, la potencia inglesa produjo más electricidad de origen solar que de combustibles fósiles para los negocios y hogares.
La revolución de estas cifras es apenas una muestra de lo que reveló un reciente informe de la Red de Política de Energías Renovables (REN21), que reúne a 500 organizaciones entre Gobiernos, grupos científicos, organizaciones no gubernamentales y universidades.
“La inversión mundial alcanzó un nuevo récord. Esto se dio a pesar de la caída de los precios de los combustibles fósiles”, concluye el informe, al agregar que por primera vez en la historia, la inversión total en energía renovable en países en desarrollo superó a la de las economías desarrolladas. Los primeros, incluyendo a China, India y Brasil, recaudaron un total de 156.000 millones de dólares, 19 por ciento más en comparación con el 2014.
El movimiento del sector es tal que durante el 2015, el empleo aumentó un 5 por ciento en el sector de la energía renovable, elevándose a 8,1 millones de puestos de trabajo, tanto indirectos como directos. Esto, según análisis de la Agencia Internacional de Agencias Renovables, significa más empleos que los que generan los sectores de gas, carbón y petróleo combinados.
Tales signos de la economía, analiza el reporte de REN21, podrían tratarse del “surgimiento de una transición energética mundial”. Ángela Cadena, investigadora de la Universidad de los Andes del Grupo de Energía, Ambiente y Economía, explica que es lógico que estas tecnologías estén penetrando en mayor medida el mercado porque son las que están en ascenso.
Incluso siguen dominando la torta energética del mundo. Para finales del año pasado, la capacidad de energía renovable tan solo era suficiente para abastecer aproximadamente el 23,7 por ciento de la electricidad mundial, en conjunto con la energía hidráulica, que proporciona alrededor del 16,6 por ciento.
Precisamente, la electricidad, como una de las partes de la matriz energética (que también incluye el transporte y los sistemas de calentamiento y enfriamiento), es el sector en el que más han crecido las renovables. “La energía eólica y la solar fotovoltaica tuvieron récords adicionales por segundo año consecutivo, representando alrededor del 77 por ciento de las nuevas instalaciones”, anota el reporte.
Los investigadores de REN21 destacaron que Bangladesh es el mayor mercado del mundo para sistemas solares domésticos , mientras que otros países en desarrollo como Kenia, Uganda y Tanzania, en África; China, India y Nepal en Asia; Brasil y Guyana en América Latina, están viviendo una “rápida expansión de sistemas renovables a pequeña escala, incluyendo minirredes de energía renovable, y así poder abastecer de electricidad a las personas que viven alejadas de la red”. (Vea nota anexa: Colombia, quedada en el camino de las renovables.)
María Alejandra González, oficial de mitigación cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza de Colombia, explica que para que estas energías sean aplicadas en el sector transporte y para calefacción o enfriamiento, falta “maduración tecnológica en la generación. Hay unas aplicaciones, sobre todo industriales, donde todavía la tecnología no nos permite utilizar las energías renovables. La oportunidad más grande está en la energía eléctrica”.
De hecho, apenas en un 8 por ciento las energías renovables abastecen los servicios de climatización en edificios e industrias; en cuanto a transporte, solo constituyen aproximadamente el 4 por ciento del combustible mundial para la movilidad terrestre.
Contra cambio climático
Entre los líderes tanto de inversión como de generación de empleo se encuentra China, el gigante asiático, donde la producción de carbón ha traído consigo fuertes crisis de contaminación del aire, pero que está triplicando su apuesta por las renovables. Para el 2009 invirtió 39.000 millones de dólares, y el año pasado desembolsó más de 100.000 millones de dólares.
La ambición de China no es despreciable si se tiene en cuenta que debido a su producción energética es el principal emisor de gases efecto invernadero, causantes del cambio climático, un fenómeno que ya se está viviendo y se caracteriza por el aumento de la temperatura y la intensificación de hechos meteorológicos como el Niño o la Niña para un país como Colombia.
Precisamente, a finales del 2015, durante la Cumbre Mundial del Clima en París (Francia), donde se firmó el primer acuerdo global contra el cambio climático, de los 189 países que presentaron sus propuestas nacionales para mitigar el problema, 147 mencionaron las energías renovables y 167 señalaron la eficiencia energética. Además, otras naciones se comprometieron a reformar los subsidios que ayudan a los combustibles fósiles.
“Al menos 173 países tenían objetivos establecidos en energía renovable, y se estima que 146 tenían políticas de apoyo a las energías renovables, ya sea a nivel nacional, estatal o provincial”, dice el informe.
Impedir que el planeta aumente más de 2 grados centígrados para finales de este siglo es uno de los motores detrás del cambio en la matriz energética del mundo, ya que uno de los principales beneficios de las renovables es que se disminuyan las emisiones de dióxido de carbono que generan las extracciones de carbón, petróleo y gas.
¿Cómo se van a incentivar las energías limpias?
A dos años de la promulgación de la Ley 1715 del 2014, que busca impulsar el sector de las energías renovables, aún el Ministerio de Ambiente no ha dado luz verde a la resolución que busca promover incentivos tributarios y disminución de los costos del IVA en este sector.
Para Ángela Cadena, docente de la Universidad de los Andes, el país se ha tardado en implementarlas, aunque hay un paso “lento, pero seguro” en este mercado. “Se debe diversificar la canasta energética del país y aprovechar todas las fuentes con las que cuenta”, anota.
Gabriel Perilla, investigador de la Universidad Javeriana en temas energéticos, aclara que si bien el desarrollo tecnológico de los paneles solares no se hace en el país, sí se pueden disminuir los aranceles para las importaciones, de modo que el ensamblaje y la distribución se pueda hacer aquí y así crear empleos en este sector.
Para María Alejandra González, oficial de mitigación cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza, otro de los temas pendientes que deja sin definir la legislación es cómo se van a hacer los desarrollos de energía alternativa en regiones con población vulnerable.
“Cómo se va a hacer la gestión de esos recursos para que el derecho de la explotación se armonice con las necesidades de las poblaciones”, anota.
Colombia, quedada en el camino de las nuevas fuentes
Mientras los países desarrollados dan pasos firmes en la carrera por entrar en el camino de las energías renovables, en Colombia aún el 70 por ciento de la energía proviene de hidroeléctricas, consideradas una fuente renovable, pero cada vez más cuestionadas por la vulnerabilidad para enfrentar sequías y por los efectos negativos sobre el represamiento de grandes ríos.
Gabriel Perilla, del grupo de investigación en Sistemas de Control, Electrónica de Potencia y Gestión de la Innovación Tecnológica, de la Universidad Javeriana, explica que no se puede depender en exclusiva de hidroeléctricas porque, como se vivió en el pasado fenómeno del Niño, el país es vulnerable a un apagón por la disminución crítica en los niveles de los ríos. En ese momento de crisis, el potencial hidroeléctrico se redujo en un 50 por ciento y el restante lo debieron suplir las térmicas, que regularmente solo aportan valores cercanos al 30 por ciento.
El Fondo Mundial para la Naturaleza sostiene que en el país solo el 0,2 por ciento de la energía de Colombia viene de fuentes renovables no convencionales, como la solar y la eólica. Proyecciones de la Unidad de Planeación Minero
Energética en el 2010 planteaban como metas que la participación de estas fuentes en la capacidad instalada del sistema interconectado del país fuera para el 2015 del 3,5 % y para el año 2020, del 6,5 %.
Para el Fondo Mundial para la Naturaleza de Colombia, “el país tiene un potencial de 29.000 megavatios (mv) solamente en energía eólica, es decir, 1.500 veces más que lo que existe en la actualidad y dos veces más que la capacidad total que tiene Colombia. Las zonas con potencial son el Caribe (20.000 mv) y los dos Santanderes (5.000 mv)”.
LAURA BETANCUR ALARCÓN Redactora de EL TIEMPO